Todos los acuerdos logrados en La Habana están pensados para resolver un problema de derechos humanos. Así lo defendió Todd Howland, alto consejero para los derechos humanos de Naciones Unidas en Colombia, quien hizo parte del panel de Derechos Humanos en el marco de la Cátedra Europa de la Universidad del Norte.
En su intervención, Howland destacó positivamente el enfoque que presentan los acuerdos frente a los puntos de la agenda de diálogos.
'Esperamos que las retórica en los acuerdos lidere un cambio en razón de la política en Colombia', afirmó Howland quién además señaló que estos son los únicos acuerdos en el mundo que colocan a las víctimas en el centro del proceso, 'pero esto no debe ser solo de manera conceptual, sino que las víctimas tienen que estar en el centro de la implementación'.
La participación de las víctimas y de las comunidades que han vivido de primera mano el conflicto es el desafío principal en la implementación de los acuerdos, ya que en ellos está planteado el trabajo mancomunado con estos sectores pero volver esto algo operativo es un gran reto. 'Naciones Unidas puede ayudar a tender puentes entre el Gobierno y las Farc con las comunidades, porque ellas deben hacer parte de los procesos de reparación y verdad', dijo Howland.
Para el alto consejero de la ONU, el acuerdo de justicia transicional logrado el pasado 15 de diciembre es uno de los más ambiciosos que se han pactado en cualquier procesos, poniendo como ejemplo los casos de Etiopía, Sierra Leona o Sudáfrica, cuyos tribunales especiales o de verdad lograron un número muy bajo de sentencias y condenas, menos de 10 en cada caso.
Por el contrario, la ambición de la Justicia Transicional en Colombia es conocer por lo menos 20.000 casos, entre combatientes de Farc o agentes del estado, falsos positivos, empresarios o particulares que hayan financiado la guerra.
Oportunidades vs desafíos
El doctor, Luis Fernando Trejos, docente investigador de la Uninorte, se refirió a las oportunidades y desafíos que plantean la implementación de los acuerdos. Para Trejos, la paz traería una disminución considerable de la pobreza, una verdadera reforma agraria, garantías para el ejercicio de la controversia política y el acceso a un cambio institucional que fortalezca la democracia. Sin embargo, el principal reto es de carácter económico y corresponde a los recursos necesarios para llevar a cabo la implementación de lo pactado. Esta financiación, según Trejos, aún no es clara.