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Sucre

Emprendimiento en cuarentena: de vestidos de baño a prendas de bioseguridad

María del Rosario Gutiérrez de Piñeres, con su marca Agnimani, elabora no solo son trajes enterizos, sino también pantalones, chaquetas y tapabocas.

María del Rosario Gutiérrez de Piñeres despegó desde hace tres años con su proyecto de diseño de ropa, con una marca y un sello propio, y no con cualquier prenda sino vestidos de baño con telas especiales y hasta personalizadas.

En el mundo de la moda tanto nacional como internacional la marca Agnimani S.A.S ya era conocida y los pedidos con nuevos diseños y al gusto de los clientes estaban a la orden del día, pero llegó la pandemia y esta emprendedora dio el salto al diseño de prendas y complementos de bioseguridad, guardando la misma línea y estilo que traía.

Es así como desde su taller —que lo logró gracias a un proyecto de emprendimiento que ganó con el Fondo Emprender del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena)— que se sitúa en la ciudad de Corozal ha seguido con sus diseños y a su vez generando empleo en medio de esta pandemia mundial.

“No era posible estar en medio de una pandemia y no generar ingresos para las madres cabeza de hogar, y ese fue un motivo para dar este salto temporal y salir adelante”, anota María del Rosario.

El mes de julio ha sido, de momento, el de más producción de prendas de bioseguridad, que no solo son trajes enterizos, sino también pantalones, chaquetas y tapabocas para adultos y niños. En ese momento elaboraron 1.800 prendas que fueron solicitadas desde Barranquilla, y por lo que su planta de personal pasó de 4 a 10.

Semanalmente elaboran 25 prendas y como ya es una marca reconocida y con registro del Invima, los pedidos personalizados y hasta para empresas, en especial del sector salud, se han incrementado.

Las chaquetas con estampado digital elaboradas en Agnimani fueron las primeras que salieron al mercado a través de las plataformas digitales y tuvieron una gran aceptación, tanto que hay muchos artistas que se han sumado a este proyecto donde las prendas, de acuerdo con el diseño, tienen valores que oscilan entre los 50 mil y hasta 300 mil pesos y las ganancias son distribuidas entre todos, incluidos los artistas y el personal de producción.

“Nuestras prendas de bioseguridad además de arte están elaboradas en tela antimicrobial; mientras que nuestros vestidos de baño son en telas que tienen protección solar y un transporte de humedad, es decir, que no se ven mojadas. Nuestro fuerte o la clave es el estampado digital, y el concepto es la biodiversidad colombiana. Lo que nos interesa es mostrar Colombia en el exterior, es una pintura en movimiento, no es poner el estampado y ya sino generar un concepto, por eso siempre estamos de la mano con la creatividad para darle a nuestras prendas un toque original y personalizado”, dice la diseñadora de la Universidad Autónoma del Caribe que tiene 30 años y una hija de tres.

Actualmente, y por cuenta de la reapertura económica que ya se vive en Colombia, esta emprendedora estima que la producción se va a incrementar, pero no descarta volver a los diseños de sus vestidos de baño y que estos puedan ser combinados con las prendas (chaquetas) que ahora diseña.

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