Un desperfecto mecánico causó un accidente en la carretera que de Ciénaga conduce a Barranquilla en el que padre e hijo resultaron muertos. El siniestro se presentó en el kilómetro 41 de la mencionada vía, 10 mil metros después del peaje de Tasajeras.
Las víctimas fueron Manuel Camargo Niño, de 42 años, topógrafo de profesión y su hijo Víctor Manuel, de 12 años, ambos oriundos de Bogotá, quienes viajaban en una camioneta Hilux de placa BYQ – 697.
De acuerdo con el informe de las autoridades competentes, al automotor se le desinfló la llanta derecha trasera lo que provocó que el conductor perdiera la dirección. El vehículo dio varias vueltas de campana, estrellándose contra un árbol plantado al costado derecho de la carretera.
El topógrafo y su hijo se dirigían a Barranquilla en caravana con otras dos camionetas, en donde se movilizaban amigos y compañeros de una misma empresa de ingenieros que al parecer venían en plan de trabajo.
Los cadáveres fueron conducidos a la morgue del hospital San Cristóbal de Ciénaga, en donde se esperaba la llegada de sus familiares para reclamarlos. Allí se encontraban los amigos quienes mantuvieron silencio absoluto acerca de los hechos. Tampoco entregaron referencias sobre las víctimas. El dolor por el nefasto suceso los tenía consternado.
Todo parece indicar que el grupo de profesionales se desplazó desde Bogotá por vía terrestre para llevar a cabo un trabajo en el Caribe colombiano. El niño que los acompañaba se habría montado en el viaje aprovechando que su padre iría solo en su camioneta. Además, el pequeño quiso aprovechar la ocasión para bañarse en el mar.
El comandante de la policía de carreteras del Magdalena, capitán Juan Manuel Suárez, hizo un llamado a quienes proyectan viajes de muchos kilómetros para que revisen sus vehículos antes de partir.
“No importa que el vehículo sea último modelo, la previsión obliga a que antes de arrancar lleve su carro a hacerle la revisión técnico mecánica del caso”, anotó.
Igualmente dijo que otro mensaje para tener en cuenta es no exceder los límites de velocidad.
Por Agustín Iguarán
