El Heraldo
Deportes

“Siempre quise quedarme a vivir en Barranquilla”: Juan Ramón 'La Bruja' Verón

Sofía Vercesi"Juan Ramón Verón reconoció que en su momento hizo todo lo posible para que su hijo, La Brujita, jugara en el Junior.

Aún conserva el mismo caminado paciente, calculador, de pasos cortos, casi en cuclillas, como si acariciara el suelo. Sus talones siempre se levantan inclinando su cuerpo hacia adelante, pareciera trastabillar. Su prominente nariz sobresale. Ya entiendo, no va a caer, nunca cayó, levita, como tomando impulso para alzar el vuelo sobre esas escobas delgadas con las que zigzagueaba y dejaba rivales regados, arrancando de izquierda o derecha con esa zurda precisa y hábil, con esa diestra también contundente. El balón era su pócima, La Bruja: Juan Ramón Verón.

“La única Bruja, la irrepetible”, así lo dice Juan Ramón, el ídolo rojiblanco por excelencia, en países donde el fútbol es una pasión que nace, se reproduce y se eterniza. En Argentina lo es para Estudiantes de La Plata, su primer amor eterno; en Colombia para su otra pasión, el orgullo de la Región Caribe, el Junior de Barranquilla.

Hoy, a sus 68 años, se encarga de la coordinación futbolística del club Pincharrata, como le dicen a Estudiantes. Es director de la escuela de técnicos Osvaldo Zubeldía, juega tenis por las noches y diariamente recorre las instalaciones del club.

Su mirada, siempre posicionada al infinito, recorre los dulces recuerdos que la sabiduría moldea con los años. No te pierde de vista, sus palabras son cortas, es sereno, como cuando salió campeón por primera vez en su país con el Pincha, o la primera de tres Libertadores que alzó en sus brazos, o cuando marcó el definitivo gol al Manchester United para coronarse campeón del mundo. Y la inolvidable gesta al echarse el equipo tiburón al hombro siendo jugador y técnico a la vez, acompañado de una camada de gladiadores que le dieron a la afición rojiblanca el primer título en 1977.

¿Cuáles eran sus expectativas al llegar a Junior?
No tenía muchas, quería salir de nuevo de la Argentina, regresaba de Grecia, no había escuchado mucho de Junior, pero a medida que conocía a la gente, al club, la afición, quería salir campeón.

¿Cómo se logró el contacto para llegar?
Alberto Polleti, amigo y luego empresario del fútbol, tenía contactos en Colombia. Me propuso el tema de Junior y me fui, a pesar de que tenía otras propuestas en el exterior.

Vivía en la calle 72 con 53, cerca del Romelio Martínez. ¿Qué es lo que más recuerda de su convivencia en la ciudad?
Sí, vivía en los Aparta Hoteles Eslait, a 6 cuadras de la cancha. Recuerdo que nos íbamos caminando a los entrenamientos, la gente, como siempre, muy cálida. Me gustaba la tranquilidad, el calor, ir a la playa.

¿Recuerda su primer partido con Junior?
Claro, fue contra el Cúcuta en Barranquilla, ganamos 2-0, uno lo hizo Silva Pacheco, que debe seguir viviendo allá, y el otro lo hice yo.

Reconstruyamos lo que usted vivía dentro del Romelio Martínez...
El ambiente que se vivía en el Romelio Martínez era algo sumamente especial, la cancha era muy pequeña para la cantidad de gente que tenía Barranquilla en ese momento. La gente se quedaba afuera, otros se asomaban para ver al equipo, no olvido el aliento que siempre nos daban, cantaban, era lindo ver cómo querían el equipo.

¿Por qué fue tan especial ese Junior?
Era un equipo muy ofensivo, jugábamos bien, nos gustaba hacerlo, teníamos al samario Alfredito Arango, con quien me comprendí muy bien; Ariel, el padre de Valenciano, todos de muy buen nivel.

