Nos pusieron a escribir adelantados en esta Semana Mayor y me tocó enviar esta columna el miércoles pasado cuando no sabíamos si la paz se firmaba o no precisamente ese día. Todo parece indicar que por diversas razones, no se cumplirá con el plazo previsto. Faltan acuerdos en cositas como la pena a pagar ( justicia transicional), la dejación de armas, áreas especiales de concentración, participación en política...en fin pareciera que es excesivamente cierta la frase de que “nada está acordado mientras no esté todo acordado”. Otros temas parecen chuleados pero están lejos de ser satisfactorios para ninguna de las partes porque, ¿qué esperamos de la “operación de desminado” cuando limpiar un campo minado de solo una Ha, se demoró más de cuatro meses y costó mutilaciones y vidas entre los que participaron en la limpieza? Expertos en la materia consideran que se tardarían más de 60 años para limpiar al país de minas, ¿qué tal?

Las conversaciones con los otros grupos armados no avanzan y estos cogen fuerza de nuevo cada día, los cultivos de coca están llegando otra vez a las 160 mil has y la producción de polvo de coca se acerca a la de los años de mayor auge del producto en el país. Las posibilidades de que volvamos a ser un país de narcotraficantes son cada vez mayores y no es fácil evitar que los guerrilleros sigan participando en ese negocio.

Por otra parte la refrendación del proceso está en veremos al punto que ya Santos anunció con tristeza que si el plebiscito no era favorable pues se daría fin al proceso. Igual se manifestó en el sentido de disculparse con el aplazamiento del 23 afirmando, con mucha razón, que era preferible demorarse un tiempo más, dos años, antes que firmar un mal acuerdo.

En cada declaración de las partes, las señales son más preocupantes. Puede ser que las intenciones de lado y lado sean las mejores pero la forma de llegar a cumplir los buenos propósito cada vez más indican diferencias que parecen ser de forma pero que al final se están tirando el fondo. Es muy difícil ceder todo de un lado para que el otro reciba casi todo, las negociaciones entre partes medianamente igualadas son las mejores pero requieren tener objetivos parecidos, situación que no se presenta en La Habana. Han debido tener en cuenta que para hablar de conciliación no solo hay que firmar un documento de paz o decretar perdón y olvido cuando todos, incluidos los mismos pecadores, esperan que se tomen razonables medidas de castigo y que no impere la impunidad. Lo malo es que a estas alturas del partido habría que imponer acciones mínimas de parte del Gobierno y ya no estamos en condiciones de hacerlo.

Soy de los que creen que la paz debe darse venga como viniere pero el proceso inició tan mal y ha seguido siendo tan equivocado que lo lógico es que termine peor de lo que empezó. Hasta los guerrilleros necesitan una contraparte con pantalones que mantenga lo acordado y haga valer siquiera la impunidad que está prometiendo. Ojalá haya tiempo de rectificar. Paro los que entiendan de béisbol estamos al bate en la segunda del noveno con dos out sin hombres en base y no tenemos quien pegue un jonrón... ¿si nos vamos pa'extra innings, tenemos buenos relevistas?

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