EFE"El 18 de abril pasado se reunieron en el Ministerio de Defensa, el saliente general Gustavo Matamoros (derecha), el almirante Édgar Cely, el presidente Juan M. Santos y el ministro de Defensa, Rodrigo Rivera.El malestar por el llamado a calificar servicios al general Gustavo Matamoros Camacho, quien hasta el pasado jueves comandó el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares se siente a todo nivel: desde exgenerales, mandos del Ejército como en la misma tropa.
Era, según quienes interactuaron con él, cercano a todos, cualquier día podía dormir en la misma zona o comer las raciones de alimentos destinadas para los soldados, pero sobre todo, un militar cien por ciento operativo.
Mensajes de cadena por Blackberry, variedad de correos electrónicos, opiniones a través de las redes sociales y en los medios de comunicación, son una muestra de la polémica que produjo la decisión adoptada por el Gobierno Nacional: unos en contra, otros apoyándola.
El quid del asunto no solo pasa por las rencillas históricas entre Ejército y Armada, sino que va más allá hasta el punto que se rumora que hubo zancadillas institucionales que llegaron a afectar el rendimiento de las Fuerzas Militares.
Apenas se conoció la determinación, el senador Juan Manuel Galán anunció que propondrá citar al ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, para que explique las razones pues solo se había limitado a decir que era un procedimiento discrecional del Gobierno.
Así pasó. En su blog (sitio en internet), los miembros del Centro Colombiano de Pensamiento Político Militar afirmaron que se trata de un duro golpe para el Ejército cuando prácticamente todo el país empezaba el descanso de la Semana Santa, incluso el mismo Matamoros estaba en Santa Marta -donde permanecía hasta ayer-, cuando recibió la noticia.
La decisión del Gobierno habría estado precedida por una llamada del almirante Édgar Cely, comandante general de las Fuerzas Militares, quien le habría solicitado a Matamoros “pedir la baja”, a lo que este se negó rotundamente.
“Lo cierto -dice el Centro de Pensamiento Militar-, es que el General Matamoros había presentado varias diferencias con el Comandante General sobre temas conceptuales y de fondo, relacionados con el fuero militar, la Justicia Penal Militar, el fuero carcelario, los comandos conjuntos, compras de equipamiento militar y otros temas de alta importancia estratégica, particularmente para el Ejercito, por ser la Fuerza que está afrontando en un 90% los más duros embates de sus enemigos. Indudablemente Matamoros se convirtió en la piedra en el zapato, por oponerse a la política de apaciguamiento y total abnegación ante los desafueros cometidos contra el Ejército en los últimos años”.
Lo cierto es que la llegada de Cely al Comando General despertó incomodidades en el Ejército, institución que siempre ha considerado que debe ser la que lidere las Fuerzas Militares por tener la mayor cantidad de hombres (220 mil) y la que más aporta en la lucha contra los actores violentos.
Un militar en retiro opinó que los “celos operacionales” que existen entre estas entidades, de los que -dijo- no escapa la Policía, han llevado a que cada uno oculte información de sus respectivas secciones de inteligencia, en detrimento de los logros que sus aportes puedan representarle al país.
El tema se hizo evidente con la llegada al cargo que hoy ocupa Cely, del también almirante Holdan Delgado durante la presidencia de Ernesto Samper, aunque no generó las dificultades actuales. A Delgado lo sucedió el general Harold Bedoya.
Fue el presidente Juan Manuel Santos, cuando estaba al frente del Ministerio de Defensa, quien empezó a promover el acercamiento y la unión entre las instituciones hacia el propósito de acabar con la guerrilla; de hecho, hubo buenos resultados, pero por lo que hoy se ve las fracturas parecen ser más profundas.
Hasta ayer, el general Matamoros aprovechaba para pasear por Santa Marta. Seguía alojado en la Primera División del Ejército, preparando el pronunciamiento público que tiene previsto para el próximo lunes.
Histórico progenitor
El general Gustavo Matamoros Camacho asumió el Comando Conjunto -segunda posición en el mando de las Fuerzas Militares-, tras volver de China donde prestó sus servicios como agregado militar. Entre otros cargos en los que estuvo en el Ejército se incluye también la comandancia de la Brigada 13, con sede en Cundinamarca.
Es hijo del destacado general Gustavo Matamoros D’Costa, fallecido a causa de una enfermedad en 1984, y cuyo paso por las fuerzas armadas fue reconocido a nivel nacional; se considera que uno de sus principales logros fue la humanización de la disciplina castrense. Fue ministro de Defensa. Como homenaje a su labor, las Fuerzas Militares y el Ministerio de Defensa crearon en 1986 la Corporación Matamoros con el ánimo de reforzar la atención a soldados y policías lesionados en combate, entidad que hoy es de carácter privado.
¿Quién es Luis F. Paredes?
Entre otras posiciones durante su carrera militar iniciada hace 35 años, el nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, general Luis Felipe Paredes Cadena, estuvo un tiempo en Barranquilla en la comandancia de la Segunda Brigada del Ejército.
Según la página web del Ejército Nacional, Paredes también se ha desempeñado como Inspector General del Ejército, Comandante de la Primera División, en Santa Marta; Comandante de la Brigada Contra el Narcotráfico, en Caquetá; miembro de la Junta Interamericana de Defensa en Washington; Jefe de Estado Mayor de la Fuerza de Tarea Conjunta del Sur, en Caquetá, Director de la Escuela de Ingenieros Militares, en Bogotá; Comandante del Batallón Antonio Baraya, en Cundinamarca y Comandante del Batallón Bejarano Muñoz, en Amazonas.
Hacía siete meses estaba en la dirección de la Escuela Superior de Guerra.
Por Redacción de País
