Varias e importantes enseñanzas han quedado, como consecuencia del atropello del régimen venezolano a nuestros compatriotas en la frontera. Definitivamente, lo mejor es lo que sucede, por más duro e injusto que resulte. La verdad real salió a luz, en medio de semejante crisis humanitaria: si a alguien le quedaba duda sobre el grado de criminalidad del gobierno de Maduro y su brazo armado “el Cartel de los soles”, esos interrogantes han quedado saldados. La tiranía venezolana es capaz de cualquier cosa, para ocultar el rotundo fracaso de una revolución que literalmente acabó con el vecino país.

Por cuenta del desplazamiento forzado de nuestra gente, a manos de Maduro y su grupo mafioso, es claro que:

1. El gobierno venezolano incurrió en graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario. Razón les asiste al Procurador y al Fiscal: Maduro y su cúpula deben responder penalmente ante Corte Penal Internacional. A estas alturas, un crimen tan execrable es impresentable y debe ser castigado con toda la dureza que permita la ley. Lamentablemente, son pocas las opciones de éxito de dicha empresa jurídica: los antecedentes de procesos contra presidentes en ejercicio son una rareza, pero, de cualquier forma, hay que presentar la denuncia, para generar un precedente.

2. Estamos solos en el continente: los gobiernos de izquierda guardan un silencio cómplice, y los de centro miran hacia otro lado. No tenemos aliados, estamos rodeados de enemigos o, en el mejor de los casos, de falsos amigos.

3. De las cosas buenas que tenía para mostrar el gobierno Santos eran las relaciones exteriores: está visto que dicha política hizo agua. No hay tal diplomacia efectiva y contundente.

4. La izquierda colombiana es buena para criticar a la derecha, pero, cuando se trata del gobierno venezolano, llegan al extremo de cohonestar las infamias de Maduro contra nuestra propia gente. No produce rabia el mutismo de la izquierda, da dolor de patria.

5. Ernesto Samper es peor de lo que todos creíamos. Su cinismo no tiene límites, al igual que su agradecimiento y temor por Maduro: revivir un cadáver político absolutamente desprestigiado tiene su mérito, y Samper lo sabe.

6. Venezuela está mal económicamente, pero todavía quedan “petrodolares” para comprar apoyos. Mientras nuestro país presenta argumentos, los “rojitos” del régimen reparten plata.

7. El que hace alianzas con el diablo termina en el infierno: el presidente Santos se llenaba la boca hablando de su buena relación con Maduro. El sátrapa venezolano lo maltrata e insulta, y, además de eso, lo acusa de patrocinar de alguna forma su imaginario asesinato.

8. El apoyo de la guerrilla a los crímenes de Maduro genera mayor rechazo al proceso de paz y catapulta las aspiraciones de los candidatos uribistas para las elecciones de octubre. Maduro y la guerrilla son los mejores jefes de campaña del expresidente Álvaro Uribe.

9. Venezuela no puede seguir siendo garante del proceso de paz con las Farc: es imposible actuar con equilibrio, cuando se es juez y parte.

10. La elección de Clara López, en Bogotá, y la de otros dirigentes de izquierda, en el país, está enredada por cuenta de la alianza Maduro-guerrilla y demás dirigentes latinoamericanos de la misma tendencia ideológica: la gente ve con mucho temor que gobiernos de ese corte lleguen al poder.

11. La OEA hace años dejó de ser una institución respetable: hoy día no es más que un nido de burócratas que se acomodan a las circunstancias. Unasur es simplemente una caricatura.

Una Nación democrática no puede perder su dignidad, y mucho menos frente a una bandola de ignorantes como la de Maduro y sus secuaces. Es hora de mandarlos al carajo.

La ñapa: ¡Qué dolor la muerte de un inocente niño exiliado en el mar Egeo! Solo espero tener vida para ver al tirano de Siria, Bashar al Asad, pagando por todos sus crímenes.

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