Leo con satisfacción que Colombia ya se ha clasificado para los cuartos de final de la Copa América. No vi el partido, pero dicen que la victoria contra Paraguay se debió a una gran actuación de James. Me alegro, porque su temporada en el Real Madrid fue un poco irregular. No sé si es el caso de James, pero en Europa tenemos la impresión de que los jugadores latinoamericanos siempre son capaces de dar algo más cuando visten la camiseta de su país de origen, que despierta un mayor orgullo que la defensa de los colores del club en que ‘militan’ en cada momento.
En Europa pasa algo parecido. Este viernes comienza la Eurocopa de fútbol en Francia con gran expectación. Aunque el nivel de juego de los equipos nacionales suele estar lejos de lo que ofrecen los grandes clubes en las ligas europeas, la emoción e implicación que despiertan las selecciones nacionales es infinitamente mayor. Veremos cómo gente que no sigue el día a día de las competiciones de clubes se entusiasma con los partidos de su país.
En este enorme negocio en que se ha convertido el fútbol, también se mueve mucho dinero alrededor de las selecciones nacionales. Pero hay una diferencia importante: los entrenadores tienen que conformar la plantilla con lo que hay en cada país y no pueden suplir deficiencias con fichajes millonarios de jugadores de otra nacionalidad. Así por ejemplo, Alemania podría estar tentada de buscar mejores defensas en otros lares, a España le falta algún delantero potente e Inglaterra tradicionalmente tiene problemas en la portería. Pero, a diferencia de lo que hacen muchos clubes, no vale tirar del dinero de inversores ricos.
Es cierto que los clubes de la Premier League, la Serie A, la Bundesliga o la Primera División española traspasan las fronteras porque equipos como Manchester United, Bayern de Múnich o la Juventus despiertan pasiones en todo el planeta, como nos recordó tristemente el doble atentado terrorista contra una peña de seguidores del Real Madrid en Irak hace poco. Los críticos mantienen que las selecciones suelen despertar sentimientos patrióticos rancios y hasta los más benévolos ven en el fútbol de hoy un sustituto de la guerra entre países por otras vías. Bienvenido sea.
Sin embargo, torneos como la Eurocopa, el Mundial o la Copa América también son capaces de potenciar valores positivos. En Alemania, por ejemplo, los recientes comentarios racistas del partido ultraderechista AfD contra el defensa de la selección y del Bayern Jerome Boateng, de padre ghanés, despertaron una gran ola de solidaridad y una reivindicación de la sociedad multicultural. La Eurocopa es una celebración de Europa, en un momento en que el Viejo Continente afronta su mayor crisis de identidad en décadas. Lo saben también los terroristas y, por eso, la competición en Francia se jugará con medidas de seguridad nunca vistas.
Esperemos que nadie ensucie la fiesta y que gane el mejor. Y si no fuese posible, que sea Alemania.
@thiloschafer