La Ética, rama de la filosofía dedicada al estudio racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y la calidad de vida, necesita estar en la base de las sociedades, en sus miembros y en sus instituciones, en los profesionales y en sus gobernantes. Para desarrollar proyectos y leyes y, en general, tomar decisiones, se necesita tener como base estos conceptos.

En Colombia, un país lleno de leyes, un país llamado democrático, se han perdido los principios éticos y morales. La prueba: esa gran cantidad de dirigentes presos e investigados por actuaciones sin ética e inmorales, que se robaron la plata de la salud, la educación, y en general los recursos de los colombianos. Los que están presos son muchos menos de los que todavía ocupan posiciones distinguidas y continúan delinquiendo o engañando a todos con sus hipócritas actuaciones. A muchos de estos, el juicio de su conciencia no los dejará vivir, y el juicio que les espera después de la muerte no tendrá ningún defensor.

La salud, creada sobre unas bases éticas del respeto y el buen vivir, debe ser respetada, no solo por quienes tenemos la facultad que nos han dado el estudio, la investigación, el sacrificio y, en mi caso, Dios, de atender bajo principios éticos cualquier paciente, sin distingos de razas, religiones o situación económica. De ahí que, aun cuando con muchas dificultades, sigo trabajando en un hospital para la atención de pacientes con bajos o nulos recursos.

¿Qué estará pensando el gobierno actual, para tratar de aprobar una reforma de la salud que no llena los principios éticos y morales de humanidad, legalizando la entrega de los recursos en forma irregular a empresas y personas que han usufructuado, sin ningún merecimiento, los recursos de la salud, delinquiendo, delante de todo un pueblo necesitado? Claro, son estas empresas las que financian las campañas, casi la mitad de los senadores se retiró de la votación de la Reforma, y otros se declararon impedidos, para evitar que posteriormente fueran sancionados. ¿Será que es legal aprobar una Ley ordinaria, sin la aceptación por la Corte de la ley estatutaria, en donde se confunde un servicio público con un principio fundamental, ya aprobado en la Constitución?

Las asociaciones médicas rechazamos la nueva Reforma de la salud; como nunca antes, estamos unidos, asociación de internos y residentes, Asmedas, colegios médicos, academias, secretarías de salud, instituciones hospitalarias, por supuesto, los usuarios y demás componentes del sistema.

¿A quién le gustará ser atendido por especialistas formados en hospitales casi quebrados y sin bases académicas? ¿Cuál es la intención, si no la de una producción masiva que abarate la mano de obra, sacando del contexto a quienes tenemos que hacerlo, los docentes e investigadores? Se seguirán aprobando facultades de Medicina bajo la dirección de una EPS, formando médicos sin ética y sin moral, que atiendan pacientes a las tarifas que la mismas empresas coloquen, negando procedimientos urgentes y necesarios, solo por disminuir gastos y enriquecer sus ingresos. Por esa razón, las leyes deben contar siempre con el apoyo de quienes la hacen necesaria, los usuarios del servicio y los trabajadores de la salud. La ley sin ética y sin moral no vale la pena. El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado. Decía Platón que la democracia sin ética no existe. La salud sin ética, tampoco.

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@49villanueva