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De acuerdo con este organismo en el 2011 al rededor de un millón 200 mil compatriotas dejaron de ser pobres(3.7 % menos respecto al 2010), cerca del 80% de ellos en las zonas urbanas, y unos 674 mil salieron de la pobreza extrema (1.7 % menos que el 2010).

Lo anterior significa que en Colombia en los últimos años se están ganando batallas importantes contra la pobreza pero está lejos de ganarse la guerra pues aún se hace remota la meta del actual gobierno de sacar en el presente cuatrienio a 2,8 millones de colombianos de la pobreza extrema.

En esto se deben reconocer los esfuerzos de la administración del mandatario Juan Manuel Santos, con el apoyo de las gobernaciones y alcaldías, de mejorar esos indicadores sociales dando cumplimiento al Plan de Desarrollo en lo que respecta al fortalecimiento de los programas Familias en Acción y la denominada Red Unidos. Igualmente se tiene mucha fe en que estas cifras desciendan aún más con el anunciado Plan de las 100.000 viviendas gratis, con el programa de empleos de emergencia y de seguridad alimentaria, la capacitación para el empleo del Sena, los programas sociales del ICBF y otras importantes Fundaciones y con los aportes del fondo de compensación de las regalías.

No obstante debemos ser conscientes que no hay que cantar victoria pues, palabras más palabras menos, lo que reflejan estas cifras del Dane de la reducción del índice de pobreza del 37.2 al 34.1, es que lamentablemente aún una tercera parte de los colombianos (más de 15 millones de personas) viven en condiciones de estrechez económica que afecta esferas importantes de su existir tales como la nutrición, salud, vivienda, educación, seguridad, etc. La cuestión es aún más preocupante en las áreas rurales donde uno de cada dos habitantes es pobre.

En lo que atañe a la región Caribe las estadísticas del Dane destacan progresos pero también gigantescos aspectos por mejorar. Lo llamativo y que debe ser objeto de un profundo análisis es la real y visible desigualdad en lo que se refiere al rezago y el detrimento en calidad de vida que está presentando nuestra región, tan rica en recursos y en diversidad, comparativamente a las demás zonas del país.

Si bien existe una reducción de los niveles de pobreza en los departamentos del Caribe colombiano del 45,5% al 41,8% con respecto al año inmediatamente anterior, es de examinar que de lejos superamos la media nacional del 34,1 % al encontrarse que en la región oriental la pobreza azota al 29,2% de la población, en la región central al 30,7%, en la Costa Pacífica al 32 % y en Bogotá a apenas a un 11,9% de sus habitantes.

Es necesario pellizcarnos y seriamente preguntarnos ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué más del 40 % de nuestros habitantes poseen esa deprimente y paupérrima calidad de vida cercana a los límites de miseria? ¿Qué están haciendo o qué piensan hacer nuestros dirigentes locales, departamentales y nacionales para combatir con más fuerza esa inequidad social reflejada en los niveles de penuria cercana a la indigencia en que sobreviven quiénes en su mayoría son sus votantes en cada período electoral?

“Si estas atravesando un infierno…sigue caminando” recomendaba el estadista Winston Churchill. Si bien es de reconocer cierto avance en los departamentos del Caribe colombiano en lo que respecta a infraestructura y servicios de salud, educación, nutrición y atención integral a la población vulnerable, y se tienen grandes expectativas con la puesta en marcha del TLC, es innegable que aún faltan más cosas por hacer para combatir el flagelo de la pobreza que lamentablemente obstaculiza el progreso en las condiciones y la calidad de vida de nuestra población.