Medicina veterinaria: la lucha por el cuidado de animales
En el Día Internacional del Veterinario los expertos hablan sobre las oportunidades que tienen para desarrollar su profesión actualmente.
El 30 de abril se conoce en todo el mundo como el Día del Veterinario, una fecha que particularmente en Colombia se conmemora en el mes de mayo, para recordar el inicio de actividades de la Escuela Oficial Veterinaria, hecho que tuvo lugar el 10 de 1921.
Justamente, en el marco de la celebración de esta fecha internacional, expertos exponen los retos de su profesión de cara a las nuevas normas relacionadas con la tenencia de mascotas, entre otras actividades.
La veterinaria cada día cobra más relevancia. Lo cierto es que desde el origen de esta ciencia en la antigua Mesopotamia, dicha labor no recibe la connotación debida, puesto que ellos abordan un tema de responsabilidad social íntimamente relacionado al bienestar humano; no obstante, esa percepción está cambiando gracias a que en las casas de los colombianos cada día hay más mascotas.
Esta percepción es respaldada por algunos profesionales a nivel local, como el veterinario del Zoológico de Barranquilla Henrique Guimaraes Riva, y a nivel nacional por el médico veterinario perteneciente al Grupo BIOS, Ricardo Loaiza.
Ricardo Loaiza es el primero en abordar el contexto histórico de la veterinaria en el país al resaltar que los nombres de personajes como Claudio Vericel, discípulo de Louis Pasteur, quien fuera un médico veterinario que llegó a la nación en 1884 y cuya influencia trascendió al punto de procurar la fundación de la primera Escuela Oficial de Veterinaria en el país, la cual se convirtió casi un siglo más tarde en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia.
Loaiza también hace un recuento de cómo la historia de la agricultura está ligada al origen de su profesión, al igual que el pastoreo de ovejas o la crianza de porcinos, animales que son para el consumo humano. Esta situación favoreció el interés por parte de quienes se dedicaban a esta profesión, pues era necesario unos cuidados especiales para luego comercializarlos.
Los profesionales estaban encargados de analizar constantemente el estado físico de los ejemplares a su cargo, ya que de encontrarse en mal estado de salud era imperiosa su atención.
La perspectiva del cuidado animal, más allá del interés propio que despertaban respecto a la alimentación o empleo para labores, era básicamente que algunas de las dolencias y enfermedades que los cuidadores veían en los animales resultaban muy similares a las humanas y que inclusive estas podían ser tratadas.
A través del tiempo y también por la consideración dada a los animales en diversas culturas propició la evolución socioafectiva y la necesidad de que hubieran profesionales específicos para el cuidado de los animales domésticos, dando lugar a otro tipo de veterinaria más llegada a la que se conoce actualmente.
Para Henrique Guimaraes Riva, un brasilero que pasa sus días trabajando en el cuidado de los inquilinos del Zoológico de Barranquilla, comparte la idea de que la medicina veterinaria ha evolucionado mucho; sin embargo, aún hay falencias que superar y estas suelen notarse en el desconocimiento respecto a los servicios ecosistémicos que nos brinda la naturaleza, que es cuando ella misma se encarga de limpiar el ambiente, garantizando las condiciones necesarias para nuestra supervivencia en medio de una buena calidad de vida.
Entonces, el concepto de una salud que promueve la veterinaria y las bases morales son para que desde la humanidad se procure un equilibrio perfecto entre el reino animal y humano.
Según Guimaraes Rivas, es más que loable el hecho de que los animales adoptados como mascotas puedan gozar de salud preventiva; sin embargo, uno de sus sueños es que no solo las mascotas, sino los animales salvajes, también puedan gozar de estos beneficios por parte de entidades estatales, entiendo esto como una inversión necesaria para sostener el ecosistema nacional.
Laura Manga es una joven estudiante de Veterinaria que ya se encuentra realizando sus prácticas profesionales. Piensa que aquellas personas que quieran ejercer esta carrera deben sacrificar como cualquier médico, horas de estudio en la práctica que es verdaderamente donde se asimila la vocación. Reconoce que ya no es tan común la figura del veterinario como médico general, que se encargaba de todo, pero que aún se debe mejorar el número de especialistas en el país.
Para Ricardo Loaiza, otro asunto que debe cambiar es la idea de que el veterinario es el último recurso cuando deberían percibirlos como el aliado de las familias multiespecies, entendiendo que la mejor muestra de amor de una familia con los animales es prevenir sus enfermedades o sanarlos.
