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En la imagen, las manos sostienen el lazo rojo que representa la lucha contra el VIH, así como una muestra de sangre.
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En 35 años de lucha, bajan un 26% las muertes por sida

Según Onusida, los fallecimientos se redujeron, en los últimos cinco años, por el uso de antirretrovirales Mañana es el aniversario de los primeros casos de la enfermedad.

En 1981, cuando aparecieron los primeros cinco casos de una ‘extraña’ neumonía en Estados Unidos, la comunidad médica y científica no sabía que se trataba de sida y mucho menos que la enfermedad  incurable se transmitía por  medio del Virus de Inmunodeficiencia Humana –VIH–. Desde entonces, uno de los frentes de lucha han sido los laboratorios y el conocimiento generado  ha permitido que, 35 años después, las muertes se reduzcan un 26 % en el último lustro; pero el contagio sigue siendo un desafío a enfrentar.

La reducción en las muertes fue uno de los datos anunciados en el informe del Programa de Naciones Unidas para la Lucha contra el Sida –Onusida– entregado, el pasado 31 de mayo, en Nairobi. Según el reporte,  los índices de fallecimiento por la enfermedad se han reducido gracias a que 17 millones de personas de todo el mundo reciben tratamiento antirretroviral; sin embargo, el porcentaje de contagios apenas ha variado en los últimos años, y en 2015 se registraron 2,1 millones de trasmisiones.
Las estrategias que están diseñando desde el organismo internacional apuntan al propósito de acabar con la epidemia en 2030.

Historia 

Antes de que los esfuerzos científicos, médicos y gubernamentales tuvieran efecto sobre la pandemia, se vivió una etapa  en la que se desconocía por completo el virus.  

El 5 de junio de 1981 médicos del Centro de control de enfermedades de Atlanta, EE.UU., descubrieron que cinco jóvenes homosexuales presentaban una extraña neumonía que hasta entonces solo afectaba a personas inmunodepresivas.  Un mes más tarde fueron diagnosticados con cáncer de la piel 26 homosexuales y se comenzó a hablar del “cáncer gay”.

Natalia García, gerente de la farmacéutica GSK del Reino Unido, comenta que el panorama médico era de total desconcierto porque no se sabía nada de las consecuencias tanto a nivel inmunológico como de las infecciones oportunistas asociadas a esta enfermedad.

“Encontraron casos de infecciones que no se presentan en personas con un sistema inmunológico normal y también pacientes con enfermedades que ya no eran tan severas en la historia de la medicina”, explica García, y agrega que a partir de ahí empezaron los estudios médicos que detectaron la presencia de un virus en común.

Al año siguiente, en 1982, se dio nombre a la enfermedad, denominada Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, o sida. En 1983, un equipo francés logró aislar el virus y definieron que era transmitido por la sangre, las secreciones vaginales, la leche materna o el esperma. Los estudios identificaron la forma en que ataca el sistema inmunológico y deja expuesto al paciente a “infecciones oportunistas” como la tuberculosis, la neumonía, entre otras.

Durante los años 80, aunque se identificó el virus en los laboratorios, los casos y las muertes aumentaron de manera exponencial porque no existía ningún medicamento para tratar el cuadro infeccioso.

Guillermo Cervantes,  doctor en virología e inmunología de la Universidad del Norte, comenta que además de esta falencia,  la desinformación también colaboró a la expansión de la pandemia. El impacto social se reflejó en un rechazo social hacia las personas homosexuales, por el perfil de los primeros casos.

“Podríamos decir que los homosexuales fueron el chivo expiatorio porque se pensó que era una enfermedad solo de ese grupo. Por ese tema hubo una ‘cacería de brujas’ para apartar esas personas contaminadas con el virus”, relata  Cervantes.

En esa época se formó el tabú alrededor de la enfermedad, imaginarios sociales contra los que también han tenido que luchar las estrategias globales. Cervantes advierte que la desinformación es un factor de riesgo para el contagio.

Fases del VIH -Sida

 Natalia García comenta que uno de los puntos que es necesario aclarar sobre este tema es que el VIH desarrolla distintas fases una vez presentes en el organismo.

“Los primeros casos investigados ya estaban en la etapa o estadio de sida, que es cuando la enfermedad ha avanzado mucho, comprometiendo el sistema inmunológico y se manifiestan infecciones oportunistas e incluso cáncer”, explica la experta.

