Un Junior de reservas inolvidable

Más que un equipo de reservas era un conjunto de jugadores talentosos. No eran profesionales, pero tenían una hinchada que no se perdía un encuentro y llenaba las graderías del estadio Romelio Martínez.

La mayoría de los futbolistas que pasaron por esta escuadra se consagraron años más tarde con el equipo profesional. Ese era el Junior de reservas, un equipo que practicaba un fútbol vistoso, agradable, pero que, sobre todo, tenía unión y supo enamorar a la afición rojiblanca.

Un día como hoy, pero del año 1982 este grupo de jugadores, que comenzaban a darse a conocer en el fútbol, se cubrieron de gloria y consiguieron un título que la mayoría de los protagonistas aún recuerdan con orgullo. El Romelio Martínez fue testigo de la hazaña conseguida. En el partido definitivo enfrentaron al Cali, el resultado final fue 1-1 y eso les bastó para alzar el título nacional del torneo de reservas.

Ya han pasado 30 años desde aquella coronación, los triunfadores siguen vigentes y son hombres de fútbol. Cuando evocan esos bellos recuerdos, la voz vibra, de inmediato aparece más de una anécdota y la emoción es relatada de la siguiente manera: “Era un equipo que jugaba muy bien al fútbol, con una característica tipo brasileño. Jugábamos de la misma manera en cualquier parte, un grupo de jugadores todos formados en las divisiones menores de Junior. El acompañamiento del público era impresionante, ese equipo que jugaba como preliminar en los partidos del equipo profesional metía al Romelio Martínez mil o dos mil personas. La gente iba temprano, nos identificaban a todos. Hubo una gran familiaridad”, afirma con nostalgia Luis Grau, capitán de aquella escuadra.

El Junior de reservas contaba con el patrocinio de EL HERALDO y era dirigido por el brasileño Othon Alberto Dacunha y también hacían parte del cuerpo técnico Heleno Gutiérrez y el argentino León Martínez, quien actuaba como preparador físico. Para conseguir el título Junior tuvo que superar en un cuadrangular, que se jugó en Barranquilla, a Millonarios, América y Deportivo Cali. “No eran partidos fáciles, los otros equipos también estaban bien armados . Recuerdo que el Cali tenía al Checho Angulo y a Willy Rodríguez, mientras que Millonarios trajo al Nano Prince”, agrega Grau.

Este torneo fue un gran experimento, fue la vitrina perfecta para jugar en el Junior grande y el roce con el equipo profesional era permanente. “Viajábamos con el equipo profesional, muchas veces nos bajábamos en el mismo hotel, es decir nos familiarizamos mucho con el equipo de arriba y eso nos sirvió para tomar ejemplo. Muchos de los que hacían parte de la nómina principal venían a jugar con nosotros”, dice Luis Grau, quien fue el encargado de recibir el trofeo de campeón.

Este equipo mantuvo un invicto de 24 fechas y la unión siempre primaba. “Nos decían el Kinder Garden de doña Adela (de Char). Todos éramos muy compenetrados, muy unidos”, recuerda Rafael Iglesias Jr., quien jugaba como puntero derecho.

Aquel 19 de diciembre de 1982, el gran héroe fue Rolando Campbell, quien convirtió el tanto rojiblanco y fue el goleador del campeonato. “Son recuerdos muy gratos, que no se borran de la mente. Tuve la fortuna de ser el goleador y anotar en ese partido definitivo”, expresa el exatacante.

Sin duda alguna hoy es un día glorioso para el Junior. El 19 de diciembre de 1982 once jóvenes guerreros le entregaron a Barranquilla un título nacional de reservas.

Por Rosember Anaya Ramírez
Twitter:@rdeportes