Sucre

La llamada más temida en Sucre

EL HERALDO tuvo acceso a una conversación entre un comerciante y un comandante del Clan del Golfo, en la que lo obligan a desplazarse.

“Hombe, patrón. Yo veo que vinieron ciertos comerciantes y transportadores de los que cité. Todo el mundo vino esta mañana a las 8:00 a.m., la única persona con la que no di con su presencia fue de parte suya”. (Sic)

Así le reclamó Darío (como se presentó), un comandante de las “Autodefensas Gaitanistas Clan del Golfo”, a un comerciante en Ovejas, Sucre, que se rehusó a ir a una reunión citada por este grupo armado.

EL HERALDO tuvo acceso a un audio de una conversación telefónica en la que Darío le pide a este comerciante conseguir una caja con 20 municiones  9 m.m. o, de lo contrario, le ordena  “desocupar el departamento”.  

Suena el teléfono y en las zonas rurales de municipios de Sucre como Ovejas, San Onofre y Chalán y el corredor de la Alta Montaña, una respuesta puede representar la muerte. La voz del ‘Clan del Golfo’ a través del celular se convierte en la llamada más temida en el departamento sucreño. 

“Conozco a personas que llaman y le piden colaboración con medicamentos, con recursos, con uniformes, botas. Hacen llamadas para que apoyen las causas y colaboren. Sobre todo, esto está ocurriendo en la Alta Montaña, que los han citado a reuniones”, contó un líder social del Espacio Regional de Construcción de Paz.

Una fuente del territorio, que no quiso ser identificada, explicó que el patrón utilizado es llamar a comerciantes y a funcionarios públicos, en especial docentes, para citarlos y acordar una colaboración monetaria.

“Es obvio que cuando uno vivió tantas cosas en la guerra se aterra. La gente se aterra de estas llamadas”, expresó el profesor. 

La llamada

“Me gustaría dialogar con usted, pero personalmente. ¿Será posible que usted pudiera venir acá al corregimiento de Macayepo o a usted se le dificulta salir?”, siguió hablando Darío. 

“Lo siento, pero yo no puedo salir, yo estoy acá en Ovejas y yo de aquí no salgo y menos con esta pandemia”, le dijo el comerciante de manera tajante. 

Entonces Darío le indicó la orden que tenía: “La persona que el día de hoy sea negativo a nuestro llamado debe paralizar cualquier tipo de labores. Debe presentarse a dialogar conmigo personalmente para que de una buena manera acordemos y pueda seguir laborando”. 

La otra voz en el teléfono contestó: “Yo no estoy laborando, todo está cerrado hace tres meses”. 

Tras la negativa del comerciante de acudir a la reunión, quien se presentó como un comandante del Clan del Golfo le reiteró que debían verse y le recordó, como si  fuese un privilegio, agradecer que nunca antes le habían pedido una colaboración ni lo habían citado.

El comerciante bajó el tono y reconoció que nunca antes lo habían llamado, le dijo que lo esperaba en Ovejas. Pero Darío continúo con amenazas: “En este momento las órdenes no las está dando usted, las órdenes las doy yo y le he respetado a toda su familia”. 

Ante la amenaza el comerciante calló y escuchó atento la orden de uno de los comandantes de las Autodefensas Gaitanistas, que indicó que  iban a “proteger” a la gente en contra de una limpieza, de un plan pistola”. Anotó que le transmitiera el mensaje a su familia y a sus seres queridos para que después de las 10 de la noche nadie estuviera en la calle y, menos, consumiendo drogas. 

Pero sin dejar que el interlocutor respondiera, Darío remató: “Yo tengo una orden y es que usted debe venir a dialogar conmigo personalmente. Si usted no llega a ningún acuerdo, la siguiente orden es que vaya recogiendo sus cosas y las de su familia y me desocupe el departamento”. 

Sucre, un departamento de la Región Caribe, es uno de los seis menos extensos en el país. Tiene 26 municipios en total. Según cifras de Medicina Legal, se registraron 40 homicidios en 6 de los municipios sucreños en 2019. San Onofre es donde más muertes se han registrado, 28 en 2019. Pero la cifra ha ido aumentando desde 2012.

En estos 10.670 km² de extensión territorial la respuesta de las autoridades no parece ser la solución ante la amenaza. Por eso, el Clan del Golfo le indicó al comerciante que con “un aporte de contribución único y eficaz de por vida” nunca más lo volverían a molestar. 

