Fue una fiesta, atípica, pero fiesta al fin y al cabo. En esta ocasión los distintos bares, estaderos y tiendas que rodean al estadio Metropolitano Roberto Meléndez lucieron vacíos debido a las recomendaciones sanitarias por la pandemia del nuevo coronavirus. El colorido que abarrota a las viviendas del sector se tornó opaco.
Los estrictos protocolos de bioseguridad y los diversos anillos de seguridad en las inmediaciones del escenario alejaron a los aficionados del ‘Coloso de la Ciudadela’, quienes optaron por celebrar la victoria de la Selección Colombia en la intimidad de sus hogares.
Edmilson Romero, uno de los pocos ciudadanos que merodeaba por la zona en la antesala del juego, afirmó que 'la pasión por el fútbol no se siente igual'. Para él, ver el ‘Metro’ vacío es algo 'doloroso'.
A pesar de lo desolados que lucían los alrededores del Roberto Meléndez, en otros sectores de la ciudad varios hinchas se reunieron para apoyar a la Selección en medio de algunas cervezas en alguno de los 30 bares autorizados por el Distrito en medio de la reactivación económica.
En este caso, la celebración fue muy distinta a las anteriores. Las aglomeraciones son historia del pasado. Los tapabocas hacen parte de la nueva normalidad de los barranquilleros. Los protocolos de bioseguridad se hacen cumplir por los acomodadores y meseros.
Así lo ratificaron Hernando González y Nelson Carreño, quienes no ocultaron su extrañeza por esta nueva normalidad: 'Las sensaciones son diferentes. Si te vas a tomar una cerveza, tienes que bajarte el tapabocas. Eso es algo a lo que no estábamos acostumbrados'.
En las primeras de cambio del partido, la angustia y preocupación se adueñaron del ambiente por la lesión de Santiago Arias. Las imágenes de la televisión nacional aguaron el clima de jolgorio y muchos se llevaron las manos a la cabeza.
A pesar del balde de agua fría que significó la salida obligada del jugador del Bayer Leverkusen, los aficionados rápidamente pudieron celebrar con los goles de Duván Zapata y el atlanticense Luis Fernando Muriel. Una seguidilla de tantos que fijó la sonrisa en todos los hinchas.
Por otro lado, los aficionados también cumplieron con su rol en materia de bioseguridad. No se movían de sus asientos, no interactuaban con otras personas que no hacen parte de su grupo. Prácticamente en cada tanto imperó la calma, atípico en el barranquillero, que siente los goles del equipo cafetero con una emoción característica.
'Es muy chévere que la Selección haya ganado en el inicio de la Eliminatoria. Eso le da felicidad a uno y le cambia un poco la monotonía por todo esto que ha generado la pandemia. Lo que sí es cierto es que en otra época la fiesta hubiera sido mucho mejor', comentó un aficionado de la Selección Colombia en uno de los bares autorizados por las autoridades locales para funcionar.
La tranquilidad que generó para la Selección los tres goles de la etapa inicial se vio reflejada en el comportamiento de las personas. El ritmo de las bebidas alcohólicas disminuyó. Los fanáticos bajaron las revoluciones. La noche seguía cayendo, el resultado estaba asegurado. Queiroz y los suyos estaban físicamente en el encuentro, pero la cabeza se trasladó a Santiago.
La Selección ganó, gustó y goleó, mientras que los barranquilleros respondieron satisfactoriamente a esta primera noche de Eliminatorias bioseguras.