
El saboteo a la bandera de la barra ‘El Matador’ del equipo de Sucre, por parte de los hinchas del Bucaramanga, originó la trifulca en la parte oriental del Estadio Arturo Cumplido que terminó en una batalla campal con saldo de siete heridos que fueron atendidos en la Clínica Santa María de la capital sucreña.
Según Óscar Peña Gutiérrez, uno de los fanáticos, el enfrentamiento se inició al término del primer tiempo cuando un seguidor de los búcaros ultrajó 'nuestro símbolo, allí empezó todo porque nosotros queríamos hacer respetar nuestra bandera'.
Por varios minutos los fanáticos de ambos equipos se enfrentaron a piedra y otros objetos contundentes, pero la policía logró controlar la situación en la parte interior del estadio, pero luego los sucreños salieron para reiniciar la trifulca.
Allí resultó herido en la pierna izquierda un seguidor de los locales quien tuvo que ser remitido al hospital Universitario donde fue intervenido quirúrgicamente, mientras que otro de sus compañeros recibió un golpe en el ojo.
La policía tuvo que lanzar gases lacrimógenos para dispersar a los furiosos fanáticos enfrentados. Los gases se esparcieron dentro y fuera del escenario lo cual motivó al árbitro retrasar por 20 minutos el inicio del segundo tiempo que en ese momento ganaban los visitantes un gol por cero.
Varias casas aledañas al estadio ubicado en la zona sur occidental de la ciudad, recibieron daños en puertas, ventanas y techo por las piedras lanzadas entre los bandos enfrentados. La policía no reportó capturados por estos hechos.
La batalla campal se extendió a varias cuadras del barrio El Cortijo donde sus habitantes por varios minutos estuvieron sometidos al terror que les produjo los enfrentamientos y al escuchar caer piedras en los techos de sus casas.
El partido terminó 1-1. Bucaramanga se fue arriba con gol de José Largacha y Sucre empató con tanto de Johnny Angulo, de penalti.
Por Jaime Vides Feria
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