El Heraldo
Pedro Segrera, asesor del archivo, manipula los libros de la Notaría Primera con registros de 1787. José Puentes
Magdalena

El moho y el olvido acaban con el Archivo Histórico del Magdalena

Los documentos que reposan en sus estantes son considerados de “gran valor” por expertos, pero muy poco se ha hecho para preservarlos.

Resistiéndose al saqueo, el comején, la humedad y hasta al desconocimiento de gobernantes que lo calificaron como “un arrume de papeles viejos”, el Archivo Histórico del Magdalena Grande sigue vigente, pero urgido de ayuda.

​Ubicado en el segundo piso del antiguo Hospital San Juan de Dios –a donde llegó en 2012 por iniciativa del exvicepresidente de la República e historiador Gustavo Bell, quien tras estudiar su contenido ha dicho que es el “más rico y completo de nuestra región”– está compuesto por 1.600 metros lineales de documentos de importante valor histórico que datan de 1787 a 1985 y contiene, aproximadamente, 4 millones de documentos.

En sus legajos se retratan los personajes y actos administrativos que hicieron parte del devenir histórico de la región y reposan certificaciones de las Notarías Primera (1787 a 1967) y Segunda (1817 a 1980).

También hay archivos generados entre 1821 y 1985 por el Gobierno Federal y la Gobernación, que en ese entonces comprendía los departamentos de Magdalena, Cesar, La Guajira, Norte de Santander, incluso, el hoy Estado Zulia (Venezuela). Además, guarda en sus anaqueles notificaciones de compra y venta de esclavos.

Sin embargo, tristemente ha sido mutilada y fragmentada una gran parte de la documentación allí depositada, como también ha sido objeto de decisiones descabelladas tomadas por autoridades civiles, como la quema de los archivos de la Alcaldía en la década de los 40 y la venta por kilos de otros valiosos documentos, en los años 80.

En la hemeroteca están los libros del periódico El Estado. Datan de 1930.

El diagnóstico

En 2015 el Ministerio de Cultura evidenció que el acervo documental de este archivo se encontraba en un total riesgo de pérdida.

​Expertos que lo visitaron identificaron un “alto grado de deterioro” por suciedad, oxidación de tintas y soportes, al igual que por hongos e insectos, pero también daños de tipo físico causados por las deficientes condiciones de almacenamiento y manipulación.

Natasha Eslava Vélez, subdirectora de Gestión del Patrimonio Cultural, dijo, en ese entonces, que así como estaba, y sigue estando, “impide en alto porcentaje el normal acceso y la consulta para los ciudadanos e investigadores”.

“Por lo menos el 90 por ciento de los folios tienen algún grado de deterioro que debe ser controlado de manera oportuna, porque de seguir en esa situación, se  calcula que en 10 años se puede haber perdido el 50 por ciento de la documentación”, anotó.

​Calculó que la atención integral podría superar los 10.000 millones de pesos, tarea que comprende procesos de limpieza; desinfección en masa y puntual; restauración de documentos; realmacenamiento en cajas y carpetas; reempaste y refuerzo de empaste para 1.300 tomos de notarías y otros del archivo administrativo; levantamiento de inventario y digitalización de información.

Recientemente, el Mincultura financió, a través de un contrato suscrito con el Archivo General de la Nación, la restauración de 40.000 folios (99 tomos) de la Notaría Primera y algunas actividades de desinfección de espacios, con un costo de 450 millones de pesos. Como valor agregado al contrato se adelantó la digitalización de esos documentos.

Preocupación de todos

La recuperación del archivo no solo es la respuesta de quienes, como el Ministerio de Cultura, lo miran con afán, sino de la Gobernación del Magdalena y de historiadores del Caribe que, consultados por EL HERALDO, coinciden en que “su preservación es importante para la memoria de la Nación”.

“Su acervo documental es quizás el más importante y voluminoso del Caribe colombiano”, aseguró el historiador Wilfredo Padilla.

“El estado en que se encuentra paulatinamente lo llevará a una fase en la cual será imposible su rescate, pues el tiempo y las pésimas climáticas y locativas podrían deteriorarlo de forma irreversible”, comentó Arturo Bermúdez, presidente de la Academia de Historia del Magdalena.

​Matilde Maestre, directora de Cultura del Magdalena, aseguró que una prioridad de la gobernadora Rosa Cotes es el archivo e indicó que debido al deterioro “estamos haciendo esfuerzos nacionales e internacionales para lograr su recuperación”. Y el asesor del archivo Pedro Segrera dijo que “es invaluable, pero tal parece que hasta ahora es que empieza a tener dolientes”.

​Justamente Enzo Ariza, secretario del Ministerio de Cultura, invitó a la mandataria y al equipo de trabajo a que considere necesario visitar las instalaciones del Archivo General de la Nación en Bogotá para que observe los procesos de conservación y conozca el acervo que se custodia.

Un proyecto de recuperación elaborado conjuntamente entre el Banco de la República y la Universidad del Magdalena, –según el Mincultura– “serviría de punto de partida para cualquier iniciativa futura”.

Es tal su importancia que desde el Archivo General se adelantan las gestiones para declararlo Bien de Interés Cultural, de ahí que el secretario general del Mincultura asegurara que “es de vital importancia adelantar las acciones para lograr este objetivo y llevar a cabo su recuperación”.

Hay tesoros documentales, pero entristece su deterioro: Bell

En 2011 en Santa Marta durante el ‘Coloquio sobre el estado actual del Archivo Histórico del Magdalena Grande: desafíos y retos para su conservación’, ante historiadores, autoridades magdalenenses y nacionales, el exvicepresidente Gustavo Bell, hoy embajador en Cuba, expresó que no dejaba de ser paradójico que siendo este archivo “el más valioso del Caribe colombiano”, en los últimos 40 años hubiese afrontado diferentes “vicisitudes” y “calamidades” por el olvido al que lo habían sometido.

“Lo he consultado –dijo Bell en ese entonces– en múltiples ocasiones y siempre me produce una sensación particular: me emociona encontrar tesoros documentales de nuestra historia caribeña y colombiana, pero así mismo me entristece ver el estado de deterioro de tales documentos. Por este camino, no tendremos archivo en un par de años, o por lo menos no será posible la consulta. Así, la peste del olvido que se propagó entre la gente de Macondo podría volverse una triste realidad. Mi llamado es a que salvemos al Archivo Histórico del Magdalena Grande de la desidia y de los hongos, de los malos manejos y del moho”.

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