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De izquierda a derecha: Eduardo Pinto Viloria; una perturbada Dayana Jassir De la Hoz (centro) sale el 4 de mayo de la vivienda donde horas antes había sido asesinado su esposo, en el barrio Cevillar. Archivo EL HERALDO
Judicial

Los cabos sueltos en el homicidio del exdirector de Medicina Legal

El testimonio de uno de los confesos asesinos siembra dudas sobre la viuda de Eduardo Pinto. Otro detenido le advirtió, en la sala de audiencia, que puede “terminar enredada”.

El relato de Jesús Gutiérrez Arrieta, alias Chucho, dio certezas a la Fiscalía de cómo se planeó y ejecutó el homicidio del exdirector regional de Medicina Legal, Eduardo Pinto Viloria, pero también deja interrogantes de si todos los implicados en el crimen fueron capturados o tienen orden de arresto vigente.

Los cabos sueltos no solo se posan sobre cuál fue el motivo para que Johan Beltrán Ulloque, chofer de confianza de la víctima y de su esposa, Dayana Jassir De la Hoz, contactara a Chucho para que cometiera el crimen, a cambio de $3 millones. Tampoco termina de encajar, por ejemplo, que el detenido hiciera afirmaciones como que ella “ya sabía”.

Además de las dudas sembradas por ese testimonio, hubo episodios que llamaron la atención el viernes, durante la audiencia de imputación de cargos contra Gutiérrez, Beltrán y el otro detenido, Miguel González Reales, en la sala 15 del Centro de Servicios Judiciales.

El crimen ocurrió la madrugada del 4 de mayo anterior, en el segundo piso de la casa donde vivía con su familia, en la calle 48 No. 18-71,  barrio Cevillar, en el suroriente de Barranquilla.

Pruebas

Gutiérrez, Beltrán y González fueron capturados el jueves por agentes de la Dijín en diferentes sectores de la ciudad, en horas de la madrugada. Ese mismo día en la mañana fueron llevados a la URI de la Fiscalía, en el Centro, y fue allí donde alias Chucho “de manera voluntaria” entregó su declaración.

Lo hizo “en aras de colaborar con la justicia y de beneficiarse con un preacuerdo”, explicó el fiscal 26 de la URI, Carlos Newball Rodríguez, durante su intervención ante el juzgado penal municipal ambulante contra bandas criminales.

La audiencia de imputación de cargos terminó con la decisión de los sospechosos de aceptar que son responsables de los delitos de concierto para delinquir, homicidio agravado, hurto calificado agravado y porte ilegal de armas.

“A mi detenido se le presentaron pruebas que indican muchas cosas que lo comprometen seriamente”, dijo Ricardo Camacho González, abogado de Beltrán Ulloque.

En la investigación de la Dijín y el CTI se estableció que Beltrán coordinó el plan criminal: contactó a Chucho para que Pinto fuese asesinado, ofreció el pago de $3 millones, aunque al final canceló $2 millones 900 mil por la muerte, e inventó la coartada de un hurto dentro de la casa de la víctima.

Beltrán aprovechó para su cometido el hecho de que conocía los movimientos y la rutina del director regional de Medicina Legal. Chucho sostuvo incluso que fue él quien le dio una fotografía de Pinto para que le hiciera seguimientos y le mostró la residencia que este habitaba con su esposa e hijo.


De izquierda a derecha: Jesús Gutiérrez Arrieta, alias Chucho; Johan Beltrán Ulloque, chofer de los Pinto y Miguel González Reales, alias Migue, taxista.

Los vacíos

Las dudas surgen, justamente, por el relato que Jesús Gutiérrez, alias Chucho, hace sobre los minutos previos al homicidio, registrado alrededor de las 3:40 de la madrugada.

Al analizar los registros de llamadas entrantes y salientes de los celulares de Beltrán y Chucho, y por la ubicación satelital de las señales, las autoridades determinaron que el chofer llamó a las 3:12 a.m. a Dayana Jassir para informarle que se dirigía a su casa para llevarla a La Guajira.

Beltrán, no obstante, mantuvo desde las 2:28 a.m. contacto telefónico con Chucho. Luego de recoger a la esposa de Pinto Viloria, llamó a las 3:17 a Miguel González, conductor del taxi en el que se movilizaban Chucho y Ñeco, quien no ha sido capturado.

Las comunicaciones continuaron en presencia de la mujer. Al respecto, Chucho dijo: “Aclaro que la esposa del muerto escuchó todas las conversaciones, que fueron muy claras, entre el señor Enrique (Beltrán) y mi persona, que fueron unas 15 o 20 llamadas”.

De acuerdo con esa aseveración, Jassir escuchó entonces cuando Beltrán le informó a Chucho que ya la transportaba a ella, que le preguntaba por dónde iban y qué ruta debía tomar él para que los interceptaran. “Le dije que tome la Cordialidad; me dice que si lo podíamos interceptar en la vía, le contesto que claro, que eso es lo que podemos hacer”, recordó Gutiérrez.


El automovil Kia ‘Stylus’, de placas IRY-418, en el que Johan Beltrán movilizaba a Pinto y su familia.

¿No sospechó?

