El Heraldo
Jennifer Blanco
Sociedad

“En la exigencia también hay amor”, Carolina Buzón

En entrevista con EL HERALDO la ingeniera especialista en Patrimonio contó detalles de su vida y su proceso para formarse como orientadora educativa.

Aunque considera que hablar sobre sí misma es un reto casi que imposible de lograr, Carolina Buzón, ingeniera de profesión, pero férvida educadora pasional, destaca de sí misma su capacidad para perseverar.

A lo largo de sus 33 años las experiencias que ha acumulado son diversas, en sus propias palabras, Buzón asegura que la vida es un camino que hay que andar paso a paso.

Sin embargo, por encima de la necesidad natural y constante de crecer, también es una convencida de que las mejores cosas se toman su tiempo.

Desde niña Carolina se recuerda como una chica intrépida, pero respetuosa, tanto así que dice con orgullo que en el colegio la comentan como una chica muy bien portada.

Una chica bien portada

Su infancia transcurrió con normalidad, en su hogar las cosas andaban bien y cumplía de forma medianamente destacada en sus clases, hasta que un día, con tan solo doce años le llegó una oportunidad que sin duda le cambiaría la vida.

Su padre es Ingeniero Civil y su madre Contadora Pública, por ello, las matemáticas eran un área de estudio fundamental en casa.

Para el mismo tiempo la mamá de Carolina toma licencia de maternidad porque había quedado en embarazo su tercer bebé, otra niña, a la cual necesitaba dedicarle atención.

Por lo cual su mamá decide no ejercer la contaduría por un tiempo. Luego de tres meses ya requería de algo diferente a las labores del hogar, pero que aun así le permitiera compartir con sus hijas.

En la búsqueda de esa oportunidad aparece un modelo de educación complementaria que buscaba crear en los niños fortalezas en las habilidades para la vida, Kumon.

Esta franquicia de origen japonés resultó ser un espacio adecuado, en el cual la mamá de Carolina podía seguir sintiéndose útil fuera de su casa mientras compartía con sus hijas.

Este nuevo espacio recién llegaba a la ciudad de Barranquilla, y la unidad que manejaba la mamá de Carolina fue una de las primeras.

Jennifer Blanco
Orientadora en casa

Por la ventaja de ser ella la orientadora del programa, claramente sus hijas no se salvaron de hacer parte del proceso y fueron las primeras en estar matriculadas.

“El proceso de llegar Kumon (Método que desarrolla habilidades en Inglés, Español y Matemáticas) a la casa fue extraño y extremadamente imprevisto, y con este sucedieron muchísimas cosas igualmente extrañas. Si es verdad que comenzamos a compartir mucho más tiempo con mi mamá porque luego del colegio íbamos a la sede, pero también empezó a demandarnos más a nosotras”.

El proceso de combinar la educación del colegio con la complementación de las actividades en la unidad fue complejo. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que a Carolina se le comenzaran a asignar responsabilidades.

“En ese momento todo era muy nuevo, mi mamá era demasiado pragmática con nosotros, ella había sido preparada para ser orientadora del proceso, pero con nosotras, las hijas, ella sentía que debía exigirnos más y era un reto mayor”.

“No pasó mucho tiempo cuando mi hermana, la segunda, y yo que soy la mayor comenzamos a adquirir cierta habilidad, claramente, nosotras éramos un poco más grandes que los niños que asistían a la unidad y comenzamos a brindarles apoyo”.

Para Carolina el proceso fue muy interesante, porque la mitad del tiempo desarrollaba sus actividades como estudiante y la otra mitad como asistente de orientación.

“Esta combinación era un poco de una mezcla de todo, mi mamá me exigía como su hija, pero yo apoyaba el proceso de los otros niños y creo que ahí fue cuando comenzó a llamarme este tema de la educación”.

Además de ello, Buzón también confesó que había un interés económico detrás de su servicio, “A mí me parece muy interesante cuando los papás le enseñan a los hijos a ganarse las cosas, y mi mamá nos pagaba a mi hermana y a mí por lo que hacíamos, y eso es fascinante, porque entonces yo tenía para hacerme el blower, ir a las fiestas y salir con mis amigos”.

Sin embargo, para Carolina y su hermana uno de los mejores momentos ocurrió cuando lograron comprar su primera plancha para el cabello, porque la tenían a su entera disposición.

Jennifer Blanco
Se abrió un nuevo mundo

Carolina egresa del colegio, se hace Ingeniera Civil y luego de ejercer un par de años se encuentra desempleada por cuenta de la emergencia del Covid-19.

Ante la necesidad de generar ingresos recibe una llamada de su madre, quien le dice que se haga orientadora de una unidad que habia quedado disponible.

"Cuando mi mamá me llama y me lo dice yo lo dudé, sin embargo, me atreví porque no tenía más nada que hacer".

Para Buzón, el proceso ha sido satisfactorio y el crecimiento personal extraordinario.

“Este modelo en el cual también fui formada me enseñó el valor de esforzarme, de exigirme para construir mi propio futuro y es lo que intento hacer todos los días, yo amo la ingenieria, pero ahora, no me veo haciendo otra cosa que no sea apoyar a los niños en sus proceso de formación de habilidades para la vida, a ellos siempre les digo que en la exigencia también hay amor ".

A propósito de su compromiso, en el esquema de Kumón Carolina ha sido galardonada por los resultados individuales y grupales que han conseguido los niños de su unidad.

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