Sociedad

Los Mokaná a través de los ojos de un sabio invidente

Este martes se conmemoran 15 años del reconocimiento de la etnia Mokaná como pueblo indígena. Cristóbal Sandoval nos contó su historia.

Mientras el inclemente calor del verano penetra y no permite que se mueva ni una hoja del gran palo de mango que da sombra en su parcela, toma asiento en la mitad de su terraza. Acomoda su camisa medio abotonada y da inicio a su discurso.

Un desprendimiento de retina hace 36 años le arrebató su vista. Cristóbal Sandoval Meza, el “sabio del Cabildo” ve más allá de lo que puede tocar a su alrededor. Es analfabeta. Nunca estuvo en un plantel educativo, pero su particular habilidad de aprender rápido de manera experimental le da tal distinción de sabio.

El indio Mokaná vive en la vereda Montecristo en la parcela Rincón las Cayenas, zona rural del municipio de Malambo, Atlántico.

Tiene 70 años, y 12 hijos junto a su esposa Micaela, quien es su bastón, en toda la extensión de la palabra.

Cristóbal junto a su esposa Micaela en su vivienda en la vereda Montecristo.

Es miembro de esta etnia rural asentada en los municipios de Tubará, Malambo, Galapa, Puerto Colombia, Baranoa, Usiacurí y Piojó, en nuestro Departamento.

Su nombre es exaltado a propósito de la conmemoración de los 15 años del reconocimiento como pueblo indígena por parte del Ministerio del Interior el 25 de mayo de 2006. El gobernador del Cabildo Mokaná en Malambo, Roque Blanco recibió los honores en nombre de toda la comunidad.

Sandoval recorre su casa y sus alrededores con un andar pausado procurando no tropezar. Curioseando se ha encontrado yacimientos de vasijas tradicionales.

“Eso es un testimonio de que por aquí hubo rancherías indígenas. Los que estuvieron por acá eran propios de Malambo. Pero una ranchería no es igual a un resguardo. Por aquí anduvo una tribu Mokaná, se hacían llamar los ‘Indígenas del Valle’ hace unos 400 años”, indica el sabio que se autocalifica como una persona “inquieta y curiosa”.

Para el amerindio el verdadero valor de esta comunidad se la dan sus mismos miembros.

“Todas las etnias, así como la Mokaná, son importantes para el mundo entero porque nosotros los indígenas amamos mucho la naturaleza y la realidad de la Madre Tierra, lo que pasa es que los Estados de Gobierno no han tenido en cuenta eso, y han dejado perder muchos aportes valiosos para la región”, sostiene.

Con sus manos hizo una frutera en madera.

A pesar de su condición visual ha sido una persona trabajadora. Su avanzada edad ya lo limita de hacer algunas actividades físicas, sin embargo, aún cultiva. Siembra yuca, guandú, Zaragoza, frijol y maíz, a escasos metros de su morada.

En su casa, construida improvisadamente con madera, láminas de zinc, barro, concreto y otros materiales reciclados, el sabio de siete décadas tiene gallinas, polluelos y perros. También hay un criadero de cerdos a las afueras. 

El señor Cristóbal cuenta que trabaja de la mano con el Cabildo indígena para conservar y rescatar a la Madre Tierra, sea desde el simple hecho de plantar un árbol, hasta hacer una fuente hídrica.

Sandoval confiesa que no se acoplaría a la vida citadina. Su ambiente está alejado por completo de las “vanidades” y otros preceptos de la “sociedad consumista”. La tranquilidad es fundamental para el hombre de 70 años que “ve” la vida con otros ojos desde su ranchería.

Dentro de este grupo étnico es considerado como el máximo conocedor de plantas. Sabe de la existencia de más de 1.700 plantas medicinales. Habitantes aledaños a este sector recurren a sus servicios como curandero. Además, también ora a quienes llegan desesperados pidiendo “conectarse” con Dios para entregar culpas, cargas y ‘pagar’ mandas.

“Me molesta que me digan brujo”, expresa el indio Mokaná que reconoce que en más de una ocasión así lo han catalogado, y se siente ofendido.

Entre sus ideas propone declarar un “Día del Matarratón”, ya que aparte de ser una planta utilizada por sus múltiples beneficios medicinales, es común en las plantaciones de la región y “nos da oxígeno puro, porque recoge mucha contaminación que hay alrededor”.

Con sus manos ya cansadas ha hecho vasijas de barro, teje mochilas y talla en madera. No se cansa.

Los vecinos suelen acudir a Cristóbal para orar.

Cabildo indígena

La líder del Cabildo Indígena Mokaná en Malambo, Roquelina Blanco, se remonta al año 1120 a. C para hablar sobre este pueblo indígena, y hace referencia a que sus ancestros nunca desaparecieron, aún cuando la misma historia “los haya querido invisibilizar”.

Menciona que la Constitución colombiana de 1991 declara a los resguardos coloniales como tierras inembargables e indestructibles. En “ires y venires” con el Gobierno, se logró que en 2006 se reconocieran los derechos de esta etnia, sin embargo, Blanco reclama el desconocimiento propio de las entidades del Estado.

La Mokaná es la etnia representativa del departamento del Atlántico cuyos integrantes suman más de 33 mil. Por parte del Cabildo siguen emprendiendo otras luchas por la reivindicación de la comunidad indígena, una de ellas es la etnoeducación, ya que según la líder, en las instituciones del territorio menoscaban la existencia de la cultura Mokaná y “genera un perjuicio en la niñez”.

Por último, Blanco destaca el máximo aporte de los Mokaná a la región: la cultura. “Guardamos la esencia de lo que es realmente ese verdadero indígena y el origen del Atlántico”.

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