Uno de los partidos más duros y claves fue el 1-0 contra Cali, ¿cómo fue el gol que usted le anotó?
Sí, ellos nos habían ganado en Cali 3-2 y los teníamos atrás, teníamos que ganarles. Fue de tiro libre, lo cobra Comesaña de un costado, el Cali quiso contrarrestar nuestro ataque y salen del área, nosotros también, pero yo venía desde atrás y le pego con la cabeza al palo izquierdo del arquero.

Se va el técnico, faltaban pocas fechas para terminar el campeonato y usted decide echarse el equipo al hombro. ¿Cómo llegaron a esa decisión?
Fuad Char me dice: “Juan, ¿te animas a dirigirlo o busco a otro técnico?”. Lo consulté con Zubeldía y Bilardo y los compañeros del equipo, coincidimos con que lo podía hacer.

¿Cuál fue el toque que le dio al equipo?
Hice dos cambios, saqué al Ringo Amaya y metí a Reyes para ganar más seguridad en el fondo, y a Valenciano por Aguilar, quien terminó siendo el goleador del hexagonal.

¿Puede describirnos esos momentos tensionantes que vivieron en Bogotá?
Imagínate siendo jugador y técnico. La gente en Barranquilla esperando el anhelado título, en Bogotá, y Millonarios cerca y jugaba en Cali. Sabíamos que si sacábamos un buen resultado definiríamos en casa contra Nacional. La presión era enorme, pero estábamos tranquilos. Recuerdo una anécdota con Aguilar, él me dice: ‘si hago dos goles no me vayas a sacar’, porque siempre lo sacaba en el segundo tiempo, y los hizo.

Pero terminó sacándolo...
(Risas) Tuve que hacerlo porque en el primer tiempo ganábamos 3-0, con dos de Aguilar y uno de Lorea, y Millonarios perdía por igual marcador. Éramos campeones y les dije que se quedaran atrás, que no se vayan adelante, tranquilos, que manejaran el partido, pero no recuerdo quién fue, pero no me hizo caso, salió y el equipo también, y Santa Fe nos marcó. Agarré, me saqué la ropa, vení Camilo, y entré a la cancha porque afuera no me escuchaban y los organicé desde adentro.

Termina el partido y usted decide no dar la vuelta en Bogotá, ¿por qué?
Algunos querían y les dije: no, vamos a Barranquilla, allá está la gente esperándonos, nos vamos, era el primer título, aunque había mucha gente de la Costa acompañándonos en Bogotá, pero la vuelta era allá, en casa.

¿Imaginaba el recibimiento que les tenían preparados?
Eso fue inimaginable, la fiesta, la gente en el aeropuerto, cuando nos acompañaron hasta la concentración donde nos quedamos, no los dejé ir porque faltaba un partido y después no regresaban (risas), duramos un montón de tiempo en el camión de bomberos, todo era música, tenían atragantado ese grito de campeón y por fin se desahogaron.

¿Qué era el maranguango de Verón?
(Risas) No sé, allá son muy especiales, no sé qué querían decir, como siempre se inventan cosas por cariño.

Pero se rumora que era alguna bebida especial que usted les daba a sus compañeros.
(Sonríe) No, el incentivo que tenían, que teníamos, era Junior y la gente.

Luego del título y las celebraciones vino la Libertadores, ¿por qué se fueron?
Si no se desarmaba ese equipo hubiésemos hecho una tremenda campaña en la Libertadores, nos vamos todos porque a Fuad Char le dio miedo porque al renovar el contrato de dos jugadores, creo que con Delménico y Solari, le pidieron mucha plata. Pensó, bueno, si ellos me pidieron esto, el resto ni hablar.

Además de lo que significa Junior, ¿qué lo mantiene ligado a Barranquilla?
La ciudad, el club, amigos, la gente costeña es muy especial, quise quedarme a vivir allá, pero cuando jugué en Cúcuta nació mi hija y no le fue bien con el clima, los médicos nos recomendaron sacarla del calor, pero me hubiese quedado allá, me sentía muy bien.

Por Óscar López Lobo
Especial para EL HERALDO

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.