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Los empleos en los que se observa mayoría de mujeres son aquellos donde prevalecen imaginarios culturales. Archivo
Economía

Equidad de género podría aumentar el PIB mundial hasta un 26% en 10 años

El PIB mundial crecería 26%, a 2025, si las mujeres tuvieran las mismas condiciones en el trabajo que los hombres.

El próximo martes 8 de marzo se conmemora por 41° vez el día de la mujer o de la mujer trabajadora. Sin duda, hoy las mujeres son un recurso cada vez más importante en el mercado laboral. Por ejemplo, en América Latina y el Caribe (ALC), la fuerza de trabajo promedio está conformada en un 42% por mujeres (ver infografía).

Pese a esta cifra positiva, las mujeres aún están representadas de forma insuficiente, especialmente en el nivel corporativo. La desigualdad de género todavía es un desafío económico fundamental. Miremos las cifras en Colombia: la tasa de desempleo de las mujeres (11%) es superior a la de los hombres (6,4%); y 51% están ocupadas bajo la informalidad. Además, a pesar de trabajar en promedio 10,8 horas más que los hombres, ganan cerca de 21% menos.

Según estudios efectuados en países de la OCDE y en algunos no miembros, una reducción de la disparidad entre la participación de mujeres y hombres en la fuerza laboral produce un crecimiento económico más rápido. Si las mujeres, que representan la mitad de la población en edad de trabajar, no alcanzan su pleno potencial económico, la economía mundial se verá afectada.

De acuerdo con un informe de McKinsey Global Institute (MGI), si durante los próximos diez años los países se esfuerzan en mejorar la participación de las mujeres en el trabajo, el avance hacia la igualdad puede agregar $12 billones de dólares para el crecimiento mundial. Los países de América Latina, por ejemplo, tendrían como objetivo lograr tasas anuales de aumento de 1,9 puntos porcentuales, mientras que los de Oriente y el sudeste asiático deben mejorar a una tasa de 1,1 puntos porcentuales al año.

En un escenario “potencial” donde las mujeres se empoderen y desempeñen un papel idéntico al de los hombres en los mercados de trabajo, se podrían tener incrementos de US$28 billones, o 26% del PIB mundial anual a 2025; más o menos equivalente al tamaño combinado de economías como Estados Unidos y China.

Para Sandra Rodríguez, directora del departamento de Economía de Uninorte, esto sucede porque el proceso de empoderamiento femenino va desde generar las condiciones para que la mujer pueda “hacer las cosas”, “sentirse capaz de hacerlas”, y ser valoradas y “reconocidas”.

Igualdad en las empresas
Un estudio reciente del Banco Interamericano de Desarrollo reveló que las mujeres aún no suelen ocupar los peldaños más altos dentro de las empresas. De hecho, están poco representadas en Latinoamérica: en promedio, entre 8,5% y 9,2% de los cargos ejecutivos en empresas lo ocupan mujeres; y solo el 4,2% en cargos como CEOs. Curiosamente, estos números son muy comparables con Estados Unidos, donde un 9% de los miembros de la junta son mujeres, 12% de los ejecutivos y 4,2% CEOs.

En algunas económicas la situación es más matizada, y se han logrado avances en la igualdad. Varios países de la región tienen cifras comparativamente altas de mujeres en todos los puestos de dirección, pero Jamaica, Colombia y Santa Lucía son los únicos tres, de 128 encuestados, que cuentan con una población de mujeres superior a la de los hombres.

Se mantiene el sesgo
Si bien los nuevos ejecutivos progresistas saben que la igualdad de género se debe promover, aún es difícil de lograr. Para el MGI, varios factores están involucrados, pero la principal razón es el sesgo inconsciente. Es decir, las brechas de percepción también son un obstáculo, y menos hombres que mujeres reconocen los desafíos que enfrentan las mujeres empleadas en el trabajo.

Según el estudio, solo el 58% de los hombres se percata del reducido número de mujeres en cargos gerenciales, frente a un 93% de las mujeres. Asimismo, tampoco son conscientes de las dificultades que enfrentan las mujeres cabeza de familia, los cuidados del hogar y demás tareas que desempeñan diariamente.

Para Rodríguez, los empleos en los cuales se observa mayoritariamente la participación femenina responden más a barreras invisibles asociadas a lo que culturalmente se consideran oficios femeninos y masculinos. “En esta perspectiva la posibilidad de escalar hacia cargos directivos o gerenciales no responde solo a los niveles de formación de la mujer, sino a la cultura organizacional de las empresas”, agrega.

July Samira Fajardo, coordinadora del Área de Investigación de la Corporación Humanas Colombia, dice que “aun cuando hombres y mujeres tengan el mismo perfil para cargos de dirección y toma de decisión, las empresas suelen otorgar esos cargos a hombres, porque se considera que tienen mayor autoridad y generan mayor confiabilidad; patrón cultural que impide a las mujeres avanzar, y  se ha denominado techo de cristal”.

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