Más inquietante resulta que el confeso homicida señalara que, al verlos ingresar a él y Ñeco al Kía, la mujer no mostró “ninguna inconformidad”, lo cual está lejos de la versión inicial que ella entregó el 4 de mayo, según informó la Policía:

“En momentos en que la esposa del fallecido sale con destino a La Guajira en un vehículo que ella contrata; luego de varios minutos de recorrido, es interceptada por dos sujetos que se movilizaban en un vehículo de transporte público, quienes la regresan a su residencia. Según ella manifiesta, por un requerimiento de un supuesto dinero que ellos debían tener”.

Chucho añade seguidamente que “llegando a la vivienda (Jassir) manifiesta que si estamos seguros de lo que vamos a hacer, respondiéndole que no tenía de qué preocuparse, que ella ya sabía; me pide el celular, que cómo va a llamar al esposo, que yo ya se lo había quitado. Y llama al muerto, manifestándole: amor, se me quedaron unos papeles, ábreme”.

¿A qué se refiere Gutiérrez con que la esposa de Pinto “ya sabía” y que le preguntó si estaban seguros de lo que iban a hacer? ¿Es cierto que la mujer presenció los diálogos telefónicos con Beltrán, sin sospechar siquiera del plan criminal puesto en marcha? Son algunas de las dudas por resolver.

No menos confuso es que, luego, Gutiérrez o Chucho añadió: “Es de aclarar que nunca recibí una llamada de ella, ni un encuentro ni nada, cuando la interceptamos estaba tranquila, la reacción fue fresca. Yo hasta me pregunté si ella sabía, pero al fin no dije nada”.

Extraño mensaje

En medio del receso que el juez concedió el viernes en la audiencia, posterior a que el fiscal leyera la declaración de Chucho, Beltrán se giró a su izquierda desde el banquillo de los imputados, y dijo dos frases que aumentaron la tensión que ya se sentía por el descarnado relato.

Dirigiendo su mirada hacia donde estaba sentado un familiar de Pinto, Beltrán aseguró: “Yo aquí soy una víctima más”. Después miró a Jassir y le advirtió: “Vas a ver que hasta tú vas a terminar enredada. ¿O no escuchaste lo que acaban de decir?”.

Tanto el allegado del exfuncionario asesinado al que el imputado habló, como la viuda, guardaron silencio.

Después de allanarse a cargos, los otros dos investigados pidieron perdón a la mamá de Pinto. “No sé qué decirles; la verdad, le pido disculpas por eso, todo lo dejo a la voluntad de Dios, que se haga la voluntad de Él”, manifestó González.

“Buenos días, soy Jesús Antonio Gutiérrez Arrieta, el asesino de su hijo, de verdad de corazón le pido perdón (rompe en llanto)… Sé del dolor tan grande que tiene en su corazón, yo tengo un hermano fallecido…”,  expresó alias Chucho.

Beltrán, sin embargo, no lo hizo. “¿No vas a hablar?”, le preguntó la mamá de la víctima. “No tengo nada de qué pedir perdón”, respondió.

Un detalle no menor en esta lista de cabos sueltos, sospechas e interrogantes había corrido por cuenta del comando de la Policía Metropolitana, tras las capturas de Gutiérrez, González y Beltrán.

En declaraciones a los medios, el general Gonzalo Londoño Portela advirtió el jueves que con las aprehensiones “se van a develar otras hipótesis” del crimen. “Vamos a saber todavía muchas más cosas”.

Quedamos igual

Una vez finalizó la audiencia y se anunció su aplazamiento para mañana lunes, afuera de la sala los familiares de Pinto Viloria confrontaron al fiscal y al abogado del chofer, en busca de respuestas a las preguntas surgidas por el interrogatorio a Chucho.

“Ahora quedamos prácticamente igual porque no sabemos por qué pagó”, “que diga quién más está detrás de todo esto”, fueron algunas de las expresiones. Entre los expectantes se encontraba la madre de Pinto, quien al igual que otras mujeres presentes no escondía el llanto y la zozobra que sembraron las declaraciones de Jesús Gutiérrez.

Cuarta audiencia concentrada

Para mañana lunes fue programada la cuarta de las audiencias concentradas contra los capturados  Johan Beltrán Ulloque, Jesús Gutiérrez Arrieta y Miguel González Reales, luego de que el jueves se llevaran a cabo las diligencias de control posterior a los allanamientos y de legalización de las capturas, y el viernes se cumpliera con la imputación de cargos.

En esta cuarta diligencia, el fiscal 26 de la URI, Carlos Newball Rodríguez, solicitará al juzgado penal municipal ambulante contra bandas criminales que imponga medidas de aseguramiento en centro carcelario a los tres detenidos, por la cantidad de delitos y el riesgo que representan estando en libertad. El despacho fijó las 8 a.m. como hora de inicio de la audiencia.

Posible pena de 19 años

Ricardo Camacho González, abogado de Johan Beltrán Ulloque, explicó el viernes después de la audiencia el preacuerdo al que llegaron los detenidos y la Fiscalía.

“Como estamos en una justicia rogada y que se puede negociar, nosotros llegamos a un arreglo para imponer una pena de 460 meses (38 años y 4 meses), pero como no fueron capturados en flagrancia, se pactó en dicha audiencia de formulación de imputación que, como quiera que se allanaron a cargos, se les respete la rebaja del 50% de la pena, que serían 230 meses (19 años y 2 meses) , que equivale a una pena inferior a 20 años”.

Camacho agregó que no se trata de que “estemos en un sistema donde se estén rifando las penas, sino que la misma ley permite que se hagan esos descuentos y esa clase de negociaciones”.

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