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Como se venía previendo en los círculos políticos y partidistas, el presidente Juan Manuel Santos tomó la decisión de comunicar al país la designación de Germán Vargas Lleras como su fórmula vicepresidencial.

Dadas las dificultades que el presidente ha tenido en las encuestas en términos de favorabilidad ciudadana, era predecible que se inclinara finalmente por un liderazgo que, en las mismas encuestas, ha mostrado un mejor comportamiento. Según los entendidos, habría varios mensajes en la escogencia de Vargas Lleras. Uno muy explícito, y expresado por el mismo ungido, es que, en el caso de que gane Santos, la Vicepresidencia será muy activa, protagónica, con metas y resultados verificables, a la medida de un ‘peso pesado’ de la política. Sería, pues, una Vicepresidencia diferente a las anteriores, tradicionalmente ornamentales.

Vargas Lleras viene precedido de la fama de haber puesto en marcha el programa de las 100 mil viviendas gratis, aunque los expertos discuten la calidad de la arquitectura de esas soluciones de interés prioritario y la del urbanismo expresado en el espacio público. Aún así, al exministro bogotano se le reconocen méritos de funcionario eficiente.

Otro mensaje es que Vargas Lleras, por encarnar una postura dura frente a la guerrilla y ser un tanto renuente a la opción negociada del conflicto, generaría más tranquilidad en los sectores a los que llega el discurso del centro-derecha y en los segmentos del estamento militar que a regañadientes aceptan los diálogos de La Habana, e incluso se cree que el presidente les estaría indicando a las Farc que si no negocian con él tendrían que vérselas más adelante con Vargas Lleras, hoy su principal socio político y posible sucesor presidencial.

La fórmula de Santos es químicamente bogotana. Si Santos logra la reelección y Vargas Lleras llega a ser presidente en un hipotético período de 6 años –de eliminarse la reelección como quieren ambos dirigentes–, estaríamos frente a 14 años de predominio de la elite santafereña en el poder presidencial.

El presidente, atendiendo los dictados del realismo político, no consideró ni siquiera la posibilidad de adoptar como fórmula a un ciudadano de alguna de las regiones del país. La Costa solamente ha tenido ese privilegio cuando Andrés Pastrana Arango escogió al historiador y ex gobernador del Atlántico Gustavo Bell Lemus.

Vargas Lleras es un curtido político cuya influencia en el gobierno de Santos ha sido muy notable. Es el jefe natural de un partido con cierto arraigo electoral como Cambio Radical. Nieto del expresidente Carlos Lleras Restrepo, hizo su ingreso a la política como asistente personal de Luis Carlos Galán Sarmiento, el jefe del Nuevo Liberalismo y ex candidato presidencial, asesinado por Pablo Escobar.

La designación de Vargas Lleras se produjo pese a las resistencias que despierta su nombre en las filas del Partido de La U y del liberalismo, dos de los socios de la llamada Unidad Nacional, alianza que Santos conformó desde los inicios de su mandato para darle una plataforma de respaldo político a su administración. Pero, aunque algunos de los jefes políticos afectos al presidente estén en desacuerdo, todo parece indicar que acatarán la decisión del presidente. Al final, el pragmatismo suele imponerse en la política.