El Heraldo
Así se encuentra actualmente la fachada del Teatro Amira de la Rosa. Luis Felipe de la Hoz
Teatro

Recuperar el Amira, el mejor “regalo” para El Prado en sus 100 años

Desde la arquitectura, la cultura y las autoridades distritales, varias voces hablan de la intervención del Teatro Amira de la Rosa por parte del Banco de la República.

Este 9 de junio se anunció que el Banco de la República avanzará finalmente en la aplazada intervención del Teatro Amira de la Rosa.

La formulación de un Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) que estará a cargo de la firma especializada NVP, del arquitecto restaurador Néstor Vargas, llegará varios años después de que, en 2016, el Amira cerrara preventivamente sus puertas al público.

En ese entonces, un estudio preliminar reveló que la edificación presentaba fisuras y un “grado de deterioro” en su estructura física que demandaba “medidas reparativas de fondo”.

Una década atrás, en 2006, el Teatro había sido declarado Bien de Interés Cultural, por lo que toda intervención que se le realice al inmueble debe contar con la aprobación del Ministerio de Cultura.

De acuerdo con los avances publicados por el Banco, en 2018 se realizaron estudios de valoración patrimonial de la edificación con apoyo de la firma Arquitectos Restauradores S.A.S.

En 2019 se anunció que se efectuaría un análisis de “prefactibilidad financiera” del proyecto con miras a una futura intervención. En el segundo semestre de este mismo año, iniciaría la contratación de los diseños generales.

Este 2020, una semana después de anunciar la restauración de Se va el caimán, telón de boca pintado por Alejandro Obregón para la inauguración del Amira en 1982, el Banco reafirmó que correrá con los gastos de este proyecto, en el que espera considerar para su ejecución las voces del sector artístico local y la de los vecinos del Teatro.

Lo más insólito es que Barranquilla no tenga un teatro como lo tienen todas las ciudades del mundo, uno que sea municipal, o sea, de la comunidad, no de una entidad. Eso es importante para toda ciudad que quiera que la llamen ciudad

Empezar a trabajar

María Teresa Fernández, secretaria de Cultura, dijo al respecto: “El proceso de elaboración del PEMP es crucial para lo que será el nuevo Amira, así como el complejo cultural que esperamos dinamice esta zona de El Prado”.

“Por ahora lo que más nos entusiasma, y esperamos que suceda pronto, dentro de las medidas posibles debido a la situación actual, es que el equipo contratado por el Banco de la República pueda trasladarse a Barranquilla para empezar a trabajar”, añadió la funcionaria.

Un teatro municipal

Por su parte, el arquitecto Ignacio Consuegra, vicerrector de infraestructura de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, dijo: “El Teatro Municipal hay que conservarlo porque es parte de un movimiento de modernidad que hubo en Barranquilla y que tiene unos valores arquitectónicos, estructurales y de ingeniería”.

Señaló que una de las críticas que se podía hacer apunta a la necesidad de un teatro más grande, “pero ello no justifica que lo dejemos abandonado y sin recuperación. Entre otras cosas, porque ahora que El Prado cumple 100 años, podría ser el mejor regalo para la zona. Otro regalo sería restaurar Bellas Artes, que está abandonada”.

El arquitecto y restaurador se refirió también al olvido de las edificaciones patrimoniales. “El problema es que no tienen dolientes, no hay un sentido de pertenencia y las vamos dejando abandonadas. Lo peor para un bien patrimonial es abandonarlo”.

Consuegra participó de la tertulia que realizó EL HERALDO en 2019 en la que se abordó la crisis en torno al Amira de la Rosa. Al respecto, dijo que las apreciaciones en la reunión apuntaban a que “todos debemos contribuir a la recuperación del Teatro”.

“Lo más insólito es que Barranquilla no tenga un teatro como lo tienen todas las ciudades del mundo, uno que sea municipal, o sea, de la comunidad, no de una entidad. Eso es importante para toda ciudad que quiera que la llamen ciudad”, concluyó el arquitecto.

Recuperar lo perdido

Por otra parte, el investigador cultural Álvaro Suescún manifestó su preocupación de que sólo se mirara a este único escenario. “¿Por qué concentrarnos en uno solo sabiendo que tenemos otros tres o cuatro que apenas sí miramos, apenas sí utilizamos y convocan nuestras expectativas para la actividad cultural?”, se preguntó.

El investigador, que celebra que empiece a resolverse la situación del escenario, recordó que en los 50 años anteriores a la fundación del Amira “Barranquilla tuvo siempre espectáculos para mostrar, y la gente siempre asistió a esos espectáculos. Desde grandes compañías internacionales que por aquí pasaron a comienzos de siglo; aquí siempre hubo teatro, aunque faltaran escenarios”.

También dijo que cuando el Amira estaba abierto se presentaban grandes artistas en la ciudad. Pero “en Barranquilla la gente no suele acudir a los grandes espectáculos”.  “Cuando tengamos al Amira de la Rosa completo, ¿será que vamos a ir con esta tradición de abandono que tenemos los barranquilleros?”,  se preguntó.

Lo que dice el Banco de la República. En referencia al circuito cultural que pretende seguir propiciando el inmueble tras su intervención, el antropólogo Weildler Guerra, vocero del Banco encargado de informar sobre el proceso, dijo que las posibilidades son “múltiples”.

“Exposiciones, conciertos, eventos académicos y actividades relacionadas con la literatura, las artes y la arqueología”.

Esto se llevaría a cabo atendiendo la misión cultural que desarrolla el Banco e “interrelacionándose con las actividades de otros espacios culturales de la ciudad”, añadió Guerra.

Formación de público

Por su parte Nibaldo Castro, artista escénico y director de Cofradía Teatral, dijo que actualmente la cartografía de las salas de teatro se ha ampliado.

“Hay siete salas alternativas y un sin número de espacios culturales que propician las actividades de las artes escénicas y de las artes en general. Desde este panorama y para beneficio de la comunidad, la programación del Amira debería alimentar estas salas y viceversa, propiciando la formación, desarrollo y filiación de público”.

Añadió que es necesario un escenario “con todas la condiciones de infraestructura para las artes escénicas (tramoya, luces, bodega, sonido, altura) y con aforo de 200 a 300 personas, que permita a las compañías teatrales de la ciudad y terceros negociar con costos de alquiler más accesibles”.

También dijo que sería un “logro” que allí se ofrecieran espacios a los espectáculos de pequeño y mediano formato de la ciudad.

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