El Heraldo
Nidia no oculta su dolor al recordar todos los momentos que tuvo que vivir por este hecho. María Victoria Bustamante
Sucre

Nidia Velilla, la mujer que por ‘Beatriz’ pagó una condena que no le correspondía

En octubre de 2011 le habían notificado de su sentencia a 40 años de prisión por su presunta participación en la masacre de Chengue, en Ovejas.

Atrás dejó su pelo negro ondulado y su cara de tristeza para llegar a notificarse de la noticia que por 4.380 días anheló: su absolución.

En el Juzgado Único Especializado del Circuito de Sincelejo no la esperaba nadie, su llegada en ese momento fue repentina, pues como nunca antes no la habían citado, pero ella se presentó. No la conocieron, tuvo que decir: “Soy Nidia Velilla y vengo a notificarme”.

Las caras de asombro al ver aquel rostro feliz y con un nuevo look no se hicieron esperar y de inmediato la Secretaría del despacho procedió a la notificación. Eran las 10:35 de la mañana del jueves cuando Eduardo Matteu, el mismo que en octubre de 2011 la había notificado de su sentencia a 40 años de prisión por su presunta participación en la masacre de Chengue, en Ovejas, ocurrida el 17 de enero de 2001, procedió a realizar la corta, pero significativa diligencia.

Antes de firmar apareció en escena la juez y sin vacilar le pidió excusas a Nidia en nombre de la justicia.

Ella quedó en shock, dice que eso no se lo esperaba y aunque no fue esa la juez que la condenó en aquel entonces, dice que sintió un alivio más en su alma.

Firmó y mientras eso ocurría rememoró el momento en el que Matteu la fue a notificar y por poco es víctima de una agresión por parte de las demás reclusas que estaban con ella en el pabellón de mujeres de la cárcel La Vega, en Sincelejo, uno de los tres penales en los que estuvo presa 3 de 6 años.

Libertad provisional
Nidia al momento de la notificación en el juzgado. María Victoria Bustamante

Los otros 6 años en los que Nidia tuvo libertad provisional solo le sirvieron para estar al lado de su familia, del resto, dice, siguió en prisión porque no podía trabajar y menos recorrer largos trayectos para no exponerse a una nueva detención.

Sin embargo, en una ocasión tuvo que pasar ese mal rato porque la orden de captura, pese a su libertad provisional, siempre estuvo vigente. Por fortuna, asegura Nidia, a pesar de ser domingo solo estuvo 60 minutos detenida, ya que una llamada a la cárcel en Valledupar la sacó a la calle otra vez. Contó ese día, como tantos otros, con un ángel, pues la directora del penal, como nunca imaginó, estaba allí pintando su oficina y dio fe, a través de certificados, a los policías de un puesto de control que la habían detenido de que Nidia estaba libre.

La Corte le permite demostrar su inocencia

Fue el susto de su vida, y recordó el 16 de agosto de 2007 cuando siendo la 1:00 de la tarde y estando en la sede del DAS, en Barranquilla, fue privada por primera vez de la libertad, la que solo recobró, de manera provisional, el 21 de agosto de 2013 cuando la Corte Suprema de Justicia se pronunció sobre la sentencia del 27 de abril del año 2012 en la que el Tribunal Superior de Justicia de Sincelejo ratificó la sentencia de 40 años de prisión que el Juzgado Único Especializado del Circuito de Sincelejo había proferido en su contra.

En su momento, el 21 de agosto de 2013, la Sala de Casación Penal del máximo órgano de justicia de este país, con ponencia del magistrado Leonidas Bustos Martínez, resolvió casar la sentencia y decretar la nulidad de la actuación procesal seguida en contra de Nidia por los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado, hurto calificado agravado, desplazamiento forzado e incendio.

Para ese entonces Nidia, hoy de 40 años, recobra su libertad provisional estando en la Cárcel Judicial de Valledupar, pero empieza a recorrer un nuevo camino: el de demostrar que sí era inocente, que a Chengue lo conocía porque sus padres y ellos, sus 10 hijos, vivían en una finca de El Carmen de Bolívar, en el sector Arroyo de Venao, cercana a ese pueblo de Ovejas, y no porque la madrugada de aquel 17 de enero de 2001 ella hubiese llegado a pintar paredes con letreros alusivos a las Auc, algunos con aerosol y otros con la sangre de las 27 víctimas, todos hombres, que dejó esa incursión de 60 paramilitares que comandó alias Juancho Dique, pero que se planeó en la finca El Palmar, en San Onofre, y fue ordenada por el sanguinario Rodrigo Mercado Peluffo, alias Cadena.

Y mucho menos Nidia conocía a Chengue porque en la retirada de las Auc tras haber masacrado con mona a los pobladores en la plaza pública ella hubiese gritado, voz en cuello, que era la ‘Comandante Beatriz’ o ’la Doctora’.

Las versiones de los ‘paras’.
En las páginas de EL HERALDO, en su sede en Sincelejo, Nidia se refirió al retrato hablado. María Victoria Bustamante

Los paramilitares, esos a los que Nidia tropezó en la cárcel La Vega en una ocasión y sin temor alguno les gritó que estaba presa por su culpa, comparecieron en su segundo juicio –en el que no le violaron el debido proceso– para decir que ella no era la ‘Comandante Beatriz’.

