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Nació para marcar goles. Sin duda. El destino de Carlos Bacca no era convertirse en pescador, cobrador de pasajes de bus, reparador de computadores o ingeniero industrial, actividades en las que incursionó durante algún tiempo mientras se encarrilaba en su verdadera misión en esta vida: el gol. Cada vez que Bacca entra a una cancha queda totalmente claro que es un profesional, un especialista, un magíster, un doctor de esa difícil facultad de romper redes en cualquier cancha, a cualquier hora y en cualquier condición (ver la trayectoria de Carlos Bacca).

En el frío o el calor, en la altura o a nivel del mar, en el estadio Lulio González o en el Santiago Bernabéu, con marca o libre, sin socios o acompañado, se las arregla para dar rienda suelta a ese grito que los aficionados mantienen en la garganta.

De rabona, como el que convirtió recientemente con el AC Milan, o con la canilla, como en la final que Junior le ganó a La Equidad, en 2010. Siempre (léase bien: S-I-E-M-P-R-E) está en modo gol. Nunca ha dejado de estampar su firma en las redes rivales. Su diluvio de goles no ha tenido ‘fenómenos del niño’, nada de racionamientos, ningún apagón. Con el Barranquilla FC o el Sevilla, con Minervén o Brujas, con la Selección Atlántico o la Selección Colombia. Ningún desafío le queda grande a este artillero made in Puerto Colombia.

Los hace difíciles y espectaculares, como el primero en la victoria del martes pasado ante Ecuador 3-1, en el cual ejecutó un giro sorpresivo y despachó un certero remate, o fáciles y sencillos, como el que James y Cuadrado le pusieron en bandeja de plata en ese mismo encuentro de la Eliminatoria en el Metropolitano.

'El gol es prácticamente de ellos, yo solo la tuve que tocar', dijo Bacca con esa humildad eterna que lo empuja a ayudar a sus paisanos en cada diciembre y a tener gestos de gratitud como traerles de Italia dos camisetas originales y autografiadas del AC Milan a los dos utileros del Junior, Luis Aguilera y Léider Frías.

Surgieron dudas y se asomaron algunas críticas después de sus tres primeros partidos de titular en la actual eliminatoria ante Perú y Argentina. Se alcanzó a decir, a pesar de que apenas estaba recibiendo una firme continuidad, que su chip goleador se averiaba con la casaca amarilla, que hacía falta Radamel Falcao García, que era injusto sentar a Jackson Martínez, que por qué no se probaba a alguien más, que esto, que lo otro.

Bacca, callado y humilde, comenzó a elevar su cuenta de anotaciones en su temporada de debut en Italia y volvió a enfocar las miradas en su nombre como la principal esperanza de gol del combinado patrio. Tachados Falcao, Jackson y Teófilo Gutiérrez, seleccionados habituales que han tenido un bajón, el porteño asumió la responsabilidad de liderar el ataque tricolor.

Y no hizo quedar mal al ‘Pibe’ Valderrama, quien anunció antes de los partidos ante bolivianos y ecuatorianos que 'la titular de Colombia debe ser Bacca y diez más'. En La Paz, justo en donde se estrenó con gol en la Selección, el 11 de agosto de 2010, cuando ‘Bolillo’ Gómez lo convocó por primera vez para un amistoso ante Bolivia, fue su bautizo como ‘killer’ en una competencia oficial con el equipo nacional. El mismo rival fue la víctima.

Y si aún quedaban reparos, Bacca se encargó de echarle arena con su doblete ante los ecuatorianos. 'He tenido paciencia, el profe (Pékerman) me dijo que tuviera tranquilidad, que la oportunidad se me iba a dar. Hoy estoy yo, mañana puede ser otro', comentó el atacante al final del juego que reconfirmó que ninguna camiseta le pesa.