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Cuando pensamos en Canadá, generalmente se nos viene a la mente aquel país frío y distante al norte de nuestro Continente. Un país que si bien es cierto ocupa el segundo lugar en extensión, solo llega al puesto 35 en población con un número aproximado de 35 millones de habitantes a nivel mundial.

Sin embargo, Canadá es un país que a partir del 15 de agosto del presente año, nos abre las puertas a través del TLC, brindándonos un destino más para identificar nichos de mercados para las exportaciones del país y de la Región Caribe.

A partir de este momento, también en Colombia los diferentes grupos empresariales están identificando oportunidades comerciales que les ofrece Canadá para importar insumos a un menor costo (debido a las preferencias arancelarias que ahora les ofrece el TLC) que antes traían de otros países tales como los Estados Unidos; esta dinámica apenas comienza y sin duda alguna ratifica la turbulencia de los mercados internacionales.

Ahora bien, teniendo en cuenta que Canadá hace parte del grupo de las economías desarrolladas generando el 2,6% del PIB mundial y ofreciendo un mercado con un alto poder adquisitivo con un ingreso per cápita de $39.600 dólares americanos (casi cinco veces mayor que el colombiano), es un mercado para productos y servicios colombianos que ofrezcan óptimas condiciones de calidad, innovación y capacidad de adaptación.

Si bien es cierto es un mercado que en tamaño es menor al colombiano, por sus características climáticas, geográficas y culturales, exige un alto nivel de estudio y comprensión. En este sentido (sólo por nombrar tres de ellas) el invierno y la nieve como condición climática, las distancias entre ciudades principales como condición geográfica, y la convivencia entre la cultura inglesa y la francesa como condición cultural, deben ser tenidas en cuenta en todo proceso de internacionalización de las empresas colombianas que le apunten al mercado canadiense.

En respuesta a estas exigencias, los exportadores colombianos deberán identificar oportunidades y prepararse de manera tal, que les permita competir en dicho mercado. Por ejemplo, pensar en la posibilidad de exportar productos como la sal, para que sea utilizada por el gobierno canadiense en el mantenimiento de las vías en el invierno; desarrollar empaques especiales que disminuyan el costo del transporte y mantengan la calidad de productos perecederos como las flores, no solamente entre Colombia y Canadá, sino entre los puertos y las diferentes ciudades de destino; y, adaptar las etiquetas de productos alimenticios y confitería a base de frutas y azúcar, dependiendo del idioma que se hable en cada provincia. En Montreal, provincia de Quebec, se debe tener especial cuidado, por ser una ciudad bilingüe, en inglés y francés.

Finalmente, y como podemos observar, Canadá no es ajeno a las condiciones y recomendaciones que los exportadores del país, principalmente de la Región Caribe, deben seguir para lograr internacionalizar su empresa a través de productos y servicios competitivos; al contrario, es un destino exigente que si se logran aprovechar de la manera indicada las oportunidades de mercado que ofrece y las preferencias del TLC que se encuentra en vigencia, sin duda alguna se convertirá en un nuevo destino internacional para nuestros empresarios.

Por Mauricio Ortíz
mortiz@uninorte.edu.co