El Heraldo
Teniente coronel Néstor Maestre Ponce, detenido.
Judicial

Red de narcos empleaba al menos a siete policías

Cuatro de los uniformados, incluido un “general Patiño”, se encuentran en libertad.

Los dueños de los 6.910 kilos de cocaína incautados el 8 de abril pasado en la Sociedad Portuaria Regional de Cartagena tenían bajo su servicio a no menos de siete policías, entre oficiales y suboficiales.

Las llamadas interceptadas, grabaciones de audio, los chats encriptados y videos en poder de la Fiscalía evidencian que los únicos uniformados permeados por los narcotraficantes no serían el teniente coronel Néstor Enrique Maestre Ponce, exjefe Antinarcóticos de la Regional 8 de la Policía; y los patrulleros Emiro Molina Urzola y Julián Diaz Lozano, analistas de contenedores en el terminal marítimo.

EL HERALDO reveló en su edición de ayer pormenores de las pesquisas, cuyo pilar fue la labor de un oficial que se convirtió en agente encubierto, después de que la banda le ofreció $2.000 millones para que ayudara a que el contenedor con la droga burlara los controles y no fuera sometido a inspección física ni escáner.

La operación involucra, según los indicios, al teniente coronel Maestre con la coordinación del envío del alcaloide hasta Alemania. Igualmente revela que un expolicía apodado Pichi o Mascancán era el enlace directo de la banda con los funcionarios; y que, en diálogos previos a la llegada del alijo a la Sociedad Portuaria, se menciona que “el general Patiño recibió $3.000 millones” por su colaboración.

En cajas como esta, con el logo de la comercializadora C.L.R. Globales Ltda, fueron halladas las panelas de cocaína.

Mayores implicados

En las tramas montadas por la red de narcos con la ayuda de servidores del Estado no habrían participado solo los uniformados mencionados, ni implicaría  solamente ‘negocios’ en el Puerto de Cartagena.

Los elementos probatorios salpican a un general, dos mayores de Barranquilla y Valledupar, y a otro miembro de la sala de análisis del puerto. 

Así se evidencia en más de un diálogo entre el teniente coronel Maestre y Pichi y con el infiltrado, aun cuando la Fiscalía advirtió en las audiencias realizadas el viernes 31 de octubre y el martes 4 y el miércoles 5 de noviembre que la mención de “un general Patiño” pudo ser una estrategia de los narcos para ganar la confianza del oficial encubierto.

En una de las conversaciones personales grabadas con un reloj cámara y un encendedor con micrófono, Pichi –un expolicía– asegura al agente que “la organización tenía vinculados” a varios funcionarios policiales. Entre esos, “un mayor Medina que trabaja en Valledupar”, que es la ciudad donde nació hace 44 años Maestre Ponce.

En el mismo diálogo, sostenido el 1 de abril dentro de un Mazda 3 blanco, en el kilómetro 84 de la vía Santa Marta – Barranquilla, el emisario de los mafiosos le dice al oficial que “la Empresa” no solo “ha trabajado” en Cartagena. También lo ha hecho en Santa Marta y Barranquilla, y que en la capital del Atlántico tienen a “un mayor”.

En esta casa, en la Ciudadela, fue detenido Álvarez.

Y el 8 de abril, día del decomiso, el infiltrado se reúne con el patrullero Diaz Lozano en un muelle de la Sociedad Portuaria. El testigo finge su preocupación por la presencia de agentes de la DEA y la Embajada Británica en el terminal, y su molestia porque el analista no le había informado del movimiento del contenedor para que no fuera inspeccionado con detalle. Es entonces cuando surge el nombre de otro analista.

Agente: Si hubieran dicho, habría sido más fácil hacerla.
Diaz: Que hizo este chino qué día.
A: ¿Quién?
Diaz: Espejero, se desapareció el contenedor y nunca llegó a Bogotá.

Este diario intentó comunicarse con el general Rodolfo Palomino, director de la Policía, para preguntar qué investigaciones internas realiza la institución para confirmar o no las informaciones conocidas en esta investigación. Empero, un asistente informó que “llega esta noche de Mónaco (Francia), donde asistió al Encuentro Internacional de la Interpol”.

C.L.R Globales Lda. tenía su sede en un pequeño local.

Empresa reactivada

En la estrategia de la red para sacar droga a Europa, era imprescindible el rol de la Comercializadora Internacional C.L.R. Globales Limitada, cuyo supuesto gerente, Miguel Mariano Álvarez Sánchez, es uno de los ocho detenidos junto con Maestre y los dos suboficiales analistas.

El método delictivo de traficantes, como los involucrados en este caso, es buscar “empresas quebradas, usadas, en desuso, para reactivarlas”, explicó el fiscal. De esta forma apareció Globales, creada en 2006 y que con el tiempo cambió varias veces de socios, cuyos nombres son omitidos porque la Fiscalía aclaró que no están involucrados con los actos ilícitos.

La investigación estableció que Álvarez, un técnico de arquitectura de computadoras nacido en Córdoba y detenido en el barrio Ciudadela 20 de Julio en Barranquilla, fue nombrado representante legal con la falsificación de documentos y firmas.

La supuesta reunión extraordinaria que definió la gerencia del capturado se realizó a las 8:30 de la mañana del 10 de mayo de 2013, en las oficinas de la comercializadora –carrera 52 # 70-204– y quedó consignada en un acta “falsa” de Cámara de Comercio, afirmó el delegado del ente acusador.

Sus firmantes “manifestaron que esas no son sus firmas, que no han hecho esa designación de gerente a Álvarez”, agregó.

Otra anomalía detectada fue que el objeto social declarado en la creación de la empresa no concordaba con los productos con los que se pretendió camuflar la cocaína: trocitos de piña en almíbar: comercializar, a nivel nacional e internacional, textiles, calzado, computadores y partes, artículos de cuero (...) y todos aquellos autorizados por las autoridades aduaneras.

“En ninguna parte está el de comercializar productos alimenticios, sin que eso de ‘todos los productos autorizados’ signifique que todo cabe”, añadió el fiscal.

Más grave aun resultó que Globales había sido constituida con un capital de $100 millones, pero realizó compras de más de $800 millones en las frutas. Por esas razones fue perfilada por Antinarcóticos, la DEA y el Puerto para una revisión total, pero dichas alertas fueron desatendidas “adrede” por los patrulleros Molina y Diaz, concluyó la Fiscalía.

La cocaína fue quemada

En la audiencia ante el juez 16 penal municipal, el Fiscal dio a conocer que los 6.910 kilos de cocaína decomisados en el Puerto de Cartagena fueron quemados en un municipio del departamento de Bolívar. “No es cierto que el coronel Maestre iba a devolver la droga a los dueños”. 

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