Los menores fueron sacados de la casa, para protegerlos.Desde las 9 de la mañana de ayer, y a lo largo de unas tres horas, los residentes de una vivienda en el barrio El Valle, de Barranquilla y algunos de sus vecinos, trataron de impedir el cumplimiento de la desalojo de la casa.
Nelys Orozco, madre de nueve hijos y en estado de embarazo, roció gasolina en el piso del pequeño inmueble hecho de tablas y localizado en la calle 68C con carrera 15. “Si tumban un ladrillo de mi casa yo me prendo con todo”, decía entre lágrimas la mujer, quien además bloqueó la entrada atravesando una vieja nevera para evitar que la Policía ingresara y la sacara. En la zona había gente lanzando piedras a los miembros de la fuerza pública.
La diligencia fue apoyada por personal del Esmad y Policía de Infancia y adolescencia en atención a que en la humilde propiedad, dividida en tres apartamentos, habitaban 21 menores de edad. Los agentes procedieron a sacarlos.
Entre tanto, Nelys, de 36 años, permanecía encerrada amenazando con prenderle fuego a la casa, mientras que al otro extremo su hermana Susana también se resistía a salir, indicando estar dispuesta a hacer estallar una pipeta de gas propano si intentaban sacarla.
El desalojo fue ordenado luego de que la familia perdiera un pleito con un vecino, que data de hace seis años. Esta persona aportó documentos que certifican que le compró la propiedad, por cuatro millones de pesos, a Diana Rosa Orozco, hermana de Daniel Orozco, el padre de Nelys y Susana.
“Cuando mi abuelo compró la casa se la dejó a mi papá. En ese momento existía era una promesa de venta, luego una tía, de forma arbitraria, vendió la casa y ahí empezó el problema”, relató Susana, quien al tiempo aseguró que el procedimiento hizo con papeles falsos.
Finalmente, Nelys accedió a salir, y la familia acordó con el vecino dividir la propiedad en dos y este accedió a dejarle la mitad a sus antiguos propietarios.
Por Diana Ospino Parra
