
Rechazo por la utilización del Museo Arqueológico de Sucre como bodega
Otras denuncias ciudadanas relacionadas con este sitio dan cuenta de la presencia de personas en carros de alta gama que llegan a buscar mercados.
La suerte del Museo Arqueológico Manuel Huertas Vergara, situado frente a la sede de la Gobernación de Sucre, no ha sido la mejor. Desde su construcción y puesta en funcionamiento ha sido utilizado para todos los fines y muy poco para la muestra y preservación de las piezas arqueológicas halladas en diversas poblaciones del departamento.
Denuncias de la ciudadanía dan cuenta que hasta competencias de canarios realizan en su interior, y en la actualidad opera como bodega para el almacenamiento de los mercados que fueron adquiridos en medio de la pandemia de la COVID-19.
El antropólogo sucreño de la Universidad de Antioquia, Luis Carlos Choperena Tous, quien ha estado al frente del hallazgo y preservación de piezas encontradas en este departamento, rechazó los usos que le han dado a los espacios del Museo, y a través de sus redes sociales y medios de comunicación hizo un pronunciamiento al que se le han unido muchos sucreños, en especial los relacionados con el mundo de la cultura.
Asegura Choperena que las más de 1.200 piezas arqueológicas que son el legado de nuestros antepasados, algunas de ellas con más de 5.000 años de antigüedad y que han sobrevivido a todo tipo de situaciones, conocidas y desconocidas: pandemias, guerras, catástrofes naturales (…) etc., hoy comparten ese espacio con productos no perecederos y de aseo.
Advierte además el profesional que estas piezas al igual que el edificio, con todo el esfuerzo de los más de 10 años que lleva intentando erguirse como Museo, están en peligro de perderse por un mal aún mayor, “la desidia e ignorancia de los dirigentes políticos y las autoridades culturales de Sucre, quienes sin ningún tipo de escrúpulos han permitido la utilización de la sala de exposición y otros espacios para almacenar y distribuir alimentos a personas que se han visto afectadas por la COVID – 19. Los alimentos se pueden almacenar y distribuir, sin tener que atentar contra el patrimonio arqueológico, simplemente haciéndolo en otro espacio”.
En criterio del antropólogo, no se pueden resolver los problemas del presente pasando por encima de la memoria histórica, porque “una vez superada la COVID-19 tendremos un detrimento innecesario de nuestro patrimonio, del cual no será posible reponernos, pues las piezas arqueológicas no se pueden reemplazar, sus fabricantes ya no existen”.
Y agrega que el patrimonio material de los pueblos, es tal vez lo único que se puede conservar de sociedades cuya tradición oral ha desaparecido. “En un escenario distópico, imagino que si por algún motivo, un virus acabara con nuestra especie sin previo aviso (mañana), la única forma que tendríamos de comunicarnos como especie, quizá de dar un mensaje a quien pudiera salvarse o renacer, serían los objetos de nuestra era, y de los sucreños se recordará que no existía el respeto por la memoria y sus enseñanzas; que nos adaptamos a los cambios inmediatos y a las necesidades de turno, pero que jamás supimos cabalgar proyectos a largo plazo”.
Cuestiona la poca labor que han tenido para con el Museo la Gobernación de Sucre y el Fondo Mixto de Cultura de Sucre, no solo en esta administración sino en las anteriores, desconociendo con ello el altísimo potencial arqueológico que se posee en estas tierras.
“Allí hay un gran potencial histórico que ha sido subestimado. Sucre tiene material suficiente para que el Museo Manuel Huertas cumpla su función social de memoria real. Un museo es un lugar tan sacro semejante al de una iglesia”, anota Choperena que en la actualidad trabaja en un proyecto para visibilizar las piezas encontradas en Los Palmitos hace cerca de 4 años.
Reacciones
Al pronunciamiento del arqueólogo sucreño también se han unido, a través de redes sociales, otras voces de rechazo como las del poeta, historiador y periodista Cristo García Tapia, quien se pregunta si en Sucre o en Sincelejo no hay bodegas dónde guardar esos mercados, y cree él, que el gobernador Héctor Espinosa Oliver no esté enterado de que esos mercados se encuentren en el Museo.
“Esta ocupación no es simple ocurrencia de primera mano. Y más bien sí una estrategia para “desaparecer” cuanto tenga que ver con nuestra identidad cultural y todas aquellas manifestaciones capaces de reafirmarla y asumirla”.
Por su parte el artista Aldo Hollman asegura que “tristemente este espacio solo funcionó cuando organizamos ejercicios y encuentros desde el arte contemporáneo, al iniciar la serie de proyectos museales que plantearon de forma misteriosa se convirtió en una improvisación sin una museografía ni una curaduría especializada. Cuando los proyectos son proyectos misteriosos eso pasa y ese mismo misterio también lo lleva el proyecto del centro cultural en las oficinas del Fondo Mixto”.
El pintor Grimalddy dice que no ha vuelto al Museo Manuel Huertas Vergara porque ya no tiene vida. “Ese lugar funcionaba cuando se compartían momentos integrados por el arte visual, se vivían exposiciones de arte moderno y muchas cosas más”.
A su turno Ricardo Vergara dice que “necesitamos de un museo arqueológico, y si se dispuso que el Manuel Huertas Vergara fuera tal, lo mínimo que podemos hacer es, no solo preservar lo que a nivel arqueológico existe en él sino también velar por su fortalecimiento. Ojalá el actual gobierno se percate de esta anomalía y no quede convertido el museo en una bodega”.
Finalmente Humberto Bustos Fernández se muestra de acuerdo con el pronunciamiento del poeta Cristo García Tapia en que no es posible acondicionar un museo como un depósito de mercaderías y lo cataloga como un sacrilegio. “No se le ocurre a nadie que no sea un desvirolado. Un museo de la cultura Zenú, que hoy en los museos del mundo presenta la muestra más grandiosa recolectada en América precolombina, y la más fina por su orfebrería de filigrana, es un verdadero e insultante sacrilegio. El país de las aguas encantadas, donde floreció tal vez una de sus principales culturas agrícolas de la antigüedad, y de la cual Sincelejo es uno de sus nichos receptores, no puede darse la vergüenza de permitir tan deplorable atentado”.
De momento ni la Gobernación ni el Fondo Mixto de Cultura de Sucre se han pronunciado.