El Heraldo
Orlando Amador.
Sociedad

Marianella Schembri: pinturas con trazos llenos de amor y servicio

En entrevista con EL HERALDO, la Administradora de Empresas y docente contó detalles de cómo descubrió el arte en su vida y, poco a poco, fue dejando de lado el mundo de los números. 

Apartarse de lo habitual. Eso hizo la Administradora de Empresas y docente de Matemáticas Marianella Schembri, quien se llenó de valentía para dar uno de los saltos más importantes de su vida, dedicarse al arte.

Su vinculación con el universo que comprende la magnificencia de los colores, las texturas y las formas no es reciente, pues en medio de la conversación con EL HERALDO recordó que al terminar su colegio una de sus opciones universitarias estuvo relacionada con la Arquitectura y el Diseño de Interiores.

Sin embargo, en ese momento la vida misma la guio por caminos distintos. En su paso de la juventud a la adultez, Marianella no solo adquirió conocimientos, sino que también forjó su carácter.

Y aunque su inicio en el mundo laboral estuvo relacionado con el tecnicismo, el cierre de la sede de la empresa para la que laboraba en ese momento la llevó en una supuesta accidentalidad a reconocer otra de sus pasiones. 

“Un día mi hermana, que es docente, me dice que necesitaban apoyo en el jardín del colegio y yo que estaba sin hacer nada dije: bueno, vamos a ir a ayudarla”. 

En lo que se refiere a los niños, Schembri consiguió destacarse, parecía que tenía un don asociado con la enseñanza, debido a que los menores le obedecían y entendían muy bien, por lo que le propusieron dictar clases.

Para ella la propuesta resultaba retadora, y aunque era consciente de que podía enseñar Matemáticas no quería hacerlo sin preparación especial en Docencia, por lo que hizo una especialización y maestría en Educación.

El tiempo pasó y Marianella sumó 20 años de experiencia docente, lapso en el que sin proponérselo empezó a entrar en contacto con el arte.

“Siempre estuve con los grados de primaria donde los niños son muy intuitivos y para lograr mantener su atención hay que mantenerlos en actividad.

Además que como a mí lo visual y lo manual siempre me interesó; entonces, mi excusa era ponerlos a hacer un maqueta para explorar desde las matemáticas y la geometría el arte”.

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“Puedo hacer lo que quiera”

Entrada la pandemia la vida de muchos se reconfiguró; adaptarse al ritmo de trabajo en casa y el estar en aislamiento permitió que Marianella se reencontrará con sus pasiones.

Una de las anécdotas más curiosas de la época del covid fue una peculiar conversación con sus hijos, que terminó convirtiéndose en una de sus frases de poder.

“En medio del encierro hice todo como loca, ejercicio, limpiar e incluso cocinar, nunca lo había hecho. Y recuerdo que mis hijos me dijeron: ¿Mami, entonces tú puedes cocinar? Y mi respuesta fue: ‘Yo puedo hacer todo lo que quiera’”.

Bajo esta premisa, la barranquillera comenzó a explorar las posibilidades de todo lo que era capaz de hacer.

“En una de esas miles de cosas que empecé a hacer en casa también estuvo la pintura. Un día quise hacerlo por hobby y terminó siendo mi nuevo propósito. Con la compañía de mi esposo que ha sido excepcional en mi vida y me patrocina en todo, arranqué a hacer unos trazos sobre lienzo que terminaron siendo mis primeros cuadros”.

Orlando Amador
Arte puro

Aunque la intención final de la ahora pintora estacionaria nunca fue vender sus obras, todos los que veían sus creaciones terminaban interesados en obtener sus cuadros.

“Esos primeros cuadros fueron un regalo que hice para mis hermanas, nosotras somos cuatro e hice uno en cada uno de sus colores favoritos. A ellas le gustaron, pero la sorpresa real es que a personas externas también le parecieron buenos y empezaron a encargarme”.

Así fue creciendo todo, ya dejó de pintar en el patio y se apoderó de otros espacios de la casa, para crear un ambiente que gira completamente en torno al arte.

Casi tres años después las creaciones de Marianella se han expuesto y vendido en gran parte de Colombia. Especialmente en ciudades como: Cartagena, Cali, Bogotá, Medellín y San Andrés.

De igual forma, esta gran demanda por sus pinturas ha desarrollado un compromiso en ella para continuar preparándose, por lo que pese a su miedo a los aviones, en los próximos meses viajará a Florencia, Italia, para estudiar formalmente Artes. 

Orlando Amador
Cadena de amor

Inspirada en la película Cadena de favores, y motivada por su eterno deseo de tener una fundación, Schembri puso en marcha una idea que le ha permitido servir a los demás.

‘Cadena de amor’ es una labor social que mes a mes, independientemente de que si ella vende o no un cuadro, reúne dinero entre familiares y amigos, y hasta de su propio a veces bolsillo realiza una donación de alimentos no perecederos para familias en condiciones de vulnerabilidad.

Estos alimentos los distribuye con los sacerdotes de las parroquias en Barranquilla, para que los entreguen a quienes consideren. La filosofía de esta iniciativa está basada en la necesidad de compartir siempre.

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