"A pesar de la incertidumbre de la economía venezolana, el presidente Chávez mantiene su popularidad en alto. "

Hemos seleccionado el encabezado para este artículo, parafraseando, el de un trabajo realizado por los profesores venezolanos Ricardo Hausmann (Universidad de Harvard) y Francisco Rodríguez (Universidad de Weslayan). Obra que será publicada el año en curso por Penn State University Press con el título de Venezuela before Chávez: Anatomy of Economic Collapse.

Escogimos un titulado así de sombrío, pues es el enunciado que mejor describe el desempeño económico venezolano, y no solamente en estos 14 años de experimento revolucionario, liderado por Hugo Chávez Frías, sino porque define el rumbo que tomó la economía venezolana desde finales de los años setenta, cuando el presidente era Carlos Andrés Pérez, fallecido recientemente y olvidado por muchos en Venezuela y América Latina.

Analizar la economía venezolana es un verdadero acertijo, pues no se concibe y es difícil explicar cómo un país rebosante de recursos naturales y con las reservas de petróleo más grandes del planeta se ha empobrecido y su moneda, que lleva el nombre del Libertador, perdió el antiguo esplendor y valor que por decenios fue orgullo de los venezolanos.

Para tal propósito y con el fin de facilitarle al lector el entendimiento, optamos por efectuar un análisis más bien sincrónico, segmentando las reflexiones en tres planos diversos, que se entrecruzan y que son: la imprecisión de las estadísticas oficiales venezolanas, el largo plazo y la coyuntura actual.

Estadísticas imprecisas impiden analizar la situación real del país

Sin estadísticas transparentes y confiables es imposible examinar la evolución de la economía o en general de la sociedad. Vivimos en un mundo donde cada acto humano desemboca en números.
En los últimos cuatro años las estadísticas oficiales producidas por el Banco Central, Instituto Nacional de Estadísticas y Ministerio Para el Poder Popular de Planificación y Finanzas, entre otros entes oficiales, muestran graves discrepancias y continuamente son revisadas y actualizadas sin ninguna explicación coherente. Pongamos algunos ejemplos que pueden rápidamente aclarar nuestra afirmación.

El Banco Central indica que la deuda externa es de 102 mil millones de dólares, pero el Ministerio de Información y Comunicación asevera que la deuda externa e interna, dato oficial, es 86 mil millones de dólares. Estimaciones privadas, que incluyen las deudas de la estatal petrolera PDVSA y con China, ubican la deuda externa en 160 mil millones de dólares.

De acuerdo con la versión oficial, la reducción de la pobreza en Venezuela es la más exitosa de América Latina, gracias a las Misiones Sociales. Sin embargo, los indicadores del Banco Mundial muestran otra historia.

Entre el 2005 y el 2011 la disminución de la pobreza en Venezuela fue de 43,7% a 31,9%, en Perú de 55,6% a 27,8% y en Uruguay de 29,2% a 13,7%. Después de todo, las Misiones Sociales no son tan efectivas para disminuir la pobreza, pero sí lo son como maquinaria clientelar para capturar el consenso popular y ganar elecciones.

Presentemos otro ejemplo: la Gran Misión Vivienda Venezuela, así se denomina el programa social que batió record de producción de habitaciones en el 2012. Se terminaron y entregaron 200.080 viviendas en doce meses, de las casi 400 mil en construcción, cumpliéndose la meta en un 100%, de acuerdo con el coordinador nacional del Órgano Superior de la Vivienda, Rafael Ramírez.
Esta cifra es, además, la más elevada de construcción de unidades habitacionales (públicas y privadas) en los últimos 14 años.

Asombrosamente, según, el Banco Central, el sector construcción redujo su nómina en 37.182 personas en el mismo lapso. ¿Cómo se explica este resultado? Venezuela inventó una nueva tecnología ahorradora de mano de obra en la construcción de casas, o el número de casas entregadas es ilusorio.

Como estos ejemplos, seleccionados por su simplicidad, pudiéramos citar docenas de discordancias en las cifras oficiales relacionadas con la producción de petróleo y bienes agrícolas, industrias básicas del acero y aluminio, tasa de crecimiento del PIB, coeficiente de Gini, etc., que ameritarían un libro.

Se estancó el crecimiento

La economía venezolana no ingresa en una estación de declive en este último decenio y medio, como muchos analistas mal intencionados e improvisados, en Venezuela, alegan. Todo lo contrario, el PIB per cápita creció en promedio del 2% interanual. No es un crecimiento exorbitante si se piensa que solamente por exportaciones petroleras el país recibió durante esos años 675.026 millones de dólares.

Por cierto, en medio del auge de los precios del petróleo, entre 1999 y el 2012, el bolívar se devaluó de 570 Bs. a 6.300 bolívares por dólar (bolívares de los de antes con los tres ceros, que fueron eliminados al crear el bolívar fuerte) y en el mercado negro el dólar se cotiza en 20.000 bolívares. Para que el lector comprenda, un peso colombiano equivale a 12 bolívares de los viejos. El crecimiento del ingreso real por habitante de Colombia, con muchos menos recursos, en el mismo periodo, fue de 2,2%.

La realidad es que desde 1977, cuando el PIB per cápita de Venezuela alcanzó 9.5261—4 dólares de 1990—, el más alto en aquel momento de la región y superior al español, la riqueza no crece. El PIB per cápita del 2012, si los datos oficiales son ciertos, es de 8.967,08 dólares de 1990. Venezuela es un país económicamente estancado desde hace tres décadas. Y lo peor es que la sociedad venezolana no percibe cabalmente este entorno dramático.

¿Por qué el país se estancó? La respuesta es larga y compleja, pero pueden proponerse algunas razones: una cultura rentista divorciada de la ética del trabajo, políticas económicas populistas siempre más radicales y estatizantes, la masiva fuga de capitales que superó los 140 mil millones de dólares, solamente, en los últimos 14 años y el éxodo del país del capital humano, muchos de origen europeo, desde principios de los años ochenta, a raíz de la devaluación de la moneda el fatídico viernes negro de 1983.

¿Camino a una recesión?

La coyuntura económica que enfrenta hoy Venezuela no es nueva, si se enmarca en el largo plazo. El 2012 fue un año electoral y el gasto fiscal se elevó a 51% del PIB; la media de América Latina es de 30%. Esto produjo un déficit fiscal de entre 15 y 18 puntos del PIB y el Gobierno Bolivariano no encontró quien le prestara un dólar; hasta los chinos se negaron.

El barril de petróleo a 100 dólares, sencillamente, es insuficiente para costear el creciente gasto del gobierno y se recurrió entonces a la tradicional devaluación para cubrir el déficit del sector público. Concomitantemente al gasto fiscal desbordado, y financiado, en parte, con emisión de dinero inorgánico, la inflación se catapultó a 3,5% en diciembre del 2011 y 3,3% en enero del 2012.

En el 2013 el resultado será, probablemente, una recesión. Este es un ritornelo que se repite cíclicamente desde hace tres décadas, pero los venezolanos lo aprecian siempre como una circunstancia excepcional, cuando en realidad es la norma de su desenvolvimiento económico y social desde hace ya mucho tiempo.

Por Giuseppe De Corso
Profesor del IEEC de Uninorte. *La opinión del profesor no compromete la posición de Uninorte.

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.