
Murió la coautora del himno de Sucre y escritora del libro ‘Círculo en llamas’
El viento se llevó a Elvia Chadid Jattin.
Elvia Chadid Jattin era una flor que a pesar de que murió a mediodía de ayer nunca se marchitará porque su olor a Sabana seguirá en el imaginario de la cultura sucreña. A la mujer, de 85 años, una afección respiratoria acabó con su vida en su casa ubicada en el barrio La Ford.
Dejó un legado tan extenso compuesto por letras de canciones, escritura de libros y poemas, y formación musical en la Escuela de Bellas Artes, entre otras cosas más. Pero sin duda una de sus obras maestras fue ser coautora del himno de Sucre, junto a su hermano Fortunato Chadid.
Nació el 17 de septiembre de 1933 y desde pequeña mostró actitudes artísticas lo que la hizo una artista prematura que se adelantó a su época por su irreverencia y muy marcada personalidad.

El gestor cultural e historiador, Julio César Pereira, la recuerda como una mujer afable que tenía buen sentido del humor y una capacidad creativa envidiable.
“Era dada a todo el mundo. Me agradaba su gran amor por los más necesitados y el cariño que profesaba por Sucre”, expresó Pereira.
Su sepelio se realizará después de la misa de las 3:30 de esta tarde en la Catedral San Francisco de Asís.
El escritor Frank Rodríguez Chávez también conoció a Elvia y la definió como una mujer muy particular.
“Elvia era, ante todo, cantante. Tenía un estilo muy peculiar, muy particular, muy singular. Era muy propia, muy genuina. Además, era una gran compositora”, adujo.
Fue la escritora de los libros De lo profundo a lo alto, Colombia estás en la olla; Hola, Camarada, y el más reciente Círculo en Llamas, publicado en 2014. Se le recuerda por las canciones Un día, que le grabó Alci Acosta, al igual que Culé Culá, Cuidado con la muchacha, La culebra cabezona, Fiesta en Cartagena y Soy sabanero, entre otras más.
Se le cuentan unas 150 canciones, que fueron grabadas por los Hermanos Martelo, Los Astros, Calixto Ochoa y Alfredo Gutiérrez, entre otros.
En su lado católico se le resalta ser fundadora del primer gran ministerio de música que existiese en Sucre llamado Jóvenes de Cristo.
Obtuvo el premio Nacional de Autores y Compositores en 1981 por el porro Soy Sabanero, e innumerables menciones honoríficas. En el mundo artístico era conocida como ‘Shadia de los Vientos’, seudónimo que daba cuenta de su personalidad: libre como mariposas.