El aporte que pedían era las 20 cajas de municiones.  “Todo el mundo nos ha venido apoyando, aquellas personas que no se presenten a nuestras reuniones es porque están apoyando a algún jíbaro para que venda droga o están involucrados en algo acá en el pueblo. Así que es mejor que me desocupe el departamento”. 

El comerciante se afanó en responder e insistió en que él no vende drogas y tampoco tiene idea de en dónde conseguir esas municiones. Incluso, como si le sirviera de salvoconducto, expresó rápidamente: “Al contrario, yo no estoy de acuerdo con eso. Ojalá nadie se manifieste en esos principios”. Ahí, la grabación terminó. 

Respuesta institucional

“Han dejado a los pobladores a la suerte en esos sitios de disputa territorial, donde hay presencia de bandas criminales que ejercen control social. Ellos (las autoridades) saben que (las autodefensas) están ahí, pero no hacen nada. ¿Por qué no los combaten, por qué no los capturan, por qué no se enfrentan con ellos?”, cuestionó una fuente que vive en la zona, que aseguró que se han presentado varios desplazamientos, aunque no registrados, ante las intimidaciones del Clan del Golfo y otras bandas criminales. 

Rodrigo Ramírez, un defensor de Derechos Humanos, denunció que los consejos de seguridad se han convertido en escenarios de riesgo. “Las mismas instituciones no garantizan la reserva de la denuncia. Eso hace que el acceso a la justicia también esté en crisis y conlleva a un riesgo contra la vida de quienes denuncian”.

Ramírez agregó: “En uno de esos espacios confidenciales denuncié que miembros de la Policía tenían vínculos con el grupo armado. El comandante dijo que era falso, pero la Defensoría me dio credibilidad. Pero después la misma Policía le dijo a los compañeros que me contaron su testimonio que por mi culpa ahora ellos estaban en riesgo”.

En el artículo ‘Los Montes de María: entre la fragilidad institucional y el regreso al pasado’, los profesores Amaranto Daniels Puello y Francisco Méndez Beltrán pusieron de presente que la comunidad señala “una débil presencia de la infantería de Marina en corregimientos como Chengue, Don Gabriel, la vereda Buenos Aires, en donde hace cuatro meses no hay patrullajes ni controles de la fuerza pública. A esto se le suma el retiro de la Casa Almirante de Chalán, lo cual crea una sensación de inseguridad en las comunidades”. 

Ante las amenazas, que no siempre son por teléfono, que en muchas ocasiones son presenciales con armas y fusiles en mano, la comunidad, en especial en zonas rurales de San Onofre, Chalán y Ovejas, está aterrada. “Nosotros estamos pegados a El Carmen de Bolívar y allá han sucedido muchas cosas. Se oía decir que iba a suceder lo mismo en Ovejas”, refirió el líder del Espacio Regional de Construcción de Paz. 

Así, ante la llamada más temida en Sucre y la visita armada que desearían no esperar, las puertas de las casas en Ovejas se cierran temprano. El pánico llena las bocinas y mientras que algunos se rehúsan a no asistir a reuniones, el arma está apuntando a través de un teléfono. 

“No todas las llamadas son del Clan del Golfo, como dice el victimario”: Gaula Sucre

De acuerdo con el comandante del Gaula en Sucre, capitán Julián Alberto Cañas, en lo que va del 2020 se han recibido 56 denuncias sobre extorsiones. De las cuales, según investigaciones del Gaula y la Fiscalía General, muchas de estas llamadas son realizadas desde centros penitenciarios y no todas son realizadas por integrantes del Clan del Golfo, como se presenta el victimario. Se han registrado tres modalidades de extorsión: clásica, carcelaria y sexting.

“Esto genera una percepción de inseguridad en el departamento teniendo en cuenta que este actor criminal es el principal dinamizador de este delito en nuestro departamento”, expresó el capitán Cañas. De hecho, el comandante precisó que suelen intimidar a las víctimas y les cuestionan por la no asistencia a una supuesta reunión y después les exigen un aporte económico, radios de comunicación o de 10 a 20 cajas de municiones.

En este sentido, el Gaula de la Policía en Sucre ha realizado 64 conferencias, 140 jornadas de prevención y un curso antiextorsión y antisecuestro con el fin de también educar a la comunidad en lo relacionado con este delito. 

El capitán Cañas invitó a la comunidad sucreña a conservar la calma ante una llamada de estas, y a grabar la llamada o transcribirla. “No brinde información al extorsionista, no llegue a acuerdos económicos, informe oportunamente al Gaula de la Policía a través de la línea 165”, recomendó.

 

Comandante del Gaula en Sucre, capitán Julián Alberto Cañas. Cortesía
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