El Heraldo
Mildred Correa posa en su oficina, donde lleva a cabo distintos proyectos comerciales, institucionales, residenciales y hoteleros.
John Robledo
Ambientes

El templo “disruptivo” en interiorismo y arquitectura de Mildred Correa

La barranquillera cuenta con un local de decoración de interiores, catalogado por ella como “el paraíso del diseño”.

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El hogar es para la arquitecta e interiorista Mildred Correa un lugar sagrado. En su interior —explica— se originan un sinfín de anécdotas y experiencias que recobran su valor en medio de una pandemia. Bajo esta premisa, sentada detrás de su escritorio ‘adornado’ por planos de construcción, la barranquillera asegura que la tendencia en decoración para el otro año estará arraigada a la idea de lograr espacios amplios, que tengan colores muy claros y que involucren lo artesanal y lo natural.

En su trabajo se considera una persona que no sigue las tendencias. Es adepta a los contrastes, al hecho mismo de imprimir el estilo de quien habite el lugar y a lograr espacios que puedan ser cambiados, donde los adornos lleguen a otra estancia y donde puedan entrar nuevos elementos.

Para ella el diseño debe verse como una inversión y no como un gasto. “Cada vez que se hace un interiorismo, se crean negocios y se involucran a muchas personas en el arte, en la iluminación, en los acabados, en fin, surge trabajo para todos”.

Su inspiración a la hora de hacer un diseño arquitectónico o decorar algún rincón manifiesta que surge de todo. También destaca que los viajes juegan un papel fundamental, debido a que a través de estos la mente se enriquece de nuevas ideas.

“Yo soy de las que trabajo en un proyecto como si fuera el último. Un espacio para mí es como una obra de arte. Allí una idea cobra vida y se materializa (...) Cada rincón  es reinterpretado de acuerdo a las necesidades de la gente. Uno normalmente les pregunta ¿cómo quieren vivir?, ¿qué quieren hacer de su casa? y ¿cómo desean proyectarla? A partir de las respuestas empieza el enamoramiento y el coqueteo con cada rincón, y es esta la forma para llevar el proyecto de la mejor manera”.

Inicios
Para Mildred cada vez que “se hace un interiorismo, se crean negocios y surge trabajo para todos”. John Robledo

Cuando era una niña Mildred disfrutaba descubrir el mundo creativo. Al crecer y visitar a sus amistades era común que sus oídos escucharan la petición de que fuera la encargada de remodelar los espacios de sus casas.

Esa situación constante y su gusto por el arte la llevaron a sentir una inclinación vehemente por la Arquitectura, influyendo así en su decisión de estudiar dicha carrera. Más tarde su visión profesional la llevó a viajar a Barcelona (España) a estudiar una maestría en Diseño de Interiores.

A su regreso empezó a labrar su experiencia laboral. Dio sus primeros pinitos en la firma Carvajal S.A., durante ocho años. Dice que inició haciendo diseños y proyectos en la parte comercial para “diferentes empresas y firmas importantes”. Alterno a esto le fueron surgiendo otros proyectos que la impulsaron a materializar un estudio dentro de su casa.

Hoy día, con 18 años de experiencia en el medio, cuenta con una oficina independiente, dividida en dos plantas. Allí desarrolla proyectos integrales que comprenden desde el diseño hasta los acabados y “todo aquello que requiere una vivienda”. Asegura que mientras en un día se encargan de remodelar una casa, en otro entregan un proyecto de obra civil o se encuentran comprando adornos o “acentos”. En el primer piso está El Templo, un sueño que la ‘desveló’ y la llevó a trabajar por muchos años.

“Lo pude abrir en octubre, un tiempo que fue importante para mí porque en medio de la pandemia fueron muchos los que le apostaron a remodelar los rincones de sus casas, debido a que el coronavirus llegó para transformar nuestras vidas (...) La situación actual me permitió traer algo a la ciudad que fuera útil para la gente, los arquitectos, los interioristas y para quienes buscan desarrollar proyectos en tema de iluminación (...) El Templo también está apoyado por escultores colombianos”.

Especifica que su Templo es “el paraíso del diseño, donde los elementos decorativos son los verdaderos protagonistas”. Agrega que en el lugar tienen una línea muy marcada con lo multiconceptual y ecléctico. Allí cuenta con una persona dedicada a la parte eléctrica y otra de ventas que también se encarga de facturar. En el segundo piso, su oficina, cuenta con un equipo conformado por dos personas expertas en renders, una asistente y otra de costos, personal esencial para la realización de los proyectos residenciales, comerciales e institucionales, entre otros.

“Hacer un espacio para mí es una obra de arte. Trato de cuidar los detalles, la escala, las texturas y los colores porque cada elemento juega un papel vital. Tengo una percepción creativa para saber lo que se necesita, así que me he convertido en una curadora de estilo de vida que reinterpreta los deseos de la gente y los hago realidad. En sí he entrenado el ojo para percibir los detalles que se necesitan en una casa y así mantener una línea de lujo que mezcla lo artesanal y lo nuevo”.

Dentro de su trayectoria ha materializado los proyectos del Hotel Boutique Maree, situado en Santa Marta; el diseño y la construcción del restaurante Atípico; y el lobby, los salones y el business center del Hotel Dann Carlton de Barranquilla. Adicionalmente estuvo a cargo del proyecto del Centro Comercial Vía 65, las oficinas de presidencia de la empresa Petromil, las oficinas de Indutrade, el diseño de las oficinas de Relianz, entre muchos otros más. En cuanto a sus obras en el exterior, indica que intervino en el amoblamiento de 10 unidades en Brickell City Centre (Miami-Estados Unidos), que estuvo a cargo del proyecto de vivienda para el actor Roby Checa, en México, y otro en la ciudad de Puebla (México).

En la parte residencial asegura que han sido muchos los proyectos entre Barranquilla, Bogotá y Santa Marta para personalidades como Rodolfo Anaya, Luz Karime Devis, Alcides Vargas, Carla Fernández, Jesús Ferro B y Fernando Ardila, por solo mencionar a seis.

Asegura que también ha trabajado en proyectos para la Universidad del Norte. Allí ha estado involucrada en la creación de salas de doctorado, laboratorios, oficinas, decanaturas, infosalas y aulas de clases. De momento —asegura— es la especificadora de mobiliario del edificio Julio Mario Santo Domingo de esta alma mater y se encuentra concentrada en el diseño de algunas residencias en Miami.

A propósito de su experiencia, si se le pregunta por las obras que son patrimonio en la ciudad y con frecuencia son demolidas para crear otros recintos, lo califica como una decisión “absurda”.

“En estos momentos más que nunca debemos apreciar lo que tenemos. Las obras que hoy día son patrimonio para algo fueron hechas. Yo creo que esos espacios tienen una identidad que no podemos desaparecer. Lo que sí estoy de acuerdo es con adaptarlas a cualquier tipo de proyecto, teniendo en cuenta lo que tiene”.

Dentro de sus pasatiempos está ver películas, analizar los detalles y contemplar ideas para transformar cualquier “cosa” que se le ocurra. Vive en función de ser personal houser y restyling, y de “liderar proyectos integrales”.

La arquitecta resalta que su negocio, El Templo, “es el paraíso del diseño, donde los elementos decorativos cobran gran protagonismo”. John Robledo
Respecto al crecimiento urbanístico de Barranquilla, Mildred Correa manifiesta que a pesar de ser un año complejo para muchos sectores, en junio se empezó a disparar el gremio de los constructores y las compras que “venían dormidas empezaron a despertarse”.
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