Corales: especies clave para procesos de restauración en Atlántico
Tras varias exploraciones se confirmó la presencia de estas formaciones coralinas en aguas de Tubará. Están en óptimas condiciones pese al alto grado de sedimentación de la zona.
Las formaciones coralinas que se hallaron hace más de 15 años en el departamento del Atlántico vuelven a tener significación en la actualidad tras la confirmación de la permanencia de estas especies en ambientes que han sufrido transformaciones y los embates del cambio climático.
Conservación Internacional y la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) anunciaron que pese a las condiciones de alta sedimentación y contaminación fueron hallados en óptimo estado estos ecosistemas de corales en aguas de Tubará.
En el bajo explorado, de acuerdo con las autoridades ambientales, fueron identificados individuos de coral duro de las especies estrella, mostaza y estrella masiva, algunas especies de corales blandos como gorgonaceas y varias especies de erizos.
Si bien no puede determinarse aún la extensión de estas formaciones coralinas, se convierten, según los expertos en el tema, en el punto de partida para profundas investigaciones por el grado de sobrevivencia y resiliencia que presentaron estos corales, así como también podrían convertirse en determinantes en la recuperación de otras zonas del Atlántico.
“Los organismos de corales prestan valiosos servicios ecosistémicos a la infraestructura costera y a las comunidades, es por esto que para el departamento es una excelente noticia que tengamos la presencia de colonias de corales en buen estado, con una alta resistencia a la sedimentación, que podrían convertirse en ecosistemas determinantes para procesos de restauración no solo de la zona, sino del resto del país”, señaló Jesús León Insignares, director de la CRA.
Agregó que la presencia de corales en territorio atlanticense servirá para ejecutar e implementar acciones y programas para el manejo y protección de estos ecosistemas que sobrevivieron a una línea de costa caracterizada por tener un alto grado de sedimentación debido a su cercanía a la desembocadura del río Magdalena.
De acuerdo con Milena Marrugo, coordinadora continental proyecto Un Millón de Corales por Colombia, las exploraciones se realizaron saliendo de Puerto Velero hacia el sur, y los corales se encontraron en un bajo cercano a Playa Mendoza.
Manifestó que si bien ya se habían hecho registros anteriormente de corales en la costa del Atlántico por otros investigadores, lo importante en este momento es confirmar que estos aún se mantienen vivos a pesar de las condiciones “tan adversas que hay en el área y los impacto que ha sufrido la zona marina a través del tiempo”.
“Los corales encontrados tienen una alta resistencia, lo que los convierte en pieza clave para procesos de restauración”, dijo Marrugo, quien indicó que estos ecosistemas servirían para recuperar otras zonas devolviéndoles nuevamente esos servicios ecosistémicos a través de la restauración coralina.
“Si estas especies se replican, se microfragmentan o se llevan a otras zonas donde las condiciones no son tan adversas van a proliferar mejor (…) los corales son ecosistemas estratégicos en el medio marino, hábitats de muchos organismos, salacunas de peces y proveen diversos bienes y servicios ambientales a las comunidades, como lo son protección costera, alimento a través de la pesca y servicios de recreación y turismo”, precisó.
La autoridad ambiental confirmó que una vez disminuyan las lluvias y mejoren las condiciones de visibilidad, continuará explorando nuevos bajos a lo largo de la costa del departamento del Atlántico en la búsqueda de nuevas formaciones coralinas.
Octavio Galvis Cortés, biólogo marino y docente de la Universidad del Atlántico, destacó la importancia de la existencia de estos corales en el departamento del Atlántico por los múltiples beneficios que puede aportar a esta zona donde fueron encontrados y otras más que requieren de ayuda en la restauración.
“Es una situación muy sui géneris porque generalmente se había creído que los corales podían vivir solamente en aguas claras y con temperaturas bastante homogéneas en todo el año.
Sin embargo, en el Atlántico, que tiene generalmente aguas turbias, ha sido un gran hallazgo”, refirió.
El académico sostuvo que los corales son de gran importancia para mantener la biodiversidad a nivel de las aguas litorales, así como también juegan un papel en la captura de elementos nutritivos y microscópicos y en cierta forma son responsables de mantener unas aguas claras en donde hay presencia.
“Estos corales forman un ecosistema que genera una gran cantidad de materia que es entregada a otros organismos para su sobrevivencia. Es una de las zonas más diversas que tienen los ecosistemas marinos porque en ellos se encuentran una gran cantidad de organismos, desde los más primitivos hasta los más avanzados como los peces, reptiles y tortugas”, explicó.
Indicó que se hace necesaria la creación de un programa que involucre una búsqueda mucho más amplia e integral de estas especies y definir posteriormente su funcionalidad en todo el territorio.
De igual manera, entender cómo lograron sobrevivir a la sedimentación y otros factores críticos, qué tipos de corales hay, cuáles son sus características estructurales y morfológicas, así como su tasa de crecimiento para “poder generar una masa crítica abundante que permita recuperar un área”.
Para Hernando Sánchez, profesor e investigador de la Universidad Simón Bolívar, Ph.D. en Ciencias Naturales y director del CICMAR, las formaciones coralinas encontradas en el departamento ayudarán a resolver muchas de las preguntas relacionadas con las causas de la disminución de cobertura coralina y, dentro de un contexto de investigación más profunda, lograr recuperar y conservar algunas de esas especies en estos ecosistemas estratégicos para el desarrollo del Caribe colombiano.
Señaló que en las últimas décadas se observa una reducción cercana al 60 % de la cobertura coralina en todo el mundo y el Caribe no se escapa de esta problemática.
Indicó que especies específicas de coral como las “Acroporas” formadoras del 80 % de la masa arrecifal, vienen padeciendo desde finales de 1970 problemas asociados con los efectos del cambio climático y enfermedades virales que los han puesto bajo amenaza hasta el punto de reducir su cobertura en muchos sitios del Caribe por debajo del 10 %.
“Estas especies, acropora palmata y acropora cervicornis, se observan en las formaciones coralinas que se han desarrollado y se han mantenido saludables bajo severas condiciones ambientales en el departamento; por lo tanto, las hemos denominado formaciones coralinas resilientes. Estudiándolas detenidamente nos van a ayudar a entender como han logrado sobrevivir y aplicando este conocimiento podríamos lograr en el mejor de los casos el desarrollo, por ejemplo, de variedades más resistentes, dijo.
Manifestó que como primer paso se debe hacer un inventario de las formaciones de corales resilientes que se tienen en el departamento determinando su ubicación, qué especies las componen, su estado de salud y bajo qué parámetros fisicoquímicos se han desarrollado, entre otras cosas.
“Hasta el momento no contamos con estudios detallados de sus endobiomas o aspectos fisiológicos. Debemos plantear un programa colaborativo de investigación a corto, mediano y largo plazo sobre estos temas, reuniendo todos los recursos científicos que tengamos disponibles”, puntualizó el experto.
