El Heraldo
Los conductores de Transmecar se tomaron ambos carriles de la calle 30 a la altura de Malambo. Orlando Amador
Atlántico

Una masiva jornada de protestas y bloqueos por creciente inseguridad

Este lunes se presentaron 13 horas de bloqueo en varios sectores de Barranquilla y su área metropolitana.  Los conductores piden más garantías para ejercer su trabajo.

Estaba cantado. Desde la noche del domingo se sabía que este 1 de agosto los conductores de buses no saldrían a las calles de Barranquilla y su área metropolitana como señal de protesta por los atentados que han sufrido en los últimos 10 días.

A pesar de la incertidumbre, muchos atlanticenses salieron como de costumbre hacia las vías principales con la esperanza de encontrar la ruta de bus que les permitiera llegar a su lugar de estudio o trabajo.

Lo que muchos no esperaban era que los conductores bloquearan las vías principales durante más de trece horas, interrumpiendo la comunicación vehicular con algunos municipios del departamento y localidades del Distrito.

Las personas caminaron para conseguir en qué movilizarse. Orlando Amador

Recostada en un árbol Isabel Torres veía como poco a poco se detenían los carros hasta que finalmente no avanzó más. Quedó atrapada en medio del bloqueo que se presentó en la calle 30 a la altura del municipio de Malambo.

“Yo perdí el día de trabajo porque desde las seis estaba esperando bus y no pasó, me tocó caminar a ver si conseguía; pero, definitivamente, no se pudo. Espero que mañana (hoy) se normalice todo porque en los trabajos no entienden que uno se queda en estas situaciones y no puede hacer nada”, contó la mujer.

Como ella, miles de personas estuvieron esperando a que se habilitara al menos un carril por el que pudieran pasar. La Policía intentó mediar la situación; sin embargo, la población afectada no daba su brazo a torcer.

En ese sector se podían observar a mujeres en avanzado estado de embarazo, otras con niños en brazos y hombres con bultos de comida en el hombro tratando de conseguir una moto que los “sacara de ese trancón”.

Una mujer se desplaza con su bebé en brazos en busca de un transporte. Orlando Amador

Tal es el caso de Yerlin Centeno, quien labora en el norte de la ciudad y manifestó que el cese de actividades por parte de los conductores “nos tiene muy mal porque nosotros trabajamos del día y no puedo pagar un taxi o moto para subir hasta Buenavista, que es donde trabajo,  porque lo que me voy a ganar me lo gasto nada más en pasajes”.

En el caso de José Gutiérrez, estudiante universitario oriundo de Sitionuevo, Magdalena, y quien reside en la calle 17, manifestó que se sentía angustiado porque durante dos horas su bus no pasó.

“Este paro me ha afectado bastante porque yo no soy de aquí, no conozco mucho la ciudad y duré más de una hora esperando el bus. Los que pasaron no paraban porque iban muy llenos”, aseguró. 

Un acto de solidaridad

Cada minuto que pasaba era más tenso, lentamente la ciudad colapsaba y más empresas de buses detenían su operación. La solidaridad en el gremio fue protagonista, el dolor por la pérdida de tantos conductores se reflejaba en el rostro y gritos emitidos por quienes protestaban. Nadie los podía callar.

La Murillo, la Circunvalar y la Cordialidad estaban congestionadas de vehículos y con personas desplazándose a pie. En la calle 30, a la altura de Malambo, el panorama era similar. Decenas de ciudadanos caminaron largos trayectos hasta el aeropuerto Ernesto Cortissoz, dispuestos a no retornar hasta sus viviendas por cumplir con los deberes.

Simultáneamente, los conductores seguían pidiendo garantías, seguridad, tranquilidad para ellos y sus familias.

Flota de buses dentro de la nevada de Transmecar. Orlando Amador

Uno de ellos reiteró este pedido que, según dice, no se ha cumplido a cabalidad por parte de las autoridades.

“Queremos que a los conductores nos garanticen el derecho al trabajo seguro porque nosotros somos  personas que sostenemos una familia y no estamos dispuestos a salir para ser “carne de cañón” en un conflicto que no nos pertenece”, dijo.

Agregó que esperan poder seguir brindando un servicio a la comunidad, pero con la certeza de que sus vidas no correrán peligro.

 

Personas que se dirigían hacia el aeropuerto. Orlando Amador

“Estamos esperando qué soluciones nos van a brindar para poder reactivar el servicio del que se benefician más de 27 mil personas, porque hasta el momento el acompañamiento que nos prometieron los alcaldes y la Policía el domingo no se ha hecho efectivo”, afirmó otro conductor.

Con la fe puesta en encontrar soluciones definitivas a estos atentados los conductores levantaron el  paro. Sin embargo, aseguraron que están dispuestos a parar las veces que sean necesarias, con el fin de cuidar sus vidas y velar por la estabilidad de sus seres queridos.

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