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Paula, la joven tejedora que busca continuar con legado cultural de Aguadas

EL HERALDO estuvo presente en el pasado Festival Nacional del Pasillo Colombiano del municipio caldense, un sitio turístico que hay que visitar.

“Usted tiene que aprender a tejer porque eso le ayuda para que se compre sus cositas y para que pague sus gastos”. 

Con estas palabras la abuela de Paula Andrea Gómez Dávila logró que el corazón de su nieta se llenara de amor y motivación para seguir con el legado familiar y cultural.

El pasado 12, 13 y 14 de noviembre se celebró en Aguadas, municipio ubicado en el norte del departamento de Caldas, la décimo tercera edición del Festival Nacional del Pasillo Colombiano, en donde la joven de 17 años no perdió la oportunidad para demostrar su talento innato.

Paula Andrea fue la única de la categoría juvenil en atreverse a tejer un sombrero fino que la hizo merecedora de ganar y enorgullecer a sus familiares.

Paula reconoce su capacidad para diseñar sombreros y resalta la importancia de mantener la tradición.

Las palabras de la abuela no fueron en vano. 

“Empecé por ella, y luego yo me interesé demasiado y le dije a mi mamá que me lo perfeccionara porque toda la generación de mi familia han sido tejedoras”, dijo la joven, quien ya culminó sus estudios escolares.

“Me gustaría estudiar medicina, pero ahorita no he tenido la posibilidad, por el momento estoy dedicada a hacer sombreros mientras estoy con mis papás en la finca”, señaló en diálogo con EL HERALDO.

Paula vive a una hora de Aguadas, en la vereda llamada Mesones.

Desde el primer momento en el que se enteró de la convocatoria del concurso publicada por la Alcaldía de Aguadas, la joven tejedora aseguró: “Me animé a participar porque yo sé tejer y quería demostrar mi talento”.

Esta no es la primera vez que a Gómez le reconocen sus capacidades de elaborar un tejido. En el 2019, a la edad de 15 años, logró salir vencedora del reinado de Tejedorcitas Marianas.

Con su padre agricultor y su madre ama de casa y tejedora, su familia ha salido adelante como muchas personas en la región andina. El trabajo y la disciplina son los pilares de los aguadeños.

Paula Andrea lamenta que otros jóvenes no le den el valor a la tradición del pueblo.

“No todos tienen el interés debido a que hay mucha tecnología y no se interesan mucho por la tradición del pueblo”, señaló.

De igual forma, admitió que luchará para mantener el legado.

“Quiero que la generación de tejedoras continúe porque es la insignia del pueblo. No quiero que la tradición se acabe y quede en la historia”, recalcó.

Agudas: la ‘ciudad de las brumas’. Los ríos Arma y Cauca rodean a este municipio, por lo cual la temperatura de estos baja causando que el aire se condense y se genere neblina en la población.

Los sombreros representativos de Aguadas son elaborados con Palma de Iraca. El tiempo mínimo para su realización es de una semana.

El nombre de Aguadas surge del agradecimiento de los indígenas Coucuyes, quienes le decían a su ser superior: “Gracias Dios porque agua das”. 

El centro histórico de este territorio fue declarado como monumento nacional en 1982.

Cuando los turistas arriban a esta población una de las primeras cosas que se les dice es que busquen al famoso ‘Putas de Aguadas’, quien viste con sandalias, ruana, sombrero y deambula en las calles. Una vez las personas comienzan a conocer más acerca de la cultura y de la población se dan cuenta de que este personaje se encuentra en cada uno de los habitantes trabajadores y serviciales de este territorio.

La capital del pasillo colombiano. Año a año en Aguadas se celebra el Festival Nacional del Pasillo Colombiano, en homenaje a los hermanos Hernández, quienes se encargaron de llevar este ritmo andino alrededor del mundo.

En su décima tercera edición, los habitantes y los visitantes festejaron con desfiles, concursos y bailes.

Para José Otoniel Ortega Flores, quien llegó desde Pereira para disfrutar de las festividades, aseguró que va cada vez que tiene la oportunidad. “Es una tradición que debemos mantener”.

En compañía de su familia, y en especial de su hijo, expresó que “no hay que dejar que la costumbre se pierda, por eso siempre se lo inculco a mi niño el venir hasta aquí y honrar la tradición”.

Por su lado Lis Ávila Soto, bailarina de pasillo, de 21 años y quien desde los 11 inició con este arte, afirmó que  la danza “se da desde muy pequeño y cuando se trabaja y se nutre se puede participar en estos eventos”.

También recalcó que en esta nueva entrega el festival volvió con mucha más fuerza. “Estoy feliz de volver a presenciar estas fiestas”. Con entusiasmo y alegría Lis sentenció que siempre que pueda bailar en Aguadas lo hará con el mayor gusto y amor.

Si las personas deciden visitar a ‘la ciudad de las brumas’ no pueden irse sin antes conocer el pueblito viejo, el Alto de Monserrate, Museo del Sombrero y las distintas fincas que rodean el municipio en donde se realiza la recolección del café aguadeño.

Además de estos lugares, en este municipio también resalta el dulce típico denominado Pionono, el cual es un bizcocho horneado y está relleno de arequipe, brevas y bocadillo.

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