En una ocasión EL HERALDO presenció una de esas diligencias en las que un desmovilizado estaba sentado al lado de ella sin saber de quién se trataba y viceversa.

La versión de ‘Juancho Dique’ al no reconocer a Nidia como la mujer que en el 2001 andaba con él por amor, fue la primera prueba fehaciente en el primer proceso para declararla inocente, pero eso no ocurrió. Tras la orden de la Corte Suprema de Justicia entonces llegaron en mayo de 2014 los testimonios de Yairsiño Meza, alias el Gato; de Emiro José Correa Viveros, alias Convivir, y de Manuel Contreras Baldovino, ‘Barretico’.

En esos largos 6 años de libertad provisional Nidia buscó empleo porque es una joven técnicamente preparada, cosa que hizo desde que llegó a Barranquilla, pero sus aspiraciones laborales quedaban frustradas cuando debía aperturar cuentas bancarias, allí todo el proceso se paralizaba. Tres veces tuvo que afrontar esta vergüenza y por eso decide seguir esperando en Dios por su absolución.

Cae la verdadera ‘Comandante BeatrIz’

Y en ese camino es cuando se produce en Córdoba en octubre de 2013 la captura de Shirly Luna Díaz, la verdadera ‘Comandante Beatríz’, la compañera sentimental en ese entonces de ‘Juancho Dique’ y quien dicho sea de paso sí se parece al retrato hablado con el que las autoridades buscaban a la única mujer que participó en la masacre de Chengue.

Mientras Nidia fue condenada a 40 años de prisión y pagó 6 de esos en 3 cárceles en Barranquilla, Sincelejo y Valledupar, la verdadera ‘Comandante Beatriz’, que es de San Onofre, técnica en criminalística y que acepta su participación en la masacre, es sentenciada a 5 años y 4 meses de cárcel en agosto de 2015 en calidad de coautora de los delitos de concierto para delinquir y desplazamiento forzado. Solo pagó 3 tras las rejas porque salió embarazada.

Hoy ella, al igual que Nidia, gozan de la libertad, pero esta última con el peso de haber perdido 6 años preciosos en los que tuvo que ver crecer a su única hija desde la prisión.

A su niña, hoy ya una joven de 17 años estudiante  universitaria, la dejó al cuidado de su esposo, Eduardo Enrique Ramírez, cuando tenía 6 años, y regresó con ella, del todo, en la adolescencia, a los 12. Recuerda que cuando ocurrió la masacre ella estaba embarazada de su hija y aun así la creyeron culpable.

“Vamos mami, vente con nosotros”, era la expresión que en cada visita le sacaba lágrimas a Nidia y la hacía sentir mucho más impotente. En ese estado de dolor permanecía hasta cuando recordaba que su “defensor, Dios”, estaba haciendo el trabajo de limpiar su nombre y buscarle su libertad.

Todos la daban culpable
Nidia en compañía de su abogado Mariano Salas. María Victoria Bustamante

Cuando Nidia es capturada nadie cree en su inocencia. En la sede del extinto DAS, incluso un hombre y una mujer, funcionarios de la entidad, se le acercaron para preguntarle por qué había hecho eso.

“No sabía de qué me hablaban, yo solo supe el por qué de mi captura un día después cuando me llevaron muchos documentos para firmar. Me creyeron responsable porque primero me preguntaron que si conocía Chengue, y como si lo conozco no mentí. Cuando supe que me echaban la culpa de la masacre no dejé de llorar porque por los medios de comunicación conocí la magnitud de esa tragedia”, narra Nidia.

Siempre supo que estaba metida en un gran problema por el hecho que le endilgaban, pero todo el tiempo confió en Dios y en que saldría a flote la verdad, que algún día esa tendría que brillar.

En febrero de 2019 el juzgado que la condenó por primera vez emitió un nuevo fallo en el que ella quedaba limpia porque por los años que llevan los hechos ocurridos, es decir, 18, lo que equivale a la mayoría de edad de un ciudadano, muchos de los delitos habían prescrito. Ese fallo no fue del agrado de Nidia, que sin vacilar y con la asesoría del abogado Miguel Mariano Salas, decide renunciar a ello e insta con esa decisión a la juez a seguirla investigando.

“Yo soy inocente y debía salir como inocente”, dice Nidia, para quien su anhelada absolución llegó a través de la sentencia del 29 de abril de 2019, pero de la que solo se enteró los primeros días de mayo. Conseguir los recursos para llegar de Barranquilla, donde reside, hacia Sincelejo a notificarse fue la tarea que inició desde que conoció del fallo y no tardó mucho en lograrlo.

Ahora no solo piensa en la deuda que el Estado tiene con ella y que por mucho que sea saldada no va a recuperar el tiempo que dejó de estar con su hija, sino en que las autoridades no demoren otros 6 o 12 años para dar de baja del sistema la orden de captura, y así ella volver a estar libre.

Mientras eso ocurre Nidia carga, como un documento más, el fallo absolutorio para mostrarlo cuando lo requieran, en especial en las entidades bancarias, porque su anhelo es empezar a trabajar en el área de mercadeo y ventas en la que se formó a pulso propio, trabajando en Barranquilla como niñera.

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