El Heraldo
A Ernesto McCausland Sojo lo inspiró todo lo que estaba a su alrededor. Cortesía Fundación Ernesto McCausland
Sociedad

McCausland, las historias del Caribe en sus letras

El reconocido periodista y escritor fue uno de los mejores cronistas de Colombia. Colegas recuerdan esta faceta a 10 años de su muerte.

El nombre de Ernesto McCausland Sojo tiene un sinónimo: ‘Crónica’. Este género periodístico hizo que el barranquillero se posicionara como uno de los mejores escritores y periodistas del país.

Sus letras fueron un retrato del Caribe. Desde crónicas judiciales, musicales, personajes famosos y desconocidos, McCausland no se limitaba a contar historias, pues lo primordial era dar a conocer esos relatos que muchas veces quedaban en el olvido.

Entre sus novelas publicadas se encuentran: Febrero escarlata y El alma del acordeón. Asimismo, publicó varios libros de sus crónicas y trabajos tales como: Las crónicas de McCausland, Victorias de la paz: diez historias de jóvenes que derrotaron la guerra Mensajes desde el azul.

‘El kínder de Olguita’. Durante su paso por esta Casa Editorial, en la que inició en 1982, coincidió con varios periodistas reconocidos y posicionados de la ciudad.

No obstante, el tiempo espacio lo ubicó en un momento crucial de la historia de EL HERALDO, en la que pudo compartir con un grupo de jóvenes periodistas que apenas se iniciaban en el oficio. Entre esos estaban Mauricio Vargas, Marco Schwartz y Roberto Pombo, entre otros, quienes juntos conformaron el ‘Kínder de Olguita’.

Este nombre se adoptó debido a la juventud de los mismos y porque, además, estuvieron bajo la tutela de la periodista Olga Emiliani, la “eterna decana” del periodismo Caribe y pieza fundamental en su formación.

Buscar las historias

Saber encontrar las historias, el dato clave de la misma y enganchar al lector, eran características que Ernesto McCausland tenía y sabía usar a su favor.

Jhon Jairo Junieles, periodista y escritor, aseguró que: “De Ernesto lo que siempre me gustó fue su pasión. Se acabó muchos zapatos buscando historias y muchas veces las historias llegaban a su encuentro”.

Asimismo, recordó una de las veces en que los relatos llegaron hasta Ernesto.

“Una vez nos vimos en las calles de Cartagena, nos pusimos a comer patacones y a conversar con la gente. Un hombre desconocido nos echó muchos chistes en pocos minutos. Todos nos reímos mucho. Después se despidió porque tenía que regresar a la cárcel, ya que estaba gozando de su primer permiso de salida en los 13 años que llevaba preso, debido a un homicidio. Se fue y Ernesto y yo nos quedamos fríos de la sorpresa”.

Asimismo, el escritor destacó: “Esa pasión de McCausland por las historias se notaba en los recursos de su prosa: sucesión de acciones, testimonios, descripción de personajes, y observaciones medidas. Una combinación perfecta para mantener la atención del lector”.

Escribir de lo cotidiano

El Caribe colombiano es uno de esos lugares en el mundo en el que la cotidianidad supera cualquier ficción.

Para el periodista Darío Patiño, McCausland “logró consolidarse como columnista de los temas cotidianos, en medio de un mercado cada vez más lleno de columnas políticas, económicas o de denuncia”.

Esto, acorde al también presentador, como un legado de Gabriel García Márquez y el recordado Grupo de Barranquilla. “Aprendió bien la lección de ellos. Escribir sobre cualquier cosa, -a veces pequeñas crónicas o esbozos de guión- pero escribiendo muy bien”.

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