Sociedad

“No es la captura del pez, es la experiencia”: Fanáticos a la pesca

Entre amigos y familiares, este club encuentra en la pesca un momento de tranquilidad único al lado del mar.

Desde una embarcación o en la orilla del mar, el entusiasmo por vivir la experiencia es el mismo. Los integrantes del club ‘Fanáticos a la pesca’ se preparan para disfrutar de la paz que les transmite el ir y venir de las olas, acompañada de la posibilidad de capturar el pez soñado. 

Buzo y pantalón de secado rápido con protección UV, lentes de sol, zapatos resistentes al agua antideslizantes, caña de pescar, señuelos y carnada son los implementos que no pueden faltar. La misión, emprender una nueva aventura desde algún lugar de la Costa. Bocas de Ceniza, Salgar, Punta Roca, Santa Verónica, Palmarito, Coveñas o Rincón del Mar están dentro de sus puntos favoritos.

La incertidumbre de no saber si en esta ocasión un pez quedará atrapado en el anzuelo es una de las razones que los motiva. Sin embargo, esto no es lo más importante para el grupo, su verdadera pasión es vivir la experiencia y practicar la actividad, mucho más si es en familia.

Carlos y la pesca, más que un pasatiempo
El trabajo social también hace parte de sus actividades de pesca.

Con sus hijos, Carlos Castilla descubrió la pesca. Al visitar distintos puntos de la ciudad concluyó que era más seguro ir con otras personas que solo, por lo que empezó a convocar a más amantes de la actividad a través de las redes sociales. 

“En Barranquilla la pesca tiene mucha acogida, tan solo fue que yo pusiera en Facebook que necesitaba conocer amigos o amantes de la pesca y fueron saliendo inmediatamente.

Actualmente contamos con más de 5.000 personas en nuestras redes sociales, donde aparecemos como @fanaticosalapesca. El grupo con el que salimos a pescar lo conforman 42 integrantes”, dijo Carlos a EL HERALDO

Desde sus inicios, el grupo que frecuenta constantemente distintos lugares en contextos sociales desfavorecidos, como Bocas de Ceniza y la vía que comunica a Barranquilla con Santa Marta, decidió involucrarse en una labor de ayuda a los pobladores. 

“En Bocas de Ceniza, cada vez que se presentan situaciones perjudiciales por el fuerte invierno apoyamos a los lugareños con alimentos, ropa y hacemos actividades para recoger fondos. Hemos tenido mucha afinidad con los pescadores artesanales, ellos nos reciben de la mejor manera, nunca falta el vaso de café y compartimos desayunos. Son personas que no tienen mucho, pero comparten lo poco que tienen”.

En el grupo hay diversidad de integrantes, desde médicos, policías, locutores, abogados, hasta comerciantes independientes. Destacan que todos se han convertido en una gran familia. 

“Para nosotros la pesca significa esparcimiento, relajación, olvidarse de los problemas, compartir con tu hijo, darle una reflexión de que la pesca es un ejemplo claro de que las cosas se dan, no cuando nosotros queremos, sino cuando Dios ponga ese pez para capturarlo”. 

La captura “milagrosa” de Iván
Iván Escobar compartiendo junto a su hija. Hansel Vásquez

Iván Escobar es del Sur de Bolívar, vive hace 15 años en Barranquilla y hace parte del club pesquero desde 2019. El comerciante independiente es un apasionado por la pesca y afirma que al encontrar el grupo también halló “otra familia”. 

“Salir a pescar con el grupo es compartir con amigos, practicar la actividad, olvidarse de todos los problemas y aunque a veces no haya captura de peces, siempre uno termina contento porque trae una nueva experiencia”. 

Su gusto por pescar viene desde pequeño y al hacer parte de ‘Fanáticos a la pesca’, donde constantemente realizan integraciones entre familia, pretende inculcarles el mismo amor por el mar a sus hijos y esposa, haciéndolos parte activa de sus vivencias.

La anécdota más recordada para Iván fue la pesca “milagrosa” que logró: un sábalo de 50 kg. 

“Ese pez fue una bendición de Dios y también una promesa que le hice a él. Le dije que el día en que sacara el pez más grande lo repartiría entre mis compañeros y las personas de mi barrio, y así fue. Eso fue una emoción para todos y cuando llegué a la casa lo colgué en la entrada de la puerta para repartirlo”. 

Pescar los unió más como familia
Karen Parra y Cristian Cabrera.

Karen Parra Bohórquez es una de las barranquilleras que integra la cuota femenina del club pesquero. Inicialmente, su asistencia al grupo solo era por acompañar a su esposo Cristian Cabrera, pero cuando hizo su primer lance descubrió su amor escondido por la pesca.

