Buceo: una aventura para descubrir otro ‘planeta’ bajo el agua
La práctica recreativa puede durar entre 40 a 50 minutos. Quien desee sumergirse en ella deberá contar con conocimientos básicos de natación y estado físico.
Sumergirse en las profundidades del mar Caribe y descubrir en medio de la inmersión un mundo poco conocido por el ciudadano de a pie —que tiene un ecosistema marino rico en flora y fauna— es posible con la práctica del buceo.
Este deporte, que hace alusión al acto en que el ser humano se sumerge en cuerpos de agua, es definido por el buzo profesional Juan M. Guzmán (@jmdiving) como “tranquilo y de mucha relajación”. Agrega que, a nivel emocional, se convierte en una meditación activa, pues “rara vez se llevan los problemas de la superficie al fondo del mar”.
En cuanto a la parte física, en cada inmersión que oscile entre 40 o 50 minutos se logra quemar cerca de 300 calorías.
El experto advierte que es necesario llevar a cabo la actividad en compañía de un experto que cuente con una certificación, para así lograr un ambiente seguro. También es importante estar muy pendiente de ese acompañante y de controlar la ansiedad o el pánico que en algunos casos se genera en la profundidad.
Juan, que ha practicado esta actividad en San Andrés y Providencia, Cartagena, Santa Marta, Isla Gorgona y en el Santuario de Fauna y Flora de Malpelo, explica que quien lo realice de manera recreativa requerirá de un equipo compuesto por un tanque de aire comprimido. En el mercado se encuentran pequeños y grandes. Asimismo, generalmente contienen las mismas dimensiones, cantidad de libras de presión y pesan alrededor de 17 kilos. Adicionalmente se deberá sumar un regulador de presión que tenga varias etapas: la de respirar, la de emergencia, la de alta presión y la del dispositivo de control de flotabilidad.
Juan recalca que se debe contar con un computador de buceo, un reloj resistente al agua, a la sal y a la profundidad, más algunas herramientas como el cuchillo, que permite la liberación en caso de enredarse con algunas líneas. Además está el uso de una careta de vidrio templado, aletas para los pies que faciliten la propulsión bajo el agua y el traje de neopreno, que mantiene el calor corporal (bajo el agua se pierde 20 veces más el calor) y permite la protección frente a animales y rocas filosas.
“Cualquier persona puede cargar los diferentes tanques de aire comprimido siempre y cuando no tenga ningún tipo de lesión en la espalda o la columna (...) Cabe destacar que es esencial seguir un ritual antes de bajar a las profundidades. Este consta de verificar el flujo del aire y el peso para descender. Asimismo se debe revisar el chaleco y probar que las tiras estén bien sujetas”.
Añade que quien decida hacer la inmersión por primera vez debe contar con estado físico, saber nadar, además de tener las ganas de querer experimentarlo. Ahora, al sumergirse se debe seguir un protocolo que consiste en descender de manera vertical, con la tráquea del chaleco hacia arriba, soltando el aire poco a poco y mirando hacia dónde se va a caer para no hacerlo encima de algún animal o sobre algo que lastime, verificando el tiempo y compensando la presión de los oídos. Al estar sumergido se debe adaptar una posición horizontal que facilite el desplazamiento y permita que el consumo del aire sea mucho mejor.
Juan sintetiza en que vale la pena vivir esta experiencia y descubrir ese otro universo que está bajo el agua. “El buceo, también llamado submarinismo, te da incontables sensaciones de primeras veces porque aunque desciendas en un mismo sitio, cada momento será diferente”.
El buzo profesional Juan M. Guzmán resalta que es de suma importancia que el practicante de buceo tenga consciencia de que la respiración bajo el agua se debe realizar a través de la boca. A su vez, dice que en medio de la actividad nunca se deberá contener la respiración.