La crisis energética no es una realidad nueva para los usuarios de la Región Caribe, tanto industriales como residenciales. La mejor prueba de su conocimiento de la situación es que han tenido que sufrir por años los estragos de un deficiente servicio, marcado por interrupciones y fallas sorpresivas. Además, por la falta de preparación de la empresa prestadora vienen asumiendo desde el año pasado incrementos tarifarios adicionales a los decretados por el Ministerio de Minas, los cuales pueden tomarse como medida de su compromiso en la búsqueda de una solución.

Por eso sorprende que la funcionaria encargada de la cartera, María Lorena Gutiérrez, reclame de la Costa “un esfuerzo mayor” en el ahorro de energía para evitar un apagón.

La gestión pública de un estado moderno debe trascender los sesgos regionalistas. Para este caso, el llamado ante los posibles racionamientos debería invocar la solidaridad de todos por igual, sin connotar que hay unos más responsables que otros. Hacer entrever que a los costeños les atañe una responsabilidad superior abre la puerta a esa muy desafortunada interpretación, y ahonda divisiones que no le vienen bien al país en momentos en que debe estar más unido.

Lo cierto es que esto no debería estar pasando, esta obligación de ahorro a contrarreloj. Y queda muy mal salir ahora a poner en entredicho a los usuarios de una parte del país.

Las palabras de la ministra (e) son un síntoma de desconocimiento del mercado que, por designación del presidente Santos, pasó a manejar transitoriamente tras la salida de Tomás González. Es de esperar que los niveles de consumo sean más altos en la Región por las condiciones que impone una mayor temperatura. De hecho, el calor se viene recrudeciendo. En Valledupar acaba de llegar a los 39 grados.

El funcionamiento de un establecimiento de comercio allí tiene otras exigencias energéticas, muy diferentes a las de un local en una calle en el altiplano cundiboyacense. Pero ambos tienen todo el derecho de seguir funcionando.

Pedirles a los vallenatos que apaguen sus aires acondicionados o desconecten neveras, por la falta de previsión del Estado y la lenta capacidad de reacción ante las señales de fragilidad que arrojaba el sistema energético, se desborda del principio de ‘cruzada’ por el ahorro e invade los terrenos de la injusticia.

Por eso el concepto de “derroche” es equívoco, según expertos. No es justo medir por igual el promedio de consumo de una casa donde solo viven tres personas, a una en la que cohabitan hasta tres familias, como sucede en la realidad de muchos hogares en las zonas más vulnerables de la Costa.

Por supuesto, es innegable la necesidad de acoger la invitación a hacer un uso más razonable de la energía, y los usuarios costeños ya han empezado a trabajar en este sentido. Dirigentes empresariales y políticos se han mostrado en favor de adelantar la jornada para ahorrar consumo, y han anunciado otras estrategias. Muchas organizaciones se han sumado motu proprio a la campaña ‘Apagar paga’ lanzada por Santos.

Sería conveniente que la ministra (e), más bien, ayudara a aclarar con mayor precisión cómo funcionarán los estímulos anunciados. La resolución de la Creg que oficializa las medidas ha dejado muchas dudas entre expertos del sector. Aunque inicialmente se dijo que los hogares recibirían un incentivo por cada peso que ahorren frente al consumo promedio, lo que quedó establecido apunta a que dicho incentivo solo será completo siempre y cuando la Región también cumpla la meta de ahorro.

No hay que olvidar por qué estamos aquí, ni el historial de la Creg en la Costa. Es la misma comisión que preparó una resolución que planteaba incrementos inusitados en el precio del gas para el Caribe, revelada en su momento por EL HERALDO, y que se constituyó en una de las alertas más tempranas sobre el desabastecimiento.

Un antecedente claro de que no solo El Niño y la sequía tienen al país al borde de un apagón, sino que deficiencias humanas en gestión –que habrá de investigar Gutiérrez o el nuevo ministro en propiedad– están pasando factura. La mejor prueba es la salida de su antecesor.