Criptoarte ‘quillero’ con rostro femenino
La artista barranquillera Norella Magdaniels vende obras de autoría en NFT. Explica en qué consiste y cómo se conecta con coleccionistas de todo el mundo.
De entrada el olor a pintura que emana su pequeño y acogedor taller es inconfundible. Cuadros en tonos pastel y una enorme ventana que hace fresco el espacio conforman su lugar de trabajo. Este es el entorno que rodea a diario a Norella Magdaniels, una criptoartista barranquillera que busca conectar con el público a través de sus pinceladas.
La joven de 21 años hace más de seis se dedica al arte. La forma convencional de mostrarla había sido efectiva, “pero no suficiente”.
Hace mucho había escuchado sobre el criptoarte, pero nunca se interesó en él. Se preguntaba qué sentido tenía vender su arte con criptomonedas, cuál era la diferencia con el arte convencional, hasta que investigó, hizo relaciones y entendió en qué consistía ese concepto que ahora está en auge.
“Antes del criptoarte o los NFT (Not Fungible Token) era imposible decir que un archivo digital era de uno, porque estaba por todo el internet y no se podía identificar cuál era el original. Gracias a la blockchain se puede decir cuál archivo sí lo es”, dijo en conversación con EL HERALDO.
El arte digital, sin duda, está en su mejor momento. Hace unos años la tecnología blockchain está revolucionando el mercado, por ejemplo con las criptomonedas.
A través de esta herramienta es más fácil que se valoricen las creaciones de los artistas, es decir, da la posibilidad de una transacción con trazabilidad desde el momento en el que un usuario decide comprar una obra con criptomonedas.
El autor puede ver quién compró la obra, en qué tiempo lo hizo, en cuánto la compró y revendió, lo que a su vez implica que al creador digital le llegue una regalía de al menos un 10 % por cada movimiento.
“En este caso no hay un mediador. Usualmente los artistas tenemos galeristas que se encargan de venderlo y el coleccionista no tiene un acceso directo al artista, ahora con los NFT se puede tener un contacto directo P2P (persona a persona)”, explicó Norella.
A Singapur, Australia, Estados Unidos, Canadá, México y otros países del globo ha logrado llegar su criptoarte. A través de la plataforma Open Sea ella expone sus obras, donde son compradas por coleccionistas.
“Ha sido una experiencia preciosa no solo poder llevar mis obras al mundo físico, sino también al metaverso”, añadió.
Recientemente Magdaniels participó en la Bitcof en el Salvador, una de las conferencias del mundo cripto más importantes de la región. Su paso por ese escenario marcó su carrera, ya que subastó una de sus obras en 12 mil dólares.
El 70 % de las ganancias se destinaron a un hospital de niños con cáncer en este país.
Han sido muchos los viajes que la joven ha emprendido por lugares recónditos de Colombia buscando conocer, pero también conectar con otras personas y culturas.
En Barranquilla le gusta participar en espacios donde se apoya el talento local.
En 2020 estuvo en el Festival Internacional de Arte Urbano, Killart, y también aportó su creatividad en la elaboración de un muro ubicado en la calle 72 con Vía 40 llamado Héroes de la pandemia, y de otro que se encuentra en la carrera 50 con calle 46.
Adelantó que en este 2022 estará trabajando de la mano con artesanos del Departamento para que se conviertan en criptoartistas.
Norella agradece por su vena artística. Por ejemplo, desde pequeña el baile estuvo presente en su vida. También ver a su mamá haciendo bisutería, a su hermana diseñando prendas de vestir y a su otra hermana dibujando la hicieron sacar a flote sus talentos.
Cuando tenía 15 años empezó a dibujar cualquier tipo de objetos, solo por hobby. “Dibujaba lo que viera o copiaba dibujos, fue un acercamiento cero intencional, jamás dije que me dedicaría a esto”, recordó.
A los 17 años le surgió el interés de participar en ferias locales mostrando sus creaciones. En algún momento un entendido en la materia le dijo que sus obras “no transmitían nada”, y desde ese día quiso que su arte “contara algo”.
“Ahí ya entendí qué quería con el arte, fue un proceso de ver cómo contaba las cosas. Por mucho tiempo me presioné por intentar buscar mi estilo, pero cuando dejé de hacerlo todo fluyó”.
Estudió Diseño Gráfico en la Universidad del Norte, y aunque solo una parte de los conocimientos que adquirió los está explotando, en la actualidad dice que su “plan A, B y C” es el arte.
Con el tiempo encontró los colores que identifican su trabajo: los tonos pastel. Asimismo, la forma cómo cuenta sus emociones y sentimientos.
Su manifiesto es: “Arranco cabezas para llegar directamente al corazón”. “Ese es mi deseo de querer llegar a la vulnerabilidad de las personas. Arrancar la cabeza para mí significa arrancar el ego para llegar al corazón de las personas y que desde ahí se conecten con mi arte”, detalló.
Ha hecho desde portadas de álbumes de reguetón con artistas locales como Deko y Beéle, hasta murales gigantes que adornan las calles de la ciudad. Su expectativa es seguir creciendo profesional y personalmente, y retransmitir sus experiencias a los nuevos talentos que quieren pertenecer al mundo del criptoarte.
