El Heraldo
Sucre

Los Colón Ayala: un mismo dolor con sentimientos diferentes

Una pareja de esposos sucreños, que hace 14 años perdió a su hijo, quien fue presentado como ‘falso positivo’, ha perdonado a medias al  coronel Luis Borja.

Argemiro Colón Escobar y Vilma Inés Ayala comparten desde hace 40 años un mismo amor y un mismo techo en el municipio de Toluviejo, Sucre. Pero su extensa y cimentada relación, además de felicidad, unión y sonrisas, está llena de tonos grises, lágrimas y muerte. A los dos, desde hace 14 años, los embarga el dolor, la desdicha y los malos recuerdos por la trágica muerte de su hijo John Jairo, una de las 6.402 víctimas de ‘falsos positivos’ en el país. También hay perdón, pero a medias.

El muchacho, que en junio de 2007 tenía 21 años, era el hijo más amoroso de la casa, el que se desvivía por sus padres. Él consentido y echado para adelante. Y precisamente en ese afán por devengar un salario con el cual ayudar a sus viejos para ayudarlos a tener una mejor calidad de vida y dejaran de romperse tanto el lomo cayó en un  laberinto de trampas que lo condujo a la muerte . 

Jhon fue uno de los 11 jóvenes, entre los 16 y 25 años,  que por aquellos años ‘pescó’ la Fuerza de Tarea Conjunta de Sucre (FTCS) para presentar como bajas en combates con la guerrilla. Sus reclutadores, dos jóvenes de su misma tierra, recibieron por la traición la suma de $200 mil pesos.

Por su parte los militares, entre ellos el comandante de esa unidad, coronel Luis Fernando Borja Aristizábal, recibió de sus superiores las exaltaciones por obtener unos buenos resultados que con el paso de los años y el reclamo de justicia se le convirtieron en su peor pesadilla.

Una condena de 8 años de prisión, la separación de su hija por cuestiones de seguridad, el rechazo de una sociedad y de unas familias dolidas por su mal actuar y una carga en su alma lo llevaron a contar la verdad en busca del perdón para estar más tranquilo, pero sin olvidar que es un asesino, como él mismo lo reconoce.

Sus relatos, cargados de sinceridad, dolor y vergüenza, lograron que Argemiro Colón Escobar lo perdonara y se lo expresara en un encuentro privado que propició la Comisión de la Verdad tras 18 meses de trabajo intenso, pero Vilma Inés o ‘la Turca’, como la conocen en Toluviejo, no lo ha perdonado.

Ella, una mujer de sonrisa permanente, argumenta que aunque la vean sonreír, el dolor por la ausencia de Jhon lo lleva siempre por dentro. Por eso, por ahora, su alma es incapaz de perdonar. La desgarra el dolor por causa de que le hayan arrebatado a su retoño.

“Yo no me he podido reponer de la muerte de mi hijo. Él (coronel Borja) me saluda y yo lo saludo, pero de darle el perdón todavía no porque eso es un dolor que a uno nunca se le quita. Era un hijo que siempre estaba pendiente de nosotros. El dolor de madre siempre está en el corazón y con la muerte de mi hijo me arrancaron un pedazo de mi vida”, dijo ‘la Turca’.

Lo que sí agradece es que les haya contado la verdad de lo que pasó, que se haya responsabilizado de matar a muchachos sanos, como lo era su hijo.

Contrario a la postura de Vilma está la de su esposo Argemiro, que sin vacilar asegura haber perdonado al coronel Luis Fernando Borja Aristizábal.

“Yo lo perdoné porque de pronto él no quiso hacer las cosas, era un mandado también. Él me dijo que lo perdonara y yo lo perdoné”, anotó el padre de John Jairo que ahora siente una tranquilidad en su vida.

En la casa de los Colón Ayala el tema del perdón para el exoficial sí ha estado en el tapete, pero ella se ratifica en su postura, la misma que expresó públicamente la mañana del jueves 14 de octubre cuando el coronel (r) Luis Fernando Borja no solo reconoció y se responsabilizó de los atroces hechos, sino que también dejó en claro que los muchachos que ellos mataron no eran guerrilleros, no eran bandidos, no eran delincuentes.

El perdón de cuatro madres víctimas de ‘falsos positivos’

Al igual que Argemiro Colón Escobar hay otras madres de muchachos asesinados y tildados como guerrilleros o cuatreros en Toluviejo que decidieron darle el perdón al coronel (r) del Ejército Luis Fernando Borja Aristizábal.

Una de ellas es Leonor Rodríguez Paso, madre de Deyner José De Hoyos Rodríguez, y quien por estos días tiene un pesar más en su vida, pues hace escasos cuatro meses su esposo y padre de su hijo falleció.

Para Leoncho, como la llaman por cariño, tener frente a frente a quien se atribuye la muerte de su hijo ha sido algo  doloroso, y ella por ser una mujer que no le guarda rencor a nadie decidió perdonarlo.

“Lo perdono porque de todas maneras él también fue obligado”, dijo Leonor, quien para tomar esa decisión recordó las palabras que siempre dijo su mamá: “Si Jesucristo perdonó, ¿por qué no lo hacemos nosotros?”.

Leonor ha perdonado y con ello siente paz en su corazón y alivio en su alma porque con el reconocimiento del coronel se le ha limpiado el nombre a estos muchachos. Este momento que hoy afrontan ella lo imaginó, lo luchó y esperó con fe durante 14 años.

Deja en claro que a quien no perdona es a Róbinson Eustaquio Barboza Almanza, uno de los reclutadores.

“Él conocía a nuestros hijos, sabía quiénes eran, quiénes eran sus familias y a qué se dedicaban y no debió hacer eso”, indicó.

Por su parte, Idalides Pérez Mercado, la mamá de Luis Alberto Pérez Mercado, perdonó y tiene el consuelo de que su muchacho le dejó una hija que él no alcanzó a conocer, pero que según ella, es su vivo retrato.

“Yo lo perdoné porque son cosas que pasan en la vida. Le vi su cara y vi en él (coronel) y en sus palabras sinceridad y mucho arrepentimiento. Yo me he sentido aliviada porque nos contó la verdad y eso era lo que queríamos”, explicó la mujer..

Luis Alberto y su mamá trabajaban juntos sacando piedra caliza. Desde muy niño le había tocado trabajar porque su padre falleció.

Al igual que Idalides hay otra madre que tiene en su nieto el más vivo recuerdo de su hijo. Ella es Gilma María Jiménez Martínez, madre de Carlos Alberto Baleta.

Ella con mucho optimismo relata que la lucha emprendida hace 14 años por el buen nombre de sus hijos y de su pueblo se cumplió.

“Nosotros en mi familia perdonamos al coronel Borja Aristizábal porque es el único que se ha atrevido a decirnos la verdad y a pedirnos perdón”, dice Gilma, que ahora goza del amor de su nieto.

El otro perdón que recibió el coronel Borja llegó de labios de Florinda Isabel Benítez Gómez, una mujer de 73 años que hizo de madre, padre y abuela de Cristian Javier Vergara Ozuna.

El muchacho que para la época de los hechos tenía escasos 18 años se fue para un trabajo con la ilusión de salir adelante por sus propios medios porque su mamá lo había abandonado a los 15 días de nacido y su padre falleció cuando él tenía 7 años, pero desafortunadamente halló la muerte de una forma trágica y con un rótulo de subversivo.

“Yo lo perdoné porque no es sano tener rencor en el corazón”, puntualizó, agregando que espera que la verdad siga floreciendo.

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