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Cartagena. Si los dioses no se oponen y se cumple el cronograma diseñado por el alcalde Dionisio Vélez, el primer bus articulado del sistema integrado de transporte masivo, conocido como Transcaribe, empezará a rodar el 11 de noviembre de este año, casi una década después de haberse iniciado las obras viales y tras el paso de cinco gerentes.

Transcaribe es un proyecto concebido en la era del entonces presidente Álvaro Uribe para solucionar el problema de movilidad, que en esa época presentaba la ciudad y que hoy se ha multiplicado. Es un proyecto siniestrado. Estaba presupuestado para construirse en 7 meses y han pasado 9 años y aún faltan meses para verlo hecho una realidad.

Todo el jolgorio que se prepara para celebrar el fin de una especie de pesadilla urbana, que le ha costado a los cartageneros y colombianos cerca de $500.000 millones, se puede ir al traste porque algunos creen que sobre la joya de la corona, como lo son las murallas, se cierne un peligro inminente.

Resulta que el lienzo de muralla que va desde la Torre del Reloj hasta el parque de La Marina, que incluye el baluarte de San Ignacio, estaría amenazado, según algunos ingenieros y conocedores de las estructuras del patrimonio, por las vibraciones que va a generar el paso de los buses del sistema, que tienen un peso aproximado de 40 toneladas y que transitarán por la zona con un lapso de 10 a 15 minutos.

Vieja polémica

El asunto de protección de la muralla ya fue alimento de una polémica. Fue por el año 2006, cuando se iniciaba el primer, y accidentado tramo de Transcaribe, entre la India Catalina y la glorieta Santander, a la entrada de Bocagrande.

Unos decían que era necesario una protección contra las vibraciones para evitar lo peor con las murallas; otros consideraban que no lo era, por las condiciones mismas de las murallas.

Hoy, el ingeniero civil estructuralista –quien ha ganado tres premios nacionales en restauración y considerado como uno de los profesionales que más sabe de fortificaciones– Jorge Rocha dice que el lienzo de muralla de la Alcaldía se verá afectada por las vibraciones que producirán los buses. Que de eso no tiene la menor duda.

Recordó que, durante el mandato el entonces presidente Uribe, se ordenó que se construyera una barrera antivibratoria que protegiera el patrimonio. Sin embargo, asegura, no se hizo y esto hoy hace vulnerable esta zona patrimonial.

Con Rocha coincide el exdirector de la Escuela Taller Cartagena de Indias, entidad encargada de la conservación de las murallas y otros monumentos patrimoniales Germán Bustamante, quien asegura que existe un estudio que concluyó que si no se construye una pantalla protectora, 'las murallas corren peligro'.

Rocha agrega que es este lienzo de las fortificaciones uno de los que presenta condiciones más irregulares y que se ven a simple vista las fracturas que tiene, que se agravarían con el paso de los buses articulados.

Bustamante, por su parte, cuenta que en el 2013, bajo su administración, se hizo un trabajo de consolidación de juntas que ayudaron a mitigar el aspecto ruinoso que presenta esta parte de las murallas.

Enrique Chartuni, ingeniero, ex secretario de Infraestructura y ex gerente de Transcaribe, contrario a lo que aseguran Bustamante y Rocha, dice que se comprobó, después de una larga discusión, y tras unos estudios especializados, que el suelo donde están las murallas ayudaban a disipar las ondas que producirá el sistema de transporte Transcaribe.

Agrega que el material arenoso hace que las vibraciones no afecten la fortificación y que además, las condiciones de las murallas, 'que son bajitas y achatadas, contribuyen a que no haya problemas con los buses articulados'.

Otra explicación que favorece las murallas es que, debido al mal diseño del primer tramo, hubo que hacer modificaciones estructurales. Según Chartuni, esto benefició al baluarte de San Ignacio porque hubo que ampliar el andén en esta zona amurallada y quedó con un espacio de uno 5 a 8 metros, desde las murallas hasta el pavimento.

Otros conceptos

Todo lo contrario a estas tesis tiene el ingeniero Rocha. Para él justamente el problema es que las murallas son arena y piedra, y que es factible que las vibraciones le acarreen deterioros por su fragilidad.

Consultado en cuánto tiempo considera que se verían los efectos de las vibraciones de los buses, que llevarán 160 pasajeros, sentados y de pie, respondió que unos 6 meses aparecerían las primeras fracturas.

Responde el Distrito

El secretario de Infraestructura del Distrito, Mario Ramos, recordó que en 2006, cuando se dio una polémica similar, la Sociedad Colombiana de Geotecnia instaló un sismógrafo en las murallas y se hicieron pruebas con camiones cargados, con el peso igual al de los buses articulados, y, según el funcionario, 'se comprobó' que las vibraciones no eran peligrosas para las murallas.

Por ahora, el único monumento protegido contra las vibraciones de las llantas de Transcaribe es el Castillo de San Felipe. A este le construyeron una barrera anti vibratoria.

La protección, de unos 40 metros, fue construida en forma de ondas para amortiguar mejor el efecto vibratorio de los buses. La obra la dirigió el ingeniero Rocha.

Por lo pronto, amanecerá noviembre, arrancará Transcaribe y veremos qué pasará con las murallas de Cartagena, declaradas Patrimonio de la Humanidad.

El Sistema terminará costando más de $600.000 millones

El Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM), conocido como Transcaribe, tendrá una extensión de 13,4 kilómetros, partiendo desde la bomba del Amparo hasta Bocagrande.

Contará con una terminal de integración ubicada en el Amparo y 18 estaciones de transferencia hasta la glorieta Santander, a la entrada del sector turístico de Bocagrande.

El recorrido es por la Avenida Pedro de Heredia hasta la India Catalina, sigue por la Avenida Venezuela hasta la Torre del Reloj, continuando por la Avenida Blas de Lezo hasta la Glorieta Santander y finaliza en Bocagrande, a la altura del Hotel Caribe, donde entrará por la avenida San Martín y saldrá por la carrera tercera.

El Sistema consta de tres tipos de rutas: troncales, auxiliares y alimentadoras. Contará con 54 buses articulados con capacidad para 160 pasajeros; 173 padrones con 105 pasajeros; 431 busetones.

Se espera movilizar a 475.000 pasajeros por día, en una flota de 658 buses, en un periodo de implementación de tres años. Muchos, como el concejal David Múnera, no creen que esto se cumpla, de acuerdo con resultados de otros sistemas, como el Transmetro de Barranquilla.

En Cartagena hoy existen 11 empresas de transporte público colectivo de carácter afiliador, con excepción de Metrocar, que es dueña de los vehículos. Estas realizan 1.319 viajes en ambos sentidos de la Avenida Pedro de Heredia, según Transcaribe.

Actualmente hay 52 rutas urbanas autorizadas, aunque en la realidad solo funcionan 36. La ciudad registra el funcionamiento y crecimiento de sistemas de transporte informales tales como el mototaxismo (que se estima que son más de 50.000) y el taxi colectivo. El primero representa mayor peligrosidad para la integridad y la vida de sus usuarios.

El exgerente de Transcaribe José López dice que a corte de diciembre de 2014 el costo del sistema era de más de $429.878 mil millones. Y se debe hacer una inversión adicional de $231 mil millones.