Las tres fases del virus en el paciente contagiado son tres: infección aguda, infección crónica –fase en la que es mayor el riesgo de propagación– y síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), descrito por García.

Medicamentos reducen las muertes 

Si bien no hay cura definitiva para esta infección, los medicamentos desarrollados contra el VIH, llamados antirretrovirales, pueden evitar que evolucione a sida y ayudan a las personas seropositivas (que tienen el virus) a mantener buena una calidad de vida.

El desarrollo de los medicamentos antirretrovirales es un factor determinante para conseguir la disminución de las muertes que señala la Onusida.  Según el doctor en virología e innumología, actualmente existen más de 35 fármacos diseñados para atacar el VIH en sus distintas fases de multiplicación.

“El primer medicamento usado fue zidovudina, que inicialmente fue usado como un fármaco para el tratamiento personas con cáncer, pero con muchos efectos secundarios, y se decontinuó. Investigaciones posteriores detectaron sus efectos favorables en los casos de VIH”, señala Cervantes, y agrega que luego de este primer antecedente fue posible expandir las opciones farmacológicas.

“Actualmente se ha llegado a reducir las dosis a través de medicamentos combinados que  atacan el virus en distintas fases ayudan a llevar la carga viral hasta la mínima expresión”, explica.

Según el reciente informe de Onusida, el gran logro hasta el momento es que 17 millones de personas tienen acceso a tratamiento antirretroviral en todo el mundo, lo que supera en dos millones el objetivo fijado por la ONU.

La cobertura del tratamiento contra el VIH aumentó a nivel global, especialmente en la región más afectada: el sur y este de África, donde el acceso a los antirretrovirales pasó del 24% en 2010 a un 54% en 2015, lo que ha posibilitado el tratamiento de más de 10 millones de personas.

Panorama en Colombia

Según los últimos reportes del Boletín epidemiológicos del Instituto Nacional de Salud, en lo que va de 2016 se han notificado al Sivigila (Sistema Nacional de Vigilancia de Salud Pública) 4. 513 casos, el 79,6% –que son 3. 591– pertenecen a reportes de VIH positivo; el 15,3% de la cifra –689 casos– corresponde a pacientes en etapa de sida. En las cifras también figura un  5,2%, que son las 233  muertes por sida que se han dado en lo que va del año.

La mayoría de los casos en el país provienen de Bogotá, Antioquia, Valle del Cauca, Barranquilla, Cartagena de Indias, Córdoba, Norte de Santander, Quindío, Santander y del departamento del Atlántico.

Otro dato importante que  arroja el boletín epidemiológico es que el 18,6% de los casos reportados se registran en el grupo de edad entre 25 y 29 años.

Para Natalia García, gerente de la farmacéutica GSK, Colombia sigue la tendencia mundial de reducción de las muertes  en los últimos 10 años. “Desde el uso de los tratamientos efectivos se ha visto una reducción en la mortalidad y la morbilidad. Son pacientes que se hospitalizan menos, tienen menos infecciones oportunistas y tienen mucho más tiempo con vida”.

Tanto en Colombia como en el mundo la lucha por acorralar el virus y disminuir los contagios sigue. Desde la ONU se emprenden las estrategias que implementarán los distintos gobiernos para lograr en 2030 un mundo sin VIH- sida, la gran meta global.

Investigación en Uninorte

En la Universidad del Norte se adelantan investigaciones que aportan a mejorar el panorama médico de los portadores del VIH. El doctor Guillermo Cervantes, experto en virología e inmunología, adelantó con un equipo de investigadores una caracterización del subtipo de VIH que es más frecuente en la región Caribe.

“El virus tiene la particularidad de ser muy mutable,  y por ello es muy difícil crear una vacuna definitiva. En el estudio encontramos una prevalencia del subtipo B, que también se ha identificado en otras zonas del país”, explica Cervantes, y agrega que en caso de que, a futuro, se desarrollen vacunas para cada subtipo de virus, esta información será útil para definir las acciones médicas necesarias.  

El equipo también está adelantando investigaciones que ayuden a mejorar la efectividad de los medicamentos antirretrovirales según las características genéticas de cada paciente. “Según las particularidades genéticas, el metabolismo puede variar influyendo en la eficacia de los tratamientos actuales”, señala el experto.

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