La fascinación de la contadora pública por pescar se lo atribuye a la “adrenalina” que siente cada vez que se monta en una embarcación e inicia el recorrido por el mar Caribe.  

“Una anécdota es cuando estábamos en el Cabo de la Vela. Logré enganchar una barracuda y le di como 20 minutos de caña, pero después de que el pez estuviera en la lancha a mi esposo se le fue. Eso no lo olvidaré nunca, teniendo en cuenta que no es lo mismo la fuerza de un hombre a la de una mujer, casi lloro, pero fue una experiencia súper chévere”. 

Entre otras razones por las que a Karen le apasiona esta actividad es porque asegura que la pesca ha contribuido a su relación de pareja y los ha unido más en el núcleo familiar.

“Contribuye como pareja y como grupo familiar completo, nos da el espacio para compartir, cambiamos el ambiente, la rutina, nos relajamos y sacamos un espacio para los dos, pero también llevamos a nuestros hijos a las aventuras que son aquí en Barranquilla”.

Fondeo, la modalidad de Jorge Luis

Un jurel de 7 kg ha sido el mayor atrape de Jorge Luis Arcos. El barranquillero que reside en Soledad 2000 es integrante de ‘Fanáticos a la pesca’ hace cuatro años, pero amante de la actividad recreativa desde mucho tiempo atrás.

Cuenta que “siempre” le ha gusta pescar, pues es un momento de relajación, desestrés y tranquilidad.  Afirma que así como hay personas a las que les gusta el billar, el fútbol o el dominó, a él le gusta la pesca, específicamente la modalidad de fondeo. 

“A mí gusta la modalidad de fondeo, la de amanecida, porque el sol me desgasta mucho y en la noche hay más actividad, ya que la marea sube y al pez le gusta el agua fría. Sin embargo, es más peligroso porque le toca a uno meterse al agua”, advirtió.

Ahora lo acompañan sus hijas Susana y Franchezka Arcos, quienes lo animan a que logre su cometido: capturar un pez. Él, por su parte, le cuenta sus experiencias y les enseña principios básicos como la forma en que se pone la carnada en el anzuelo.

“Nos vamos como a la 1 de la tarde y a las 3 ya estamos pescando. Ya después, de 4 a 7 de la noche, hay un pique llamado spinning. En la noche hay un fondeo que ya es con pesas. Nos quedamos toda la noche, hacemos campamento y nos vamos uno o dos días. Allí hay unos lugareños que ya son amigos de nosotros, así que nos quieren bastante”.

Modalidades

El grupo practica la modalidad de ‘trolling’ (pesca al curricán o cacea), que es la que se hace desde embarcaciones. También la pesca de orilla, que se ejecuta con señuelo de goma, y la ‘surf casting’ o de fondo, que se practica con carnada.

Hay algunas formas de pescar antiecológicas que ‘Fanáticos a la pesca’ rechaza. “La pesca con dinamita es una práctica pesquera para aturdir o matar cardúmenes de peces para facilitar la captura y son cosas que no se deben hacer”, indicó Carlos Castilla. Añadió que la pesca con trasmallo también es antiecológica.

En su práctica se capturan peces sin importar su tamaño, lo que termina afectando la población de  peces y por ende el sustento alimenticio de comunidades que viven de la pesca.

Los riesgos de la pesca
Hansel Vásquez

Arturo Feria hace parte de ‘Fanáticos a la pesca’ hace tres años. Para él estar en el grupo ha sido “espectacular” y ha encontrado en ellos una familia más que tiene un sentido social muy marcado por los pescadores artesanales y sus familias. 

“Me encuentro muy orgulloso de estar aquí porque no solo es el ir a pescar, sino también el poder ayudar a muchas personas que lo necesitan como pescadores artesanales, que se dedican a la pesca en sí, pero tienen  muchas necesidades”. 

Entre las anécdotas que más recuerda el barranquillero es un accidente que tuvo y que no le impidió seguir pescando después de haberse recuperado. 

“Una vez se me enganchó un anzuelo en el cachete y mucha gente pensó que no pescaría más, pero es una pasión que lo motiva a uno a volver a hacerlo porque la idea es seguir capturando. Incluso cuando pasas por adversidades en este deporte lo vas amando más, todo eso pasa a un segundo plano”. 

Cuenta que a medida que van viviendo más momentos juntos como equipo, van superando las barreras del día y siempre le piden a Dios que los recompense con la pesca de un buen pez, aunque esto no sea lo más importante. 

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