‘Periodo de orgullo’: el ciclo que combate la pobreza menstrual del país
Este domingo se celebra el Día Mundial de la Higiene Menstrual y en Colombia existe una iniciativa que busca mejorar el acceso a productos de las personas menstruantes.
El estigma, exclusión y discriminación han estado vigentes en la vida de las mujeres sin importar el avance de los años.
Desde entonces, emprenden una incesante lucha que pretende erradicar la inequidad que aún es palpable en todas las esferas de la sociedad.
En medio de diversos escenarios en los que se hace presente esta desigualdad, la menstruación ocupa un lugar preocupante. Las personas que menstrúan también han sido discriminadas por llevar a cabo un ciclo que hace parte de su naturaleza y que cada 28 días aparece reflejando una serie de cambios que las prepara para un posible embarazo.
Haciendo alusión a la duración de este periodo, se escogió cada 28 de mayo como el Día Mundial de la Higiene Menstrual con el fin de eliminar la segregación, prejuicios y procurar el acceso a productos menstruales especialmente para niñas y mujeres en situación de pobreza extrema.
Y es que según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), una de cada dos mujeres de comunidades vulnerables vive en pobreza menstrual, por lo que el gasto en toallas higiénicas supera en un 48 % sus ingresos diarios. Es decir, cerca de 45 mil mujeres no utilizan productos para cuidar su higiene menstrual, por lo que se ven obligadas a usar telas, trapos, ropa vieja, medias, papel o servilletas.
Es por ello que desde 2022 WaterAid, una organización no gubernamental (ONG), impulsó la iniciativa llamada ‘Periodo de Orgullo’ en la comunidad de Tomarrazón, La Guajira, con el propósito de asegurar los derechos menstruales de las niñas y mujeres, y a su vez derribar los estigmas y tabúes en torno a este tema mediante la educación.
De esta manera, se pudo crear un estudio de costura único dedicado a combatir la pobreza menstrual a partir de la unión de tres generaciones de mujeres de Tomarrazón, quienes reavivaron la tradición casi olvidada de hacer sus propias toallas higiénicas, las cuales son reutilizables, lavables, biodegradables, hipoalergénicas y de secado rápido.
Es así como se crearon 2.400 compresas menstruales, totalmente reutilizables, hechas por 58 mujeres afros e indígenas, entre los 15 y 71 años, cuyo trabajo y liderazgo mejoró sus vidas y las de 1.200 mujeres más en su comunidad.
“Este propósito mayor de empoderar y dar herramientas eficientes a las mujeres de comunidades vulnerables para conocerse, cuidarse y decidir sobre su cuerpo hace sentido en un contexto en el cual la menstruación se ha instruido como un tema negativo y estigmatizado en las comunidades wayúu por generaciones”, dijo Natalia León, directora de WaterAid.
Confeccionando esperanza, valor y respeto. Así ha sido la cotidianidad de Jackeline Fuentes desde que la iniciativa llegó a su vida. A sus 18 años hablar de menstruación aún era un asunto restringido. Sus incógnitas no eran resueltas y relatar sus experiencias le generaba temor.
“Nunca pensé que algo que me diera tanta vergüenza hablar, hoy lo hable con tanta satisfacción y orgullo. Me da nostalgia ver que hoy somos mujeres transformadoras”.
Las servilletas, medias y trapos quedaron atrás, elementos que para la ginecóloga Martha Marrugo pueden crear alteraciones y desequilibrios entre bacterias y hongos. “Esto podría generar mayor riesgo de infecciones y por eso se diseñan toallas higiénicas que sean lo más natural posible”.
Es por ello que ahora Jackeline elabora compresas con telas impermeables y de algodón.
“Son muy efectivas. No permiten que la sangre se corra, son muy seguras. Una sangre que no tiene que ser un motivo de rechazo en la sociedad. Que tan grande fue germinar una semilla que ahora está dando frutos”.
Para la magíster en Economía María Esperanza Cuenca, la pobreza menstrual continúa siendo un tema de cuidado en el país, pese a que se presente con mayor frecuencia en las zonas rurales.
“Para las mujeres que vivimos en ciudad y estamos en ciertas condiciones económicas parecería extraño. Estas iniciativas que se están adoptando son muy importantes. Hay que tomar conciencia de las necesidades de un proceso natural donde desafortunadamente se desconocen algunas variables culturales”.
Dejar de entender este ciclo como algo “sucio” y empezar a tomar medidas en busca del bienestar de las mujeres es uno de los llamados. “Somos el 51 % de la población y hay que seguir educando en torno a esto”.
Durante el ciclo menstrual se manifiestan una serie de cambios que invitan a las mujeres a cuidar más su alimentación en esta etapa.
Por lo que, según la nutricionista y experta en salud hormonal María Laura Moreno, deben reforzarse los alimentos que aportan nutrientes.
“Estos se pueden ver disminuidos por el mismo estado fisiológico, por ejemplo anemia fisiológica leve y se deben aumentar alimentos ricos en hierro y los nutrientes que permitan absorberlos como la vitamina C”.
Además, resaltó que las hormonas en la mujer cumplen un papel protector del sistema cardiovascular y el óseo, por lo que en esta fase es necesario prestarle atención a la salud hormonal.
La psicóloga Vivian Tuirán Gutiérrez es consciente de que la menstruación ha sido uno de los mayores tabúes culturales en todo el mundo y a causa de ello las niñas viven sus primeras menstruaciones en contextos de silencio, discriminación y desinformación.
“Por esto se presenta la exposición de las niñas a empezar antes las relaciones sexuales, el aumento de la probabilidad de embarazo en la adolescencia, el incremento del riesgo de infecciones de trasmisión sexual, entre otros”.
Ante la necesidad de promover la eliminación de los estigmas socioculturales, la especialista decidió fundar el emprendimiento ‘Lola Menstruación Sostenible’, una oportunidad para cambiar la realidad de las personas menstruantes.
“Hablamos abiertamente sobre esta vivencia y fomentamos la educación menstrual, desde un enfoque biopsicosocial, además fabricamos productos amigables con el medioambiente”.
