Taiwán, una experiencia turística y religiosa a un día de viaje
Una nación 13 horas adelante en el futuro con mucho por conocer.
Todo el encanto de la cultura china, pero sin restricciones al uso de Google o Facebook. Esa es una frase que define perfectamente a Taiwán, una nación, aunque no un Estado plenamente reconocido, 13 horas adelante en el futuro con mucho por conocer.
Antes de viajar, sepa que necesita visa para visitar Taiwán, por lo que deberá pedirla en la oficina comercial que tienen en Bogotá, y dado que hay que hacer escala en Estados Unidos, en Nueva York o Los Ángeles, también tendría que tener visa estadounidense. Una vez superado este paso, en la plataforma Despegar.com, los tiquetes para viajar el próximo mes (entre el 19 y el 25 de septiembre) están en US$1.374.
El vuelo dura un día completo y en cuanto baje del avión, lo primero que notará es que el clima de la isla de Formosa, hoy la República de China (Taiwán) es cálido, cerca de 30 grados centígrados todo el año, debido a su posición subtropical; y bastante húmedo, por lo que la recomendación es que llene su maleta de ropa ligera.
Sepa que en Taiwán la moneda son los dólares taiwaneses, y su cambio es de cerca de 30 de ellos por cada dólar. Para que se haga una idea de los precios, una botella de agua cuesta 20 dólares taiwaneses. En el comercio no reciben otra moneda, por lo que el cambio de divisas debe hacerlo en el aeropuerto o en el hotel, siendo tarifas casi idénticas.
Ya en Taipei, para hospedarse en la fecha antes indicada, usted puede disfrutar de toda la comodidad en hoteles como el Grand Hyatt, el Sheraton, el Regent, el Ambassador o el Shangri-La’s Far Eastern Plaza por precios que van desde los US$215 por noche.
Una vez haya dejado sus maletas, en la capital de Taiwán hay mucho por hacer: disfrute de la mejor colección del planeta de la cultura china en el Museo Nacional del Palacio, donde están todos aquellos objetos de la ciudad prohibida que huyeron de la Ciudad Prohibida, en pleno centro de Pekín, ante la II Guerra Mundial y la guerra civil que enfrentó China en la primera mitad del siglo pasado.
De la misma manera, si quiere empaparse de la historia de la isla, visite el monumento a Chiang Kai-shek, donde de manera gratuita podrá admirar el cambio de guardia del monumento. Si desea conocer algo de la historia empresarial taiwanesa, no deje de ver la destilería del whisky Kavalan, por unos US$50.
También, si quiere ver auténticos pandas, no hay otro sitio mejor que el zoológico, donde por apenas US$2, podrá tener un encuentro cercano con uno de esos osos. Si lo que usted quiere es conocer el que alguna vez fue el edificio más alto del mundo, no puede dejar de ir al Taipei 101 (hoy cuarto más alto del mundo) y subir en un ascensor que lo hará ascender cerca de 500 metros en menos de un minuto.
Para comprar, en el mismo Taipei 101 hay un centro comercial, aunque los precios de los productos y accesorios en los almacenes de grandes superficies y grandes marcas no son muy distintos a los que se ven en Colombia.
Para aprovechar los descuentos, debe ir a los diferentes mercados nocturnos de la ciudad, en donde podrá encontrar cualquier cosa que imagine, además de que podrá disfrutar de la gastronomía china con peculiaridades como el bubble tea, el jugo de caña de azúcar o el stinky tofu.
Finalmente, si lo que quiere del viaje es tener una experiencia más religiosa, puede visitar el templo de Confusio en Taipei o tomar el tren bala e ir hacia la ciudad de Kaohshiung, para visitar el monasterio Fo Guang Shang. Allí, según Hui Chuan, viceabad del lugar, la idea es enseñar los tres principios del budismo: “hacer cosas buenas, hablar bien de los demás y ser una persona bondadosa”.
*Servicio informativo La República
