Barranquilla se contagió ayer con la emoción por la final del Mundial de Brasil 2014, disputada entre Alemania y Argentina, compromiso en el que la selección europea salió victoriosa.
Nativos de ambos países, residentes o visitantes de la capital del Atlántico, vivieron la transmisión del partido en diferentes sectores de la ciudad.
Desde su habitación en el hotel Dann Carlton, Thorsten Lührs, un alemán de 52 años que por estos días visitaba La Arenosa con su esposa, sufrió cada momento del encuentro entre el combinado de su país y el argentino.
'Cuando Alemania marcó, me emocioné y en cuanto acabó el partido abrí la nevera y agarré una botella, no sabía qué era exactamente, pero lucía como licor y me tomé un trago para celebrar', narró el empresario, residente en Panamá, de donde es su compañera sentimental Vanessa Lührs.
Thorsten no bajó al bar del hotel sino hasta cuando finalizó el compromiso, en sus palabras, 'por respeto', teniendo en cuenta que la sala estaba llena de hinchas albicelestes.
Tras el triunfo, cuando el lugar estaba vacío, Thorsten y Vanessa eran los únicos ocupantes del recinto, donde festejaron tomando vodka.
En diálogo telefónico, Catherine, hija de la pareja, relató detalles del ambiente en la ciudad de Múnich, donde reside.
'Acá es una locura. Muchos creen que los alemanes son fríos y poco expresivos, pero la gente se volcó a las calles, está bailando, tomando mucha cerveza', indicó la joven de 21 años, estudiante de negocios internacionales en el país europeo.
Desilusión para los gauchos. En el restaurante ‘Che Boludo’, alrededor de 200 personas, entre argentinos y aficionados nacionales de la albiceleste, se congregaron para apoyar a la selección de Lionel Messi.
Gustavo Quiroga, un administrador de empresas argentino, residente en Barranquilla desde hace 20 años, se mostró animado durante todo el compromiso.
'Vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos, a ganar, que esta barra quilombera, no te deja, no te deja de alentar', cantaba a viva voz el gaucho de 43 años.
Durante el receso previo a los 30 minutos de alargue, Gustavo manifestó su convicción de que su equipo podía ganar.
'Ha sido un partido bastante difícil y cerrado, pero tengo la confianza de que podemos llevarnos la Copa', aseveró.
No obstante, la desilusión llegó con el gol en el minuto 113 del compromiso y se apoderó del establecimiento, ubicado en la carrera 46 con calle 82.
Visiblemente afectado por la derrota, Carlos Marchesi, un joven argentino de 26 años, aseguró que si bien estaba triste por el segundo lugar, para él, la selección de sus amores 'la dio toda hasta el último minuto'.

Sergio Piana y Carlos Marchesi se mostraron afectados por la pérdida del equipo gaucho.
'Los jugadores entregaron en la cancha todo lo que tenían, el fútbol es así, el que hace gol gana y desafortunadamente no fuimos nosotros', expresó Carlos, que trabaja como chef desde hace un año en la capital atlanticense.
A su lado, su amigo Sergio Piana no pudo contener las lágrimas de dolor por el resultado.
En el recinto también estaba Paul Rogish, un joven estadounidense de 18 años, de padre alemán y madre barranquillera, quien se declaró complacido por la actuación del equipo germano, del cual es hincha desde pequeño.