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Camilo Torres Martínez, alias Fritanga, únicamente murió en el papel tal como lo indica el registro civil de defunción, pero lo cierto es que vivió casi tres años en Valledupar, y eso le hizo conocer de cerca la música vallenata, hasta el punto que años después con motivo de su matrimonio hizo contratar a varias agrupaciones de este género.

La historia es la siguiente. Todo sucedió cuando su madre al principio de la década del 90 se vino a vivir a la Capital Mundial del Vallenato y puso en el sector de la carrera 10 con 19B del barrio Gaitán, un desayunadero, donde vendía chicharrones con yuca, y cuyo kiosco lo atendían dos de sus hijos, siendo uno de ellos Camilo, el popular ‘Fritanga’, quien en ese momento contaba con aproximadamente 15 años.

De esa venta de productos fritos y de consumo rápido le nació el nombre de Fritanga que en estos días con su captura se hizo más famoso en todo el país y especialmente por el lugar donde se escenificaba el matrimonio babilónico.

La historia de la corta estadía de Fritanga en Valledupar la narró a EL HERALDO, el presentador y locutor, Wilfrido Morelos Narváez, quien era un cliente de la venta callejera y dice que el muchacho (en ese entonces) era el encargado de servir las gaseosas y además del cobro del servicio que tenía buen pedido en esa zona donde venden repuestos y arreglan vehículos.

Al respecto anota que 'esa familia vino de Medellín y se instaló en un kiosco por el barrio Gaitán donde vendían especialmente chicharrones con yuca y tenían buena clientela. En ese lugar vi a la señora y a los dos muchachos. Hace casi diez años supe de uno de los jóvenes a quien apodaban Fritanga.

Estando en Medellín acompañando a una de las agrupaciones vallenatas, a las cuales les servía de animador, un amigo me invitó el día siguiente a una casa campo y allá un señor comentó que era medio vallenato, medio antioqueño y medio chocoano. Me llamó la atención sus palabras y le pregunté sobre el por qué medio vallenato y me contó la historia de la venta de chicharrones con yuca en esta capital y su admiración por los grupos vallenatos.

Entonces recordé todo y relacioné el negocio que tenían en Valledupar, donde él era despachador y cobrador. Después no lo vi más hasta que salió por las noticias.