Compartir:

Dos afrodescendientes se empiezan a destacar en la ciudad. Me refiero a la secretaria de Gobierno, Josefa Cassiani, de quien escucho elogios, y recientemente la doctora Betty Yadira García Jiménez, en la gerencia de Electricaribe, nacida en Buenaventura.
***
La doctora Betty me recibió en su despacho para escucharme por razones de mi disgusto desde hace meses con la empresa. Inusual y desproporcionado un recibo por $800.000 en una casa donde viven dos personas, dos gatas, un perro y palomas.
***
Me refiero…$800.000 un mes. Electricaribe desde hace meses mantiene conmigo ese distanciamiento. Porque los recibos mensuales subían desde $400.000, $650.000 hasta los $800.000.
***
Me sorprendió la rapidez con que manejó la doctora Betty la situación. Hizo ver a una subalterna que eso no era posible lo que veía y puso de ejemplo lo que ella pagaba teniendo tres aires en su casa. Luego envió expertos para revisión.
***
Los resultados me han dejado satisfecho. Si la doctora Yadira implementa esta política abierta de hablar con los usuarios y razonar con lo que le plantean, seguramente va a tener la fortuna de lograr que Electricaribe mejore su imagen en la comunidad.
***
El profesor Ruperto Andrade inaugura nuevo cine en su palacete: En la terraza principal, para un grupo reducido. Películas no estrenadas en Colombia y de paso pasará un video de la ‘supermansión’ que entregará su Rifa Regional de Barranquilla, según Erica Volpe, que es dos veces más amplia que la anterior.
***
Si usted desea la orquesta de moda VOCES DE BILLO HOY para su boda, cumpleaños, fiesta de aniversario, reunión con amigos, etc, puede comunicarse conmigo en mi correo. Se dará el lujo de bailar con la mejor agrupación hoy día de América e Iberoamérica. En cualquier país que se encuentre.
***
Notas liliputienses: Colorado…Mitos…Peludo…Gordo plana…Menticol…Mr. Mentiras…Porky.
***
A continuación el capítulo que le dediqué en mis Memorias, Antes de que se me olvide, a Gabriel García Márquez, nuestro nobel de Literatura.

Para hablar de semejante personaje hay que tener mucho cuidado porque es supremamente quisquilloso y no hay cosa que más le moleste que utilicen los encuentros que se han tenido con él como ‘bombo’ personal. En esta última etapa de su vida, que aseguran ha perdido un poco la memoria, lo están utilizando mucho y ya él no puede hacer nada. Los encuentros que yo tuve con él fueron en su época de fama y sin duda fueron importantes, por lo menos para mí. ¡Y vaya si lo conozco de antaño!

La primera vez que me tropecé con él había llegado de México en una delegación de cine –era guionista en ese tiempo -. Le acompañaban Lola Beltrán, Rodolfo Landa, el torero Alfredo Leal, Ferrusquilla y otros. Gabo era flaco y no era tan famoso. Se le ocurrió a Pepe Molina, un periodista que ahora tiene Parkinson, organizar en el Hotel Americano (hoy Almirante Estelar) un concurso de música vallenata. Y nombró de jurado a quien esto escribe, que era muy popular en el Diario de la Costa, al dirigente deportivo Mauricio Pornoy, al empresario de artistas Walter Dennis, y como atracción del exterior, a Gabriel García Márquez.

Estuvimos viendo a los concursantes, Gabo me tocó al lado y casi al final me puso en un papel cuáles serían los ganadores para él. Tenía un compromiso y me dio su veredicto. Cuando pasan los años me lo presenta en su casa, pero ya famosísimo – recién ganado el Nobel – el pintor Obregón. Yo no le recordé que lo había conocido en el concurso vallenato, fingí que era la primera vez. Esa noche se enteró (ver capítulo Obregón) que ese encuentro había sido formalizado por una apuesta con el pintor: yo le había presentado a Julio Iglesias y él se había comprometido presentarme al Nobel. En tragos se le fue la lengua al pintor y Gabo se vio molesto: “¿De manera que esta comida fue por una apuesta?”...

Cuando nos despedimos fue muy claro al decirme:
“Te agradecería que lo que hablamos esta noche no trascienda”…

Pero, bueno, yo era joven y necesitaba mantenerme en popularidad y pensando que él no se iba a enterar ya que vivía en México, conté lo ocurrido a mis lectores del Diario de la Costa. Cuando me toca presentarle en una histórica comida a Daniel Santos que se prolongó hasta la madrugada, una vez sentados a la mesa, enseguida me dijo:

“Lo primero que te dije y lo primero que hiciste”…
¿Qué hice?...
-“Comentaste la comida con Obregón”…

En una ocasión él estaba comiendo con su esposa en un restaurante y me le acerqué para invitarlo a una comida con Cantinflas que organicé.

Fue muy claro:

“Édgar, siempre te he colaborado, pero esta vez no. Cantinflas fue mi enemigo cuando yo llegué a México. Me combatiço, me persiguiço. No es una buena persona. Allí no estaré”…

Qué se podría escribir sobre un personaje donde tantas personas dicen tener muchos contactos. Difícil…sin embargo, yo tengo algunas notas que impresionaron a su biógrafo inglés Gerald Martin hasta el punto de que incluyó algunas en la versión en español. Su esposa Mercedes fue vecina durante muchos años de mi esposa Lourdes.

Mercedes iba a su casa a leer las cartas que recibía de Gabo y a contestarlas, porque parecía que el papá de Mercedes no estaba gustoso de ese romance. Gabo le decía en las cartas ‘cocodrilo sagrado’. Lourdes me comentó que leía y escribía las cartas boca abajo en la cama de su hermano y fumaba mucho. Hace un par de años las dos hablaron largo y tendido por teléfono para recordar aquellos tiempos. Donde vivía Mercedes – cerca de mi casa – ahora hay una llantería.

Fui amigo de su padre Gabriel Eligio, a quien le decían ‘el dulce 20’ porque prestaba plata. Era campechano, con algunos resentimientos hacia su hijo. Alguna vez cuando estábamos tomando un tinto me hizo esta observación:

-“A Gabo lo exaltan mucho y a mí me ignoran totalmente y si yo no lanzo el espermatozoide ¿hubiera nacido él?”…La última entrevista que concedió su padre a un medio fue a mí, a la revista Al Día, de propiedad de Chepe de la Espriella, que dirigía mi biógrafo Óscar Castaño y en donde era columnista el hoy archifamoso Fernando Gaitán.

Con casi todos los hermanos del Nobel tuve amistad. Con sus hermanas hablé mucho en programas de televisión, lo mismo que con un primo suyo, el psiquiatra Patricio García; constantemente lo recordamos con inagotables anécdotas suministradas por ellos. Jaime, carismático, especialísima persona, cuando el lanzamiento de la biografía del inglés apenas me vio me preguntó:

-“¿Dónde están las fotografías?”…

Él se refería a un episodio nada conocido que pasó cuando enterraron a su padre, y el Nobel, él y Eligio buscaron un lugar secreto para recordarlo con unos tragos. Se fueron al ‘Niño de Oro’, famoso cabaret de Nicolás Velásquez y buscaron un reservado. Todo iba bien hasta cuando las damiselas, las que vivían en cuartos cercanos se enteraron y abrieron la puerta y se tomaron fotos con Gabo.

Él, con tragos, no se dio cuenta de que esas instantáneas podrían ser comprometedoras y salieron grotescas. Un par de años después el dueño del cabaret me llevó a su casa para que yo viera las fotos y le dije que las quemara, que eso podría perjudicar al maestro y si alguna vez alguien venía a comprárselas me llamara.

Yo fui el primero en ‘pasarme la cerca’ y en una noche de tragos en Bogotá, organizada por Óscar Castaño, uno de los contertulios – cuyo nombre me reservo – escuchó mi historia de las fotos. Se fue para Cartagena a comprárselas a Nicolás. Nicolás me llamó y yo paré la negociación. (Este periodista iba a negociar las fotos con revistas europeas, con un título infame: “Descubrimos dónde se inspiró Gabriel García Márquez para su libro El amor en los tiempos del cólera…”.)

Esas fotos andan por ahí, ya que Nicolás murió, también su esposa. Creo que las tiene un hijo que vive en Manga, un barrio de Cartagena…

Continuará mañana viernes…