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Nueve de diez conductores de taxi no se atreven a rodar por los Tres Postes de Barranquilla, en el suroriente de la ciudad. 'Esa es una zona bien roja, pa’ allá no llega nadie', es la consigna del gremio amarillo.

La explicación de su inminente negación no podría ser más clara. Tan solo en la primera semana de este año, Rebolo ha sido escenario de dos asesinatos. En 2016 fue el tercer barrio con mayor número de riñas, al registrar 74, y el segundo en homicidios de mayor ocurrencia en 2015, con 24 asesinatos, según el Sistema de Información Unificada, SIU.

Cada tarde, sin embargo, los gritos que se escuchan frente a las tres estructuras de cemento pintadas de azul, no corresponden al anuncio de un nuevo hurto, ni mucho menos de un muerto. Por lo menos este domingo, los habitantes de Rebolo cantaron '¡bingo!'.

En este juego, el premio mayor es una docena de huevos. De perderse algo de alguien, sería la posibilidad de un buen desayuno o la mitad de un almuerzo, pues las otras ganancias son paquetes de lentejas, fríjoles, arroz, azúcar y latas de atún.

Por tan solo $1.000, los habitantes reciben un cartón numerado y un pedazo de plastilina, que usan para tachar los números mencionados. De cantar bingo, además de granos, se llevan para la casa aguacates, litros de leche, pastas, galletas y sobres de café.

Mientas suena una champeta, Jhon, un niño de 13 años, recuerda que una vez ganó un 'tremendo premio'. Se trataba de un billete de $50.000, que llevó a su mamá como regalo.

'A veces uno no tiene para el desayuno y con este juego a asegura algo', explica Liliana Puertas, quien hoy organizó la actividad que tuvo lugar en la carrera 35B con calle 17.

Para Puertas, una ama de casa de 42 años, el bingo es incluso una forma de ganar dinero cuando 'hace falta', pues de $1.000 en $1.000, obtiene una ganancia de $50.000.

'Con eso uno se ayuda y por eso los bingos los hacen todas las vecinas', explica.