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Grandes praderas y cultivos adornan muchas de las vías del Atlántico. Al recorrer los municipios del Sur es común encontrarse con decenas de hectáreas que poco a poco reverdecen tras la inundación sufrida en 2010.

Algunos campesinos del sector aseguran que, con pujanza, esfuerzo y recursos propios, luchan por mantener viva la tradición de cultivar, aunque la tierra árida ya no tenga las mismas condiciones prósperas de tiempos atrás.

Es el mismo cambio de la tierra y la dinámica económica del mercado, lo que ha hecho —según campesinos y expertos— que en el Atlántico se hayan dejado de cultivar productos como el millo, la batata, tubérculos, entre otros productos que tradicionalmente brotaban de tierras atlanticenses.

Al llegar a Santa Lucía, es usual encontrarse con abundantes cultivos de papaya y guayaba. Los mismos productos que cosechan los campesinos de Repelón, en donde además hay decenas de hectáreas de plátano y arroz.

Entretanto, en la banda oriental y del centro del departamento, frutas como el mango y la ciruela son los a los que más le apuestan a